Criaturas del bosque
Narrativa. En un p¨¢rrafo cualquiera de esta nueva novela de Jordi Soler (Veracruz, M¨¦xico, 1963, en plena selva, en una comunidad de republicanos catalanes) se lee: "Una runfla de exiliados, h¨ªbridos y ap¨¢tridas, ni espa?oles ni mexicanos..., entre los que me cuento yo". Yo, el Jordi Soler, que escribe en primera persona esta pesquisa, que arranca con unas primeras p¨¢ginas de impresionante fuerza narrativa, con unos soldados republicanos, heridos, abandonados, operados de una derrota inminente a pelo, sin cloroformo ni co?ac pele¨®n, y todo ello situado en una inv(f)ernal frontera, a un paso -quien lo logre- de atravesarla: los gendarmes y la playa-prisi¨®n de Argel¨¨s. Y el lector, piensa, como en el libro de Isaac Rosa: "?Otra maldita novela sobre la Guerra Civil!". Y La fiesta del oso es s¨®lo en principio "otra novela sobre la Guerra Civil", otra por diferente. Piensa Soler que "Espa?a arrastra el cad¨¢ver de la guerra" y tal vez, a?ado, no con el mismo hero¨ªsmo inicial que ese soldado arrastra por la nieve a un compa?ero en un esfuerzo in¨²til pues lleva un cad¨¢ver andante. Lo que no sabe es que va perdiendo sin dejar rastro en la nieve su condici¨®n de hombre y as¨ª se ir¨¢ asilvestrando, ese soldado, ese t¨ªo Oriol del Soler del relato, hasta convertirse en una alima?a. Soler ha escrito un hermoso cuento infantil, una par¨¢bola de los estragos que la guerra puede hacer en un hombre, que es tan s¨®lo un hombre, o nada menos que -en principio- todo un hombre; y lo ha hecho a la manera de aquel poemilla de Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo: "?rase una vez / un lobito bueno... todas estas cosas /hab¨ªa una vez, cuando yo so?aba /un mundo al rev¨¦s".
La fiesta del oso
Jordi Soler
Mondadori. Barcelona, 2009
157 p¨¢ginas. 16,90 euros
La guerra, cualquier guerra, cambia nuestras vidas, vuelve las cosas del rev¨¦s. Y Soler ha querido contar -las met¨¢foras, como el valor a los militares, se suponen, se sobreentienden- una historia, atroz, de guerra, en donde un derrotado, que vaga desprovisto de su condici¨®n de hombre por tierras pirenaicas, deja de ser h¨¦roe para pasar a ser un monstruo. Y en ese mundo al rev¨¦s -o tan real como un calcet¨ªn violentamente dado la vuelta- el monstruo intenta sobrevivir en un bosque lleno de criaturas, ni?as-pastores de virginal dulzura, y donde hay un gigante bueno, como el lobito de Goytisolo, que no es el ogro que se los come crudos, a los ni?os. Al contrario, es un excelente hallazgo literario de Soler o se lo encuentra realmente, pues toda la narraci¨®n es una pesquisa personal -la b¨²squeda del t¨ªo que no fue el h¨¦roe que pensaban- y una indagaci¨®n casi policial, que aten¨²a el horror de la historia con un lenguaje burocr¨¢tico, fruto de las actas que el yo narrador va encontrando, como migas de pan en el camino, para llegar al aquelarre final, tal vez algo, por metaf¨®rico, excesivamente previsible.
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