El 'ap¨®stol' de la m¨²sica en la Red
Fund¨® su primera empresa con 14 a?os. A los 27 dirige Spotify, 'web' musical que es todo un fen¨®meno. Augura que dentro de dos a?os estaremos todos mand¨¢ndonos canciones por el m¨®vil
El nombre de uno de los fen¨®menos m¨¢s revolucionarios de la Red naci¨® en calzoncillos. S¨ª, fue en una calurosa tarde de mayo, en 2006. Daniel Ek estaba en su apartamento con su socio Martin Lorentzon. Llevaban un mes d¨¢ndole vueltas a su proyecto de un sitio web de m¨²sica sencillo de uso, r¨¢pido y c¨®modo. Improvisaban nombres en voz alta, sentados en el sof¨¢, en calzoncillos y camiseta por el calor que hac¨ªa, cuando, de pronto, Lorentzon pronunci¨® un palabro y Ek le pregunt¨®:
-?Spotify?
-No, no he dicho eso.
-Bueno, pero suena bien, ?no?
El nombre recog¨ªa, al menos en parte, el esp¨ªritu del proyecto. Un sitio en el que la gente descubriera (spot, en ingl¨¦s) m¨²sica y la identificara (identify). Poco pod¨ªan imaginar en ese instante que, tres a?os despu¨¦s, en 2009, su proyecto ser¨ªa saludado como revolucionario, como la gran esperanza blanca del apaleado mundo de la m¨²sica.
"Siempre tuve ese empuje de cambiar el mundo. Hoy puedes influir en la vida de la gente como nunca en la historia"
"Es tan f¨¢cil tener ideas... La mayor¨ªa de la gente se busca razones para no llevar a cabo sus ideas"
Cuatro a?os despu¨¦s de aquella calurosa tarde, Spotify cuenta con 7,5 millones de usuarios en los seis pa¨ªses en que opera (Espa?a, Reino Unido, Francia, Suecia, Finlandia, Noruega). En Espa?a ya son 1.450.000. El desembarco en los mercados norteamericano y chino se est¨¢ cocinando en estos d¨ªas.
Spotify aspira a ser una suerte de YouTube de la m¨²sica, el gran enlace entre la industria discogr¨¢fica y el p¨²blico. Son muchos los generadores de contenidos que tienen puestos sus ojos en la evoluci¨®n de este proyecto que fue bautizado en camiseta y calzoncillos.
El sueco Daniel Ek sonr¨ªe al recordar esta peque?a historia. Este director general veintea?ero parece algo m¨¢s mayor de lo que dice su carn¨¦ de identidad: hoy, domingo, cumple 27 a?os. Claro, ya lleva un buen kilometraje a sus espaldas: fund¨® su primera empresa a los 14.
Es mi¨¦rcoles y Ek est¨¢ en Barcelona para el World Mobile Congress, la feria de m¨®viles que ha tomado la capital catalana durante toda esta semana. No est¨¢ aqu¨ª por casualidad. Es en el campo de la telefon¨ªa m¨®vil donde su empresa se la va a jugar. ?Su objetivo? Que de aqu¨ª a dos a?os estemos todos envi¨¢ndonos canciones por mensaje de texto. Algo que multiplicar¨ªa exponencialmente el tr¨¢fico de canciones entre la gente. Algo que podr¨ªa generar ingresos para su plataforma. El futuro.
Spotify es un sitio web en el que uno puede escuchar la m¨²sica que quiera, pero no descarg¨¢rsela. Hay un buscador, uno escribe el nombre del artista que quiere escuchar y al poco se le despliega la discograf¨ªa completa en pantalla. S¨®lo se puede acceder por invitaci¨®n de alguien que sea ya miembro.
Una vez dentro, resulta gratis si uno est¨¢ dispuesto a aguantar cu?as de publicidad cada dos o tres canciones. Para evitar la publi existe la opci¨®n de pagar 9,99 euros al mes, lo que da adem¨¢s opci¨®n a trasladar la m¨²sica al tel¨¦fono m¨®vil (iPhone o tel¨¦fonos con sistema android o symbian). ?ste es el frente en el que Spotify va a echar el resto. "En dos a?os todo el mundo tendr¨¢ un tel¨¦fono inteligente", asegura Ek sin asomo de dudas en esta entrevista con EL PA?S. Si consigue que un 10% de los usuarios de su plataforma est¨¦n dispuestos a pagar por llevar la m¨²sica en el m¨®vil, ?bingo! La jugada habr¨¢ salido redonda. Y habr¨¢ conseguido el milagro: que la gente pague de alg¨²n modo por unos contenidos a los que puede tener acceso gratis mediante programas P2P de intercambio de archivos.
La industria discogr¨¢fica est¨¢ poniendo velas para que un invento como ¨¦ste funcione. Bueno, velas, y alg¨²n que otro palo en la rueda de vez en cuando.
Daniel Ek ya era un hacha en el cole. Su padre, que era t¨¦cnico inform¨¢tico, le regal¨® un ordenador a los seis a?os. A los 14, el peque?o Dan atesoraba ya una destreza tal en el dise?o de p¨¢ginas web que sus compa?eros de cursos superiores, los mayores, le empezaron a pedir que les ayudara en los trabajos de clase. "Yo estaba intrigado por los ordenadores desde que me regalaron el primero", recuerda. "Para m¨ª era muy f¨¢cil manejarlos y ?se pod¨ªan hacer tantas cosas! Los ordenadores pod¨ªan comprender cosas a las que nuestro cerebro nunca llegar¨ªa. No eran inteligentes, pero permit¨ªan almacenar ?tal cantidad de informaci¨®n! Todo aquello se convirti¨® en un desaf¨ªo para m¨ª".
Total, que tard¨® poco tiempo en darse cuenta de que con esa destreza se pod¨ªa ganar pasta.
Como cada vez m¨¢s gente se le acercaba para que dise?ara sitios, lleg¨® a la conclusi¨®n de que necesitaba equipo. Reuni¨® a unos compa?eros de clase y organiz¨® unas sesiones en verano para ense?arles lo que sab¨ªa. Los clientes no paraban de entrar, cada vez necesitaba a m¨¢s gente que le sacara adelante el trabajo. Sin darse cuenta, se estaba convirtiendo en empresario.
Daniel Ek escenifica en qu¨¦ consist¨ªa aquello: coger el dinero con la mano izquierda, soltarlo con la derecha. "As¨ª funciona en realidad una empresa, entra un dinero por un lado y sale por otro".
Su otra gran pasi¨®n era la m¨²sica. A los cuatro a?os, le regalaron la primera guitarra. Su abuelo fue cantante de ¨®pera. M¨²sica e inform¨¢tica, inform¨¢tica y m¨²sica, Spotify.
"Yo procedo de una familia de renta baja", cuenta. "Mis padres no eran emprendedores, pero s¨ª muy trabajadores. Lo ¨²nico que me distingu¨ªa a m¨ª es que siempre tuve ese empuje de cambiar el mundo. En estos tiempos hay mayores oportunidades de hacer cambios que nunca, en cualquier campo; vivimos en un mundo global y la informaci¨®n viaja tan deprisa que puedes influir en la vida de la gente mucho m¨¢s que en ning¨²n otro momento de la historia del ser humano".
Ek es directo y preciso en sus respuestas. Obedece al prototipo de joven empresario exitoso del mundo web: menos protocolo, m¨¢s amabilidad; menos distancias, m¨¢s naturalidad; claridad de ideas. Y cuando no se quiere dar informaci¨®n, no se da. "No estoy autorizado a comentar", es una de las frases que aparece en varias ocasiones a lo largo de la entrevista.
-Usted suele decir que en el ¨¦xito de un proyecto la idea representa un 5% y que el 95% es la ejecuci¨®n de esa idea.
-Es tan f¨¢cil tener ideas. La mayor¨ªa de la gente se busca razones para no realizar sus ideas. Hay gente que te dice: "Es una idea sencilla, yo tambi¨¦n la tuve". S¨ª, pero la diferencia es que yo hice algo con ella. La rapidez y la facilidad de uso es lo que resulta determinante en Internet. Si a la gente le proporcionas una experiencia r¨¢pida, tendr¨¢s ¨¦xito. La gente quiere que le resuelvan los problemas de modo f¨¢cil.
-Junto a gente como Mark Zuckerberg (fundador de la red social Facebook), forma usted parte de una generaci¨®n de empresarios que conquistan el ¨¦xito muy j¨®venes, ?qu¨¦ tienen ustedes en com¨²n?
-Gente como Zuckerberg y yo hemos crecido con Internet. Yo nunca he utilizado las p¨¢ginas amarillas, s¨®lo he usado un diccionario dos veces en mi vida. Lo busco todo en Internet.
Daniel Ek puso en marcha Spotify junto a Martin Lorentzon en el a?o 2006 con un capital de ocho millones de euros. Los fondos que ¨¦l aport¨® proven¨ªan en gran parte de la venta de su anterior empresa, Advertigo (asesor¨ªa web, anuncios, dise?o de portales y aplicaciones para m¨®viles).
Ek se resiste a dar cifras de Spotify. No confirma en qu¨¦ medida participan en el accionariado las multinacionales discogr¨¢ficas -distintas fuentes del sector estiman que
EMI, Warner, Sony-BMG y Universal Music poseen entre un 15% y un 18% del sitio web-. Eso s¨ª, confirma que cuenta con m¨¢s de 250.000 usuarios premium, es decir, que pagan. ?stos son la clave de su negocio. S¨®lo con publicidad, no basta. El suyo es un modelo mixto. Para que la empresa funcione, necesita que un 10% de sus usuarios paguen.
Spotify no da beneficios. El dinero que recauda se reinvierte, asegura Ek. Insiste en que no hay que pensar en el corto plazo. Lo que quiere con su web es estar bien situado, ser el enlace entre las discogr¨¢ficas (incluidos sellos independientes y artistas que se autoeditan) y el p¨²blico.
"La m¨²sica es el objeto social m¨¢s poderoso y queremos que sea como agua, que pueda ser accesible desde cualquier dispositivo", dice. Espera que en un futuro cercano el consumidor, al comprar un televisor o un tel¨¦fono pague el acceso a Spotify. Conf¨ªa en poder monetizar una peque?a porci¨®n del bill¨®n -seg¨²n sus estimaciones- de descargas que se producen al a?o en el mundo. Vaticina que a finales de a?o Spotify dar¨¢ beneficios. La nueva generaci¨®n de smartphones es el factor clave.
-Varios analistas se?alan que la viabilidad y rentabilidad de su web est¨¢ lastrada por los altos pagos que deben hacer a las compa?¨ªas discogr¨¢ficas y que es necesario que ¨¦stas rebajen sus exigencias para no ahogar el proyecto.
Daniel Ek se rasca la oreja ante la pregunta.
-Nuestros socios, los sellos discogr¨¢ficos, se dan cuenta de esto. La industria ahora mismo est¨¢ en declive. Pero tenemos delante grandes oportunidades. La industria musical genera 12.500 millones de euros, hoy. Eran 29.400 millones en 2000. La gente hoy ya no atribuye el mismo valor a una sola canci¨®n. Pero en Spotify no pagas por una canci¨®n, pagas una tarifa fija al mes por nueve millones de canciones (usuarios premium). Y ¨¦sa es la clave. Si todo el mundo deja de comprar ced¨¦s pero empieza a pagar por Spotify, la industria musical estar¨¢ mejor que nunca.
-La semana pasada salt¨® la noticia de que Warner retiraba su cat¨¢logo de Spotify, que luego fue desmentida. ?Qu¨¦ ocurri¨®?
-Warner no se va de Spotify. Lo que Warner dice es que quiere que m¨¢s gente pague por la m¨²sica. Y lo cierto es que eso es mejor para nosotros tambi¨¦n. Tenemos el mismo objetivo: que la gente pague por la m¨²sica.
Ek es uno de los ap¨®stoles que conf¨ªa en el pago para el acceso a los contenidos. Con Spotify intenta cambiar el concepto: que la gente acceda a la canci¨®n sin necesidad de poseerla. Ya ha conseguido que algunos paguen por no tener publicidad o por poder llev¨¢rsela en el tel¨¦fono m¨®vil.
-?Qu¨¦ cree que pasar¨¢ con los medios de comunicaci¨®n en Internet?
-Los medios se van a adaptar. La m¨²sica, las pel¨ªculas, los peri¨®dicos, todos se enfrentan al mismo reto. Mire su peri¨®dico. Ustedes escriben en el que es el segundo idioma m¨¢s importante del mundo. Tienen probablemente a mucha gente en Suram¨¦rica leyendo su diario en la Red, lo cual es una bendici¨®n. Al mismo tiempo, es una maldici¨®n porque ?c¨®mo hacemos dinero con esos lectores de Suram¨¦rica? Las plataformas emerger¨¢n y la gente pagar¨¢ por las cosas. El que tenga un iPad se suscribir¨¢ al servicio de noticias de su peri¨®dico y pagar¨¢ una cuota mensual. Y tal vez al pagar esa tarifa tenga acceso a contenidos adicionales que no est¨¢ disponibles en el sitio web. Lo mismo ocurrir¨¢ con las pel¨ªculas.
Llegan las fotos y Ek vuelve a demostrar que es un empresario de nueva generaci¨®n. No duda en mancharse la chaqueta para cumplir las sugerencias de la fot¨®grafa. Posa con la soltura de una estrella del rock m¨¢s que con la de un director general.
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