Y despu¨¦s de Trichet, llegar¨¢ Weber
El gobernador alem¨¢n se consolida como candidato a presidir el BCE
La elecci¨®n de cualquier cargo en las instituciones europeas se convierte en un complejo juego de equilibrios en el que se conjuga la pol¨ªtica, la geograf¨ªa, la ideolog¨ªa y el peso espec¨ªfico de los distintos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. La designaci¨®n del economista portugu¨¦s V¨ªtor Constancio, para ocupar la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE) por parte del Eurogrupo y Ecof¨ªn esta semana, en realidad, decid¨ªa otra m¨¢s relevante. Ni m¨¢s ni menos que la del sustituto de Jean-Claude Trichet que deber¨¢ abandonar la presidencia del banco emisor europeo en octubre de 2011. Aunque el Tratado no establece reglas para la elecci¨®n de los seis miembros del Comit¨¦ Ejecutivo del BCE, hasta ahora se han respetado ciertos equilibrios entre los pa¨ªses del norte y del sur, y entre las posiciones ideol¨®gicas.
El doble equilibrio entre el norte y el sur y entre halcones y palomas ha regido especialmente entre el presidente y el vicepresidente de la entidad. La elecci¨®n de Constancio, gobernador del Banco de Portugal y antiguo dirigente socialista portugu¨¦s allana el camino para que Berl¨ªn afiance en la futura presidencia del BCE a Axel Weber, un prestigioso economista y conocido halc¨®n que dirige con firmeza el Bundesbank, el banco central alem¨¢n. La misma decisi¨®n entorpece las aspiraciones del otro aspirante, Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia, y m¨¢s moderado.
La probable designaci¨®n de Weber, un creyente en la cruzada contra la inflaci¨®n, supone una s¨®lida garant¨ªa para Berl¨ªn, siempre temeroso del fantasma inflacionista. Desde que se cre¨® el BCE en 1998, Alemania se hab¨ªa conformado con que la sede de la entidad estuviera en Francfort y asegurarse el puesto del economista jefe, actualmente J¨¹rgen Stark, el segundo m¨¢s relevante de la entidad. En la ¨²ltima d¨¦cada, Alemania ha ganado poder en la Uni¨®n Europea y lo quiere. La pr¨®xima meta es la presidencia del BCE.
El equipo de la canciller Angela Merkel presion¨® para asegurar que el segundo puesto del BCE fuera para un socialista de un pa¨ªs del sur. Los otros candidatos a la vicepresidencia, Yves Mersch, gobernador del Banco de Luxemburgo y Peter Praet, director del Banco Nacional de B¨¦lgica tuvieron muy pocas oportunidades como pa¨ªses del norte. Su nombramiento habr¨ªa cerrado el paso a Weber.
En realidad la decisi¨®n se hab¨ªa adoptado antes de los consejos, como reprocharon el presidente del eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, y el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders. Este ¨²ltimo lament¨® "no haber mantenido un m¨ªnimo de debate sobre la calidad de los candidatos". El acuerdo podr¨ªa haber incluido un premio para Francia, que en compensaci¨®n por perder la presidencia ganar¨ªa el puesto de economista jefe.
La batalla por el puro control del BCE coincide con una reflexi¨®n mucho m¨¢s estimulante iniciada en Estados Unidos sobre las pol¨ªticas econ¨®micas adecuadas para salir de la crisis. El economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, en un reciente trabajo que supone un giro radical, Rethinking macroeconomic policy, plantea una serie de respuestas de inspiraci¨®n keynesiana para superar la crisis. Olivier y sus colegas Dell'Ariccia y Mauro, reconocen que el Fondo se habr¨ªa equivocado en algunas de las pol¨ªticas econ¨®micas aplicadas en las ¨²ltimas d¨¦cadas, por haberse concentrado en el manejo de los tipos de inter¨¦s para mantener baja la inflaci¨®n, despreciando la pol¨ªtica fiscal y la desregulaci¨®n financiera.
Nuria Molina, economista de Eurodad, saluda este p¨²blico reconocimiento de las posiciones de acad¨¦micos y ONG, que desde hace tiempo ven¨ªan advirtiendo que "los consejos del FMI dificultaban el crecimiento y la erradicaci¨®n de la pobreza en los pa¨ªses en desarrollo".
La crisis actual, especialmente en su vertiente griega, ha puesto de relieve que el BCE mantiene una actitud m¨¢s dogm¨¢tica en la b¨²squeda de soluciones. El debate para se?alar la estrategia de salida de la crisis no ha hecho m¨¢s que empezar, pero en la UE esta discusi¨®n est¨¢ eclipsada por una lucha por los ama?os en el reparto de los puestos de poder.
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