Ojo con la derecha sin complejos
Hay algo peor que tertulias radicales: los pol¨ªticos que se dejan contagiar
El periodismo suele consistir en el arte y el deber de reflejar la realidad con datos contrastados con el fin de dar al ciudadano herramientas para formarse una opini¨®n fundada de lo que ocurre y de c¨®mo le puede afectar. Y a ello nos dedicamos muchos que, con m¨¢s o menos acierto, con m¨¢s honestidad que reputaci¨®n, intentamos dibujar esa foto del presente. Qu¨¦ tonter¨ªa parece recordar a estas alturas algo tan elemental, ?verdad? Pero no lo es, sigan leyendo.
Un director polaco contaba en un congreso que, durante mucho tiempo, los medios de su pa¨ªs hab¨ªan dedicado cada d¨ªa sus portadas a hablar del Gobierno, mientras nadie se daba cuenta de que sus ciudadanos estaban huyendo en masa hacia Londres en busca de un futuro mejor. Un d¨ªa captaron el mensaje al saber que ?un mill¨®n de polacos! hab¨ªa emigrado gracias a la ampliaci¨®n. Y por fin titularon con ello en primera p¨¢gina. Pero, ?cu¨¢ntos polacos se hab¨ªan ido cada d¨ªa sin llegar a ser noticia? Y por el camino, ?cu¨¢nto se hab¨ªa distanciado el peri¨®dico de la sociedad a la que pretend¨ªa retratar? "El foco puesto en la minucia de cada d¨ªa nos hab¨ªa impedido ver el bosque, el ¨¦xodo que se estaba produciendo en nuestro pa¨ªs", contaba.
La verdad es s¨®lo un obst¨¢culo salvable para los que desprecian la l¨®gica
Y vamos ya al grano. Hoy, una novedad se ha abierto paso en el bosque nacional sin que hayamos olido ni los ¨¢rboles. De repente, nos hemos encontrado una colecci¨®n de supuestos programas informativos donde la ultraderecha que parec¨ªa escondida ha hallado un h¨¢bitat no muy natural, pero s¨ª f¨¦rtil. No hablamos de ideolog¨ªa, del justo combate entre ideas opuestas a partir de argumentos y puntos de vista diferentes. En ese sentido, los debates s¨®lo pueden ser bienvenidos como herramienta de acercamiento entre la pol¨ªtica y el sof¨¢. Hablamos de supuestos periodistas y pol¨ªticos que, azuzados por moderadores para los que la verdad es un obst¨¢culo m¨¢s que salvable, van ensartando sus proclamas sin base en los hechos y sin el bendito ritmo que la l¨®gica impuso hace siglos en el discurso racional y que debe cimentar la democracia.
As¨ª que: 1. Preocupa esta t¨¦cnica, el fin de la l¨®gica y el ataque a la verdad. Y 2. Preocupa el mensaje. Hemos o¨ªdo a un representante del PP defender el fin de la era Zapatero, aunque no por la v¨ªa de la moci¨®n de censura -porque las mayor¨ªas, ya se sabe lo complicadas que son... ven¨ªa a decir- sino por otras v¨ªas. Hemos o¨ªdo acusaciones al Gobierno de cometer un delito de colaboraci¨®n con banda armada. Hemos o¨ªdo a varios tertulianos, no uno ni dos, hacer la siguiente jugada dial¨¦ctica en tres tiempos en torno al desgraciado incidente que postr¨® al periodista Hermann Tertsch en un hospital: Primero: desmarcarse de las palabras de Tertsch en las que ¨¦ste, al frente de un informativo nocturno, se declaraba partidario de matar a varios terroristas para salvar a espa?oles. Segundo: desmarcarse de la acusaci¨®n a Wyoming que flot¨® esos d¨ªas en el ambiente. Pero tercero y m¨¢s importante: hechas las prevenciones, arrancarse con acusaciones al Gobierno por un supuesto ambiente del todo vale en el que la violencia germina bien. (Disculpen si yerro, era tan alambicada la argumentaci¨®n que la precisi¨®n es esencialmente dif¨ªcil.)
Todo esto es zafio y hasta rid¨ªculo. Pero c¨®mo Esperanza Aguirre trab¨® la salsa es lo m¨¢s preocupante de todo. La presidenta de la Comunidad de Madrid casi sentenci¨® a Wyoming antes de que la investigaci¨®n colocara el incidente en el lugar del que nunca debi¨® salir: una pelea de bar de ¨¢mbito privado.
Entonces, dec¨ªamos, preocupa la t¨¦cnica, preocupa el mensaje, y a¨²n mucho m¨¢s sus consecuencias pol¨ªticas.
La revuelta fraguada por la ultraderecha en la cadena Fox contra Obama ha jugado un papel en el cambio de fuerzas que acaba de producirse en EE UU en contra de los dem¨®cratas. Y es el mismo patr¨®n inquietante que se repite en Espa?a: mentiras en boca de seudoperiodistas, descalificaci¨®n masiva de las instituciones y el contagio de la pol¨ªtica.
?O acaso el cuestionamiento repentino del PP del empadronamiento de inmigrantes no tiene nada que ver con el tono xen¨®fobo que impregna estas tertulias? ?O la renacida cadena perpetua? ?O la batalla contra la ley del aborto, que ni tocaron en sus a?os de Gobierno? Y la lengua en las escuelas, y Educaci¨®n para Ciudadan¨ªa, y la memoria hist¨®rica... La lista crece al ritmo de las tertulias. Cuando el populismo y el radicalismo contagian la pol¨ªtica convencional, llega el verdadero peligro. Y es que hay algo peor que unos programas ultras que incendian los peores instintos y envenenan a la sociedad: unos partidos sin l¨ªderes capaces de mantenerse fr¨ªos y defender la racionalidad.
La ausencia de ese liderazgo sereno y claro en los dos grandes partidos en estos tiempos de crisis, unido a la guerra contra la verdad y la l¨®gica como armas de la democracia trae, reconozc¨¢moslo, malos augurios.
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