El mundo necesita a Hait¨ª
Un gran desaf¨ªo nos llev¨® a Hait¨ª en 2004. Brasil -con el mandato de la ONU y con el acuerdo del Gobierno local- fue a contribuir al establecimiento de la seguridad y la estabilidad en ese pa¨ªs. Fue a sembrar la semilla de una paz duradera. La Minustah procur¨® forjar un nuevo paradigma para las misiones de paz: s¨®lo habr¨¢ seguridad con desarrollo y justicia social.
El terremoto del pasado enero represent¨® un golpe dur¨ªsimo: 220.000 personas perdieron la vida; gran parte de la infraestructura f¨ªsica de Puerto Pr¨ªncipe qued¨® destruida. Una naci¨®n que viv¨ªa en condiciones precarias ahora se enfrenta al desaf¨ªo de la supervivencia.
Visitar¨¦ Hait¨ª ma?ana jueves. Mi presencia en Puerto Pr¨ªncipe expresa la solidaridad brasile?a con ese sufrido pueblo hermano. Brasil comparte el dolor de aquellos que perdieron familiares y posesiones. Reafirmar¨¦ el compromiso brasile?o de colaborar para volver a erigir un pa¨ªs que daba muestras de querer retomar la senda del desarrollo, la estabilidad pol¨ªtica y la participaci¨®n democr¨¢tica.
Ahora la solidaridad con el pa¨ªs tambi¨¦n pasa por comprar sus productos y por invertir en su suelo
Atr¨¢s hab¨ªa quedado la violencia end¨¦mica de Cit¨¦ Soleil. Las industrias volv¨ªan a producir, avanzaban los proyectos de recuperaci¨®n de la agricultura, las escuelas estaban llenas de j¨®venes so?adores. El terremoto en nada quebrant¨® nuestra confianza en ese futuro de esperanza. Estamos llevando universitarios haitianos para que completen sus estudios en Brasil y participen en la reconstrucci¨®n nacional.
Brasil y la Minustah van a perseverar, pues sabemos que los haitianos no desistir¨¢n. Es lo que nos garantizan las incontables demostraciones de hero¨ªsmo y solidaridad que siguieron al terremoto. Nos motiva la voluntad indomable de vivir de aquellos que sobrevivieron d¨ªas y hasta semanas bajo los escombros. Nunca dejaron de creer en el rescate, y tampoco perdieron las esperanzas.
Con igual sentido de urgencia y dedicaci¨®n, aviones de la Fuerza A¨¦rea Brasile?a est¨¢n transportando diariamente asistencia humanitaria. Nav¨ªos brasile?os zarparon inmediatamente con m¨¦dicos, civiles voluntarios y dos helic¨®pteros, adem¨¢s de toneladas de alimentos, medicamentos y agua. Envi¨¦ a tres de mis ministros para supervisar esas acciones.
La cantidad total de recursos financieros destinados por Brasil a la ayuda de emergencia a Hait¨ª alcanz¨® los 375 millones de reales adicionales (210 millones de d¨®lares). Tambi¨¦n estamos multiplicando nuestra presencia en el pa¨ªs: 1.300 soldados m¨¢s ser¨¢n enviados para reforzar la Minustah. ?ste es un esfuerzo nacional. La sociedad civil y las empresas brasile?as tambi¨¦n est¨¢n implicadas. Se inspiran en el ejemplo de la fundadora de la Pastoral del Ni?o, la doctora Zilda Arns, y de los brasile?os y extranjeros que sacrificaron su vida en Hait¨ª, dejando un ejemplo de amor y dedicaci¨®n.
En la Conferencia para la Reconstrucci¨®n de Hait¨ª, en marzo, tenemos la oportunidad de movilizar internacionalmente una solidaridad renovada. Brasil ha redoblado su coordinaci¨®n con la comunidad global para conseguir que la ayuda llegue r¨¢pidamente a los m¨¢s necesitados.
Pasada la actual emergencia, Hait¨ª continuar¨¢ enfrent¨¢ndose al desaf¨ªo de generar una capacidad productiva que sustente el desarrollo del pa¨ªs. Para que Hait¨ª encuentre nuevas vocaciones econ¨®micas, debemos evitar la proliferaci¨®n de proyectos estancos e inconexos que dividan el pa¨ªs. Necesitamos respuestas de largo plazo que le permitan aplicar de modo soberano programas de efectivo inter¨¦s nacional. Por eso, Brasil efectu¨® un estudio de la viabilidad de una hidroel¨¦ctrica que suministrar¨¢ agua y energ¨ªa para la reconstrucci¨®n de Hait¨ª y est¨¢ dispuesto a participar de la financiaci¨®n de la obra. Con el mismo prop¨®sito, una reuni¨®n de emergencia de la Uni¨®n Suramericana de Naciones, celebrada en Quito con la participaci¨®n del presidente Ren¨¦ Pr¨¦val, se decant¨® por la intensificaci¨®n de la solidaridad con Hait¨ª.
Invitamos a los principales socios comerciales de Hait¨ª a favorecer exportaciones de manufacturas haitianas. Apelamos a los empresarios e inversores a retomar sus planes de inversi¨®n en el pa¨ªs.
Estoy convencido, no obstante, de que la comunidad internacional tambi¨¦n necesita a Hait¨ª. Nuestro planeta vive una crisis sin precedentes. Estamos ante el imperativo de encontrar soluciones verdaderamente globales para amenazas comunes. El mundo ans¨ªa, por tanto, el ejemplo de personas -como los haitianos-, con ganas de vivir y capacidad de hacer frente a las adversidades.
Un dicho popular haitiano capta muy bien ese esp¨ªritu: "La victoria pertenece al pueblo que hace milagros, no a aquellos que esperan que los milagros sucedan".
Necesitamos que Hait¨ª vuelva a ser la naci¨®n que motiv¨® a generaciones y que produjo h¨¦roes, como el l¨ªder de la independencia, Toussaint L'Ouverture, quien ha inspirado a pueblos de todo el mundo. Hait¨ª se est¨¢ levantando en defensa de su destino. Su pueblo y su Gobierno ya han dado muestras de que no se dejar¨¢n doblegar por la impotencia y por el fatalismo. La comunidad internacional tiene la oportunidad y el deber de ayudar a que ese milagro se haga realidad. Es bueno resaltar lo siguiente: el pueblo haitiano sigue reconociendo a sus l¨ªderes leg¨ªtimamente elegidos como los verdaderos conductores de la reconstrucci¨®n del pa¨ªs.
Luiz In¨¢cio Lula da Silva es presidente de Brasil.
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