Los chicos de la quiebra
Vale, la bestia pasa hambre. ?Y ahora qu¨¦? ?sa es la pregunta a la que se enfrentan los republicanos. Pero se niegan a responder, o incluso a participar en cualquier discusi¨®n seria sobre lo que se debe hacer.
Para los lectores que no sepan de qu¨¦ hablo: desde Reagan, el Partido Republicano siempre ha estado dirigido por personas que quieren un Estado mucho m¨¢s peque?o. Citando las famosas palabras del activista Grover Norquist, los conservadores quieren reducir el Estado "hasta un tama?o que nos permita ahogarlo en la ba?era".
Pero siempre ha habido un problema pol¨ªtico con este programa. Los electores pueden decir que se oponen a un Estado grande, pero los programas que realmente dominan el gasto federal -Medicare, Medicaid y la Seguridad Social- son muy populares. De modo que, ?c¨®mo se puede persuadir a los ciudadanos de que acepten grandes recortes en el gasto?
Los republicanos han dado marcha atr¨¢s respecto a recortes de gasto que ellos mismos propusieron
La respuesta conservadora, que se desarroll¨® a finales de los a?os setenta, se conocer¨ªa durante los a?os de Reagan como "matar de hambre a la bestia". La idea -propuesta por muchos de los intelectuales conservadores, desde Alan Greenspan hasta Irving Kristol- consist¨ªa b¨¢sicamente en que los pol¨ªticos partidarios de ella se dedicaran al juego de "dar gato por liebre". En vez de proponer impopulares recortes del gasto, los republicanos defender¨ªan populares recortes de impuestos, con la intenci¨®n deliberada de empeorar la situaci¨®n fiscal del Estado. Los recortes del gasto podr¨ªan venderse entonces como una necesidad m¨¢s que como una opci¨®n, el ¨²nico modo de eliminar un d¨¦ficit presupuestario insostenible.
Y el d¨¦ficit lleg¨®. Es cierto que m¨¢s de la mitad del d¨¦ficit presupuestario de este a?o es consecuencia de la Gran Recesi¨®n, que por un lado ha hundido los ingresos y por otro ha requerido un aumento temporal del gasto para limitar los da?os. Pero incluso cuando la crisis termine, el presupuesto seguir¨¢ claramente en n¨²meros rojos, en gran parte como consecuencia de los recortes de impuestos de la era de Bush (y de las guerras sin respaldo financiero de la era de Bush). Y la combinaci¨®n de una poblaci¨®n envejecida y unos costes m¨¦dicos en aumento conducir¨¢, a menos que se haga algo, a un crecimiento explosivo de la deuda despu¨¦s de 2020.
As¨ª que, seg¨²n lo previsto, la bestia est¨¢ pasando hambre. Por tanto, deber¨ªa ser hora de que los conservadores expliquen qu¨¦ partes de la bestia quieren suprimir. Y, de hecho, el presidente Barack Obama les ha invitado a hacer justamente eso al convocar una comisi¨®n bipartidista sobre el d¨¦ficit.
A muchos progresistas les ha preocupado profundamente esta propuesta, ya que temen que se convierta en una especie de caballo de Troya (concretamente, que la comisi¨®n termine reviviendo el arraigado objetivo republicano de destruir la Seguridad Social). Pero no tienen de qu¨¦ preocuparse: los senadores republicanos votaron mayoritariamente en contra de las leyes que habr¨ªan creado una comisi¨®n con algo de poder real, y es improbable que se consiga nada significativo con la mucho m¨¢s d¨¦bil comisi¨®n que Obama ha creado por decreto.
?Por qu¨¦ los republicanos son reacios a sentarse a hablar? Porque entonces se ver¨ªan obligados a aportar algo, o si no, a callarse. Dado que se oponen categ¨®ricamente a reducir el d¨¦ficit subiendo los impuestos, tendr¨ªan que explicar qu¨¦ gastos quieren recortar. Y adivinen qu¨¦. Despu¨¦s de tres d¨¦cadas abonando el terreno para este momento, siguen sin estar dispuestos a hacerlo.
De hecho, los conservadores han dado marcha atr¨¢s respecto a los recortes del gasto que ellos mismos han propuesto en el pasado. En los a?os noventa, por ejemplo, los congresistas republicanos trataron de imponer grandes recortes en Medicare (la asistencia sanitaria para los mayores de 65 a?os). Pero ahora han convertido la oposici¨®n a cualquier intento de gastar los fondos de Medicare de manera m¨¢s sensata en el n¨²cleo de su campa?a contra la reforma sanitaria de Obama (?paneles de la muerte!). Y quienes aspiran a la presidencia dicen cosas como lo que ha afirmado Tim Pawlenty, gobernador de Minnesota: "No creo que nadie vaya a echarse atr¨¢s ahora y decir 'vamos a eliminar, o reducir, Medicare y Medicaid".
?Y qu¨¦ pasa con la Seguridad Social? Hace cinco a?os, la Administraci¨®n de Bush propuso limitar los pagos futuros a los trabajadores con ingresos altos y medios, que en la pr¨¢ctica significa evaluar los medios econ¨®micos para conceder las pensiones. Pero en diciembre, el editorial de The Wall Street Journal denunciaba cualquier evaluaci¨®n de medios econ¨®micos porque "los electores de clase media y media-alta (es decir, los del Partido Republicano) recibir¨ªan menos de lo prometido a cambio de toda una vida de impuestos sobre sus n¨®minas". (Ya. ?Y desde cu¨¢ndo admiten abiertamente los conservadores que el Partido Republicano es el partido de los ricos?).
Por lo tanto, en este momento, los republicanos insisten en que el d¨¦ficit debe eliminarse, pero no est¨¢n dispuestos ni a subir los impuestos ni a apoyar recortes en ning¨²n programa gubernamental importante. Y tampoco est¨¢n por la labor de participar en debates bipartidistas serios, porque eso les obligar¨ªa a explicar su plan (y no hay ning¨²n plan, excepto el de recuperar el poder).
Pero hay cierta l¨®gica en la actual postura republicana: de hecho, el partido est¨¢ redoblando la apuesta de matar de hambre a la bestia. Resulta que dejar al Gobierno sin ingresos no ha bastado para obligar a los pol¨ªticos a desmantelar el Estado de bienestar. As¨ª que ahora la estrategia de facto consiste en oponerse a cualquier intervenci¨®n responsable hasta que estemos en medio de una cat¨¢strofe fiscal. Recuerden que lo leyeron aqu¨ª primero.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa 2008. ? 2009 New York Times News Service. Traducci¨®n de News Clips.
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