Colombia sin Uribe
El veto del Constitucional a un tercer mandato del presidente mejora la salud pol¨ªtica del pa¨ªs
Un inacabable marat¨®n preelectoral toc¨® a su fin al mismo tiempo que una nov¨ªsima carrera comenz¨® el pasado viernes en Colombia. El presidente ?lvaro Uribe V¨¦lez no podr¨¢ desempe?ar un tercer mandato porque la Corte Constitucional fall¨® en contra de la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum que le permitiera presentarse a la reelecci¨®n el pr¨®ximo 30 de mayo. Y todos, empezando por los colombianos y terminando por la propia salud de la pol¨ªtica, salen ganando con esta decisi¨®n.
El marat¨®n han sido los tres a?os en que el presidente ha mantenido nada patri¨®ticamente en vilo a su pa¨ªs con el juego de me presento o no me presento; y la nov¨ªsima carrera, una pugna electoral en la que ya no estar¨¢ el presidente Uribe, que seg¨²n sus numerosos partidarios ha dado al pa¨ªs paz y dignidad, aunque con la prosperidad no se haya lucido tanto; y, en cambio, seg¨²n sus adversarios hab¨ªa llegado hac¨ªa ya mucho al l¨ªmite de sus ¨¦xitos, a la vez que no contribu¨ªa, sino todo lo contrario, al refuerzo de las instituciones y de la democracia en Colombia.
Sin el ex liberal formateado en independiente que gan¨® dos elecciones consecutivas (2002-2006), el panorama se distiende casi hasta el infinito. La primera rebati?a se librar¨¢ entre sus propios seguidores para hacerse con ese 65% de votos expresados -poco m¨¢s de un tercio del electorado potencial- que se reclaman del uribismo. Y entre media docena de postulantes a tan rico bot¨ªn destaca el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, el mejor situado para recibir la preciosa unci¨®n del l¨ªder; pero tambi¨¦n, Noem¨ª San¨ªn -ex embajadora en Espa?a-, que aspira a representar al partido conservador, que estos ¨²ltimos a?os ha sido una especie de caja B del uribismo; y fuera del poder, el candidato liberal Rafael Pardo; el independiente m¨¢s independiente de todos, Sergio Fajardo; y Gustavo Petro, el hombre del Polo, la siempre dispersa y mal avenida izquierda colombiana.
Uribe ha ejercido dos mandatos en los que ha infligido, con la destacada participaci¨®n de Santos, serias derrotas a las FARC, aunque nunca anduviera cerca del golpe de gracia; y puede ufanarse de un descenso visible -aunque vuelve a repuntar- de la violencia, conquistas que han hecho de Colombia un pa¨ªs de nuevo transitable, en especial para los que tienen con qu¨¦ transitar. Pero, tambi¨¦n, el pa¨ªs ha sido un museo de los horrores, como atestiguan las muertes de campesinos a manos del ej¨¦rcito, que se camuflaban como bajas de la guerrilla para mercar ascensos y premios.
Frente al estilo autoritario-populista del presidente, tan dado a dirigirse al votante por encima de los partidos, una Corte de impecable actuaci¨®n democr¨¢tica, una parte en aumento de la opini¨®n p¨²blica y la ley de los rendimientos decrecientes han posibilitado que a la tercera no ser¨¢ esta vez la vencida. Colombia deber¨¢ aprender a compon¨¦rselas sin su taumaturgo particular. Y se ver¨¢ que no le cuesta tanto.
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