1-M: de la consulta a la realidad de la crisis
El relevo del PNV fragu¨® hace un a?o tras una d¨¦cada de arrinconamiento pol¨ªtico y acoso terrorista a la oposici¨®n
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el propio ex lehendakari Ibarretxe han puesto a la vista, involuntariamente, el alcance, y a la vez la explicaci¨®n, del cambio operado en Euskadi en el tiempo transcurrido desde las elecciones del a?o pasado. El primero, al traer a la actualidad algo que parec¨ªa ya muy pret¨¦rito y que, sin embargo, ocurri¨® hace s¨®lo doce meses: la Ley de Consulta. El segundo, al rememorar su pacto de 1999 con la izquierda abertzale.
El a?o transcurrido demuestra que la alternancia s¨®lo se hace veros¨ªmil, en un pa¨ªs con treinta a?os bajo el mismo liderazgo, una vez realizada. La participaci¨®n de un PP puesto al d¨ªa normaliza a este partido y le har¨¢ contar en el futuro, tambi¨¦n para el PNV. Las alianzas para 2011 est¨¢n abiertas y no tienen por qu¨¦ ser sim¨¦tricas. El juego de bloques en el Parlamento se rompe cuando procede y los acuerdos entre instituciones gobernadas por distintos partidos se han hecho imprescindibles.
El PNV ha firmado el pacto de estabilidad presupuestaria con el PSE y no ha roto con el PSOE en las Cortes. Busca c¨®mo amoldarse a su nueva posici¨®n, a¨²n con la negaci¨®n del nuevo liderazgo como mensaje principal. En palabras del lehendakari tras su ¨²ltima reuni¨®n con el presidente del PP, Antonio Basagoiti, el 1-M ha permitido "que la ciudadan¨ªa vasca se sacuda de encima debates forzados que tensionaban artificialmente la pol¨ªtica y la convivencia y que afrontemos los verdaderos problemas de la sociedad, especialmente la crisis que se nos ha puesto delante con toda crudeza". Tambi¨¦n, a?adi¨®, que "la principal instituci¨®n de nuestro autogobierno tenga como punto fundacional la defensa de las libertades frente a quienes basan sus proyectos en el crimen o la tolerancia del crimen".
El rechazo de la Corte europea ha tra¨ªdo a la memoria el segundo de los desaf¨ªos soberanistas, para el que el anterior lehendakari vio camino abierto con el fracaso de las conversaciones de Loyola, y del proceso de paz en su conjunto, que le hab¨ªan tenido apartado. Su demostrada tenacidad permite aventurar que Euskadi estar¨ªa inmersa en alg¨²n debate de continuidad, con cualquier nueva formulaci¨®n, de no haberse producido el relevo del nacionalismo del Gobierno. El PNV no habr¨ªa podido oponerse, como no pudo evitar presentar esa demanda contra Espa?a en Estrasburgo, a sabiendas de que su desenlace. La propuesta de superaci¨®n del marco estatutario que hoy presenta no se estar¨ªa dando a conocer en el BEC de Barakaldo, sino en sede institucional.
La determinaci¨®n del PSE-EE, pese a que el relevo del PNV s¨®lo era posible en pacto con el PP, y la aceptaci¨®n del reto de depender en Euskadi de su antagonista en el conjunto de Espa?a, s¨®lo la explican esos diez a?os anteriores, cerrados esta semana por el Tribunal europeo.
El segundo hecho, que ha pasado m¨¢s desapercibido, pondr¨ªa el resto de la explicaci¨®n: el lunes 22, d¨¦cimo aniversario del asesinato de un ertzaina y un ex vicelehendakari del Gobierno y ex diputado general de ?lava, portavoz de la oposici¨®n socialista en el Parlamento en el momento del atentado, Ibarretxe public¨® en Deia un art¨ªculo titulado ?Qu¨¦ pena de diez a?os! En ¨¦l recordaba su pacto de 1999 con los radicales y c¨®mo salt¨® "hecho a?icos por la ceguera pol¨ªtica, la inhumanidad de ETA y el silencio de Batasuna". Ni menci¨®n del doble asesinato de aquel d¨ªa, ni de los nombres del agente Jorge D¨ªez y de Fernando Buesa, ni de sus familias y compa?eros de la Ertzaintza o del PSE-EE, ni del acoso terrorista de los a?os siguientes. S¨ª dejaba sentado que el actual Gobierno procede de "la avispada conducta del PP y el PSOE, que han utilizado las leyes sin recato para llevar el agua a su molino" y que est¨¢ "formado a espaldas de la mayor¨ªa social y pol¨ªtica vasca". Ah¨ª sigue tambi¨¦n el PNV.
En ninguna otra circunstancia que estas dos que Estrasburgo y el propio Ibarretxe han tra¨ªdo a colaci¨®n unos d¨ªas antes del aniversario del 1-M se habr¨ªa decidido el PSE a dar el paso: no hab¨ªa ganado las elecciones y la distancia que le separaba del PNV era mayor de la esperada. La precaria situaci¨®n del Gobierno del PSOE en el Congreso empujaba tambi¨¦n en sentido contrario, para no enfadar a un PNV necesario all¨ª. Nadie pod¨ªa, sin embargo, abortar al PSE la posibilidad de gobernar en Euskadi -la misma noche los socialistas perdieron Galicia- tras haber dejado pasar en 1987 una oportunidad que no hab¨ªa vuelto a presentarse.
La imagen presidencial de Patxi L¨®pez, acompa?ado de su mujer, y el tono institucional de su primer mensaje la noche electoral, agradeciendo a los voluntarios de su campa?a, "no lo que hab¨¦is hecho por ella, sino por este pa¨ªs", contrastaron con los gestos nerviosos en la del PNV. Hab¨ªa ganado, pero sab¨ªa que no iba a gobernar: imposible encontrar un aliado. La sociedad vasca "ha votado cambio y har¨¦ todo lo posible por hacerlo realidad", dijo L¨®pez. "Me siento legitimado para liderarlo. Para decirlo m¨¢s claro, no renuncio a presentar mi candidatura para ser el pr¨®ximo lehendakari del Gobierno vasco". Y a?adi¨® el motivo de lo que se dispon¨ªa a hacer: "En Euskadi a¨²n tenemos que fortalecer mucho la democracia".
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