La mala vida de Lady Dallas
El norte de Girona acumula prost¨ªbulos de m¨¢s de 130 habitaciones - Algunos alcaldes reconocen que resultan muy rentables para las arcas municipales
Adri¨¢n saca 10 euros de la billetera y paga. La m¨²sica retumba ya desde la entrada. El armario empotrado que ejerce de vigilante de seguridad le mira. El administrativo franc¨¦s de 27 a?os es un cliente sin tacha posible: sobrio, aseado y guapo. Las puertas se abren para ¨¦l. Decenas de mujeres le reciben en corrillo. Le dan la bienvenida al Lady Dallas: uno de los macroprost¨ªbulos m¨¢s grandes de Espa?a, en Agullana (Girona), a un paso de Francia. En unos meses Adri¨¢n tendr¨¢ un nuevo burdel cerca al que ir con otras 100 habitaciones.
Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJC) del 27 de enero obliga al alcalde de La Jonquera, Jordi Cabezas (CiU), a dar los permisos a nuevo macroprost¨ªbulo porque no contraviene ninguna normativa. Desde 2002 est¨¢n regulados en Catalu?a los locales de p¨²blica concurrencia donde se ejerce la prostituci¨®n. El decreto no establece un m¨¢ximo de habitaciones. La zona fronteriza de Girona cuenta ya con m¨¢s de 130 camas en grandes locales, que se suman a los peque?os prost¨ªbulos (m¨¢s de 40 seg¨²n datos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa) y a los pisos particulares. La pr¨®xima apertura de otros dos hoteles del sexo en Matar¨® (Barcelona) azuza la pol¨¦mica.
Gabriela se acost¨® con cuatro hombres y sac¨® limpios 80 euros
Un juez autoriza otro lupanar en la zona con un centenar de camas
Adri¨¢n se felicita: cuantos m¨¢s prost¨ªbulos y m¨¢s grandes, mejor. Siempre que puede coge el coche y viaja a Espa?a para comprar sexo. En Francia no encuentra este tipo de locales. Va y vuelve a Perpi?¨¢n, a 50 kil¨®metros, la misma noche. "Quiero que me hagan cosas sucias. Un tipo de sexo que no me atrevo a pedirle a mi novia", confiesa. Apoyado en la barra, charla con su amigo Marc, de 30 a?os y con alianza de casado. Trabaja tambi¨¦n como administrativo y tiene un hijo peque?o. Cada copa les cuesta 10 euros.
El local tiene todos los ingredientes de una discoteca m¨¢s: m¨²sica alta, camareros, alcohol, gente... La diferencia es que las mujeres est¨¢n en ropa interior y venden su cuerpo. Unos 50 euros por media hora de sexo en una de las 58 habitaciones del lupanar.
La sala de Lady Dallas es un ruedo que puede llegar a reunir a 150 chicas. En la noche de un mi¨¦rcoles cualquiera no hay m¨¢s de 50. Gabriela, de 24 a?os, destaca por encima de las dem¨¢s. Lleva los senos cubiertos con unas flores sint¨¦ticas de color verde que se intensifican con la luz de discoteca. Desfila encima de unas plataformas de 20 cent¨ªmetros, luciendo su melena de color negro, su espalda tatuada con un drag¨®n hasta la cintura y su cuerpo 10. M¨¢s de 40 hombres son su p¨²blico objetivo esa noche. La observan acodados en la barra o desde alguna de las esquinas oscuras de la parte de atr¨¢s de la pista. Como Bruno, de 19 a?os, y miembro de la marina francesa o Franc, pastelero alem¨¢n de 44 a?os afincado en Francia. Cuesta encontrar espa?oles. Cada jornada es una competici¨®n.
Gabriela regres¨® el s¨¢bado 20 de febrero de visitar a su familia en Brasil. Ese d¨ªa se acost¨® con cuatro hombres y gan¨® limpios 80 euros. Antes hac¨ªa entre 10 y 12 servicios y sacaba 500 euros. Una habitaci¨®n, desayuno, comida y cena en Lady Dallas le cuesta ya 80 euros. Podr¨ªa vivir dentro del burdel y ahorrar m¨¢s, pero no quiere. Tiene ganas de dejarlo y ser gog¨®, como su novio. Mientras, ve en Lady Dallas "un sitio seguro". Antes trabajaba en el club Riviera en Castelldefels (Barcelona). A Gabriela le parec¨ªa tambi¨¦n un buen lugar. No piensa lo mismo la juez que lo clausur¨® por proxenetismo, inmigraci¨®n irregular y corrupci¨®n policial. Seg¨²n la fiscal¨ªa, los locales suministraban hormonas, vitaminas y medicinas a las mujeres para que rindieran m¨¢s.
Ignacio (nombre ficticio), el encargado de Lady Dallas pide un arroz hervido para cenar desde una de las mesas de la marisquer¨ªa, ya que el burdel tiene anexo un restaurante. Las mujeres y muchos clientes llenan la tripa ah¨ª antes de entrar. "Somos un hotel. Las chicas est¨¢n sanas y son libres", defiende Ignacio. ?l antes era pay¨¦s. Ahora est¨¢ al mando del hotel del sexo con fama de ser el m¨¢s grande de Europa. Y el que m¨¢s paga al erario. Por cada habitaci¨®n abona 1.008 euros al a?o al Ayuntamiento de Agullana (812 habitantes).
"?Tambi¨¦n nos pagan los jamones de la rifa anual!", alardea un vecino en el caf¨¦ del pueblo. El municipio acoge adem¨¢s El Mol¨ª, con una decena habitaciones, y publicidad en el campo de f¨²tbol. Su alcalde y diputado de ERC, Alfons Quera, se niega a hablar del tema. Capmany (593 habitantes) y Siurana (206 habitantes) tambi¨¦n se benefician de la tasa por prost¨ªbulo. El primero tiene el Madam?s, con 48 habitaciones y cobra 660 euros por cada una. Su alcalde, Jes¨²s Figa (CiU), admite que le sale m¨¢s a cuenta un burdel que un hotel. Siurana carga con tres prost¨ªbulos, el m¨¢s grande de 20 anexos. Al a?o pagan 300 euros por habitaci¨®n. As¨ª "aportan dinero al pueblo", seg¨²n el primer edil, Joan Heras (CiU).
Su suerte es que los negocios sexuales quedan lejos del casco urbano. Agullana est¨¢ a m¨¢s de 5 kil¨®metros de Lady Dallas. De hecho, el prost¨ªbulo pertenece a La Jonquera (3.174 habitantes). "Las chicas hacen vida aqu¨ª porque tenemos las peluquer¨ªas, la farmacia, las perfumer¨ªas", lamenta una vecina. Fuera de los peque?os negocios de la calle principal, en La Jonquera todo es macro: pol¨ªgonos industriales, supermercados, gasolineras, restaurantes de buffet libre, aparcamientos... Entre julio y septiembre se sumar¨¢ el burdel de casi 100 habitaciones.
Y Adri¨¢n podr¨¢ elegir si seguir yendo a Lady Dallas o combinar. A la una de la ma?ana negocia con una mujer ataviada con lencer¨ªa de lentejuelas verde. Se van hacia la salida de emergencia. All¨ª les esperan unas escaleras. Al final, una mami le har¨¢ pagar 5 euros por las s¨¢banas de un s¨®lo uso, el cond¨®n y el lubricante. Un vigilante le volver¨¢ a mirar de arriba abajo. Entrar¨¢ en una habitaci¨®n de cama doble con una colcha marr¨®n, un ba?o y una ducha, que ocupar¨¢ al menos media hora. Una mujer limpiar¨¢ el habit¨¢culo con premura y la mami dar¨¢ paso al siguiente cliente.
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