El juez que soliviant¨® la Red

El magistrado de Mil¨¢n Oscar Magi conden¨® a 23 agentes de la CIA por el secuestro del egipcio Abu Omar. Ahora, los internautas, los medios y Estados Unidos le critican por la sentencia contra Google. En pocos meses, se ha convertido en la peor pesadilla de la Embajada de EE UU en Roma. En oto?o, Magi conden¨® en rebeld¨ªa a 23 agentes de la CIA a penas de entre cinco y ocho a?os de c¨¢rcel por el secuestro del im¨¢n egipcio raptado en Mil¨¢n en 2003 dentro del programa antiterrorista de la Administraci¨®n de Bush. El pasado jueves, Magi conden¨® a tres directivos de Google en Italia a seis meses de c¨¢rcel por violaci¨®n de la intimidad al no haber vetado la difusi¨®n de un v¨ªdeo con vejaciones a un menor autista por parte de varios compa?eros de su instituto en Tur¨ªn. La legaci¨®n diplom¨¢tica estadounidense emiti¨® una nota en la que mostraba su "sorpresa y disgusto" por la decisi¨®n, y se?alaba que si se obliga a las empresas de servicios a censurar preventivamente contenidos, la Red corre el riesgo de morir.

Pertenece al grupo de 'togas rojas' que tiene desesperado a Berlusconi

Magi es un juez progresista, culto y muy trabajador. Lector de Oscar Wilde, fue juez de instrucci¨®n del maxiproceso Manos Limpias, que desmantel¨® el sistema de financiaci¨®n ilegal de los partidos en 1992, y milita desde hace 32 a?os en la corriente Magistratura Democr¨¢tica, a menudo identificada en Italia con las c¨¦lebres "togas rojas" que han desesperado a Silvio Berlusconi hasta inducirle a decir, la semana pasada: "Son peor que los talibanes".

Conocido por defender a ultranza la autonom¨ªa del juez, tanto del poder pol¨ªtico como del econ¨®mico y del judicial, y por practicar una justicia eficaz y r¨¢pida, Magi se ha enfrentado durante su larga carrera a poderes enormes. La sentencia contra la CIA fue elogiada por Human Rights Watch, como "dif¨ªcil, hist¨®rica y ejemplar", la primera que establec¨ªa "que el plan clandestino antiterrorista del Gobierno de Bush era inaceptable y sobre todo ilegal".

El juez critic¨® adem¨¢s la doctrina del secreto de Estado aplicada por los Gobiernos estadounidense e italiano, y conden¨® a dos funcionarios de los servicios secretos de su pa¨ªs a tres a?os de prisi¨®n, al tiempo que dejaba clara su frustraci¨®n por no poder emitir un juicio sobre sus superiores.

Visto en medios judiciales como un severo palad¨ªn de la libertad y la legalidad, la condena a los directivos de Google ha dado a su imagen un vuelco radical. La sentencia se apoya en el principio de que "la l¨®gica de empresa no puede prevalecer sobre la dignidad de la persona", pero la multinacional, los internautas, distintas asociaciones de periodistas y el propio Gobierno estadounidense se han unido en un frente com¨²n y le han atacado con furia.

Seg¨²n ha dicho el embajador David Thorne, "los abusos no son una excusa para violar el derecho a un Internet libre". Google ha rechazado la condena como "un atentado a los principios fundamentales de libertad" y ha anunciado que la recurrir¨¢.

El veterano Magi, un hombre atento a la modernidad (su p¨¢gina en Facebook aparece en Google), ha respondido con su calma habitual, diciendo que era necesario sacar a la calle el debate sobre la responsabilidad de los contenidos. Pero no ha podido evitar que su defensa del m¨¢s d¨¦bil -el menor autista vejado en el v¨ªdeo- le haya convertido en el reaccionario demonio que trat¨® de poner puertas al campo de Internet.