El amor tard¨ªo de Miguel ?ngel
Londres muestra la relaci¨®n plat¨®nica del genio con el joven Cavalieri
En el invierno de 1532, el genio inmenso, indomable, incluso arisco, de Miguel ?ngel Buonarroti, capaz de plantar cara a las ¨®rdenes del mism¨ªsimo Papa, se rend¨ªa incondicionalmente ante los encantos de un noble romano que apenas hab¨ªa abandonado la adolescencia. El maestro renacentista contaba 57 a?os y se hallaba en el cenit de su carrera cuando conoci¨® a Tommaso Cavalieri, dotado de extraordinaria belleza, exquisitas maneras y una mente cultivada, en la corte de Clemente VII. De aquel encuentro naci¨® un amor que se prolongar¨ªa a lo largo de tres d¨¦cadas, plasmado en una serie de cartas, poemas y, sobre todo, de los dibujos m¨¢s perfectos que concibiera el pulso del artista como regalo a ese joven objeto de su deseo.
Junto a los dibujos, una serie de cartas completa el cuadro de esa pasi¨®n
Tommaso encarn¨® El sue?o de Miguel ?ngel, t¨ªtulo de una exposici¨®n londinense que re¨²ne desde esta semana esa colecci¨®n de trabajos de estudio, ejecutados con carboncillo negro y rojo, que trascienden al mero boceto preparatorio para convertirse en obras de arte en s¨ª mismas. Formalmente fueron concebidas como gu¨ªa destinada al aprendizaje del alumno, pero ejercieron de excusa para solidificar la relaci¨®n entre los dos hombres, que al parecer nunca tuvo consumaci¨®n f¨ªsica, aunque los sonetos y misivas que intercambiaron transmitan una tremenda sensualidad. Tal era la pasi¨®n de Miguel ?ngel ("Mi coraz¨®n est¨¢ por primera vez en las manos de aquel a quien he confiado mi alma...", reza una de sus cartas) que permiti¨® a Cavalieri no s¨®lo copiar sus dibujos, sino tambi¨¦n someterlos a juicio. El mismo artista que vetaba sus esquemas y bocetos a los ojos ajenos para ocultar todo el sufrimiento que entra?aba su obsesi¨®n perfeccionista, reclamaba sugerencias y enmiendas a un joven de s¨®lo 17 a?os, tal como relata uno de sus coet¨¢neos, el historiador Giorgio Vasari.
"Si este boceto no te complace, d¨ªmelo a tiempo para que haga otro ma?ana por la noche", escribe Miguel ?ngel al pie de uno de los tres primeros dibujos que, de regreso a Florencia, env¨ªa a Tommaso con la escenificaci¨®n de la ca¨ªda de Phanteon. El resultado m¨¢s logrado de sus desvelos fue el desnudo idealizado de un joven recostado sobre un globo terr¨¢queo, el rostro de perfil encarado hacia una figura alada, que ejecut¨® en 1533, un a?o despu¨¦s de conocer a Cavalieri. Se trata de El sue?o, obra maestra del autor y pieza estelar de la exposici¨®n en la Courtauld Gallery de Londres, que destila toda su destreza e inventiva art¨ªstica.
Junto al conjunto de dibujos de tem¨¢tica mitol¨®gica, como El castigo de Titus o El rapto de Ganymede, una quincena de cartas entrecruzadas completa el cuadro de esta historia de amor plat¨®nico y su impacto en el trabajo de Miguel ?ngel. Las cuatro ep¨ªstolas de Tommaso que incluye la muestra sugieren su buena acogida al afecto del maestro. Ya casado y con hijos, permaneci¨® hasta el final como el mejor y m¨¢s fiel de sus amigos. La relaci¨®n qued¨® circunscrita al ¨¢mbito art¨ªstico porque todo lo dem¨¢s -la diferencia de edad y de extracci¨®n social, la presi¨®n del ambiente en el c¨ªrculo papal, tambi¨¦n la austeridad, soledad y abstinencia sexual que abraz¨® Miguel ?ngel en pro de su amor al arte- acab¨® imponi¨¦ndose frente al placer f¨ªsico.
Tommaso Cavalieri fue el hombre que sosten¨ªa la mano del gran pintor, escultor y arquitecto cuando ¨¦ste fallec¨ªa, transcurridos 31 a?os desde su primer encuentro.
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