La crisis lastra el empleo de los j¨®venes europeos
El paro juvenil incorpora casi 1,5 millones de personas en dos a?os
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Los primeros pasos en el mercado laboral nunca han sido f¨¢ciles. Bajos salarios, temporalidad, jornadas interminables... en resumen, precariedad. Pero desde que ha comenzado la crisis todo eso no basta. Los j¨®venes europeos, y m¨¢s a¨²n los espa?oles, sufren el desempleo con sa?a. Eso alienta propuestas como la que ha lanzado y recogido la CEOE esta semana: un contrato sin derechos para j¨®venes hasta 30 a?os. En dos a?os el n¨²mero de desempleados menores de 25 a?os crece sin cesar. El parte es desolador. La letan¨ªa de datos que emergen de Eurostat, la oficina europea de estad¨ªstica, lo atestigua. Hunde el ¨¢nimo de cualquiera: la tasa de paro ha llegado al 20,9%; hay 5,5 millones en paro, un mill¨®n y medio m¨¢s que hace dos a?os.
Los contratos espec¨ªficos apenas suponen el 5% del total en Espa?a
En medio del desierto hay alg¨²n oasis. Pa¨ªses donde ha arreciado mucho menos el paro. De nuevo, como cuando se habla del conjunto del mercado laboral, aparece Alemania -donde el paro juvenil ha bajado en los dos ¨²ltimos a?os- o los Pa¨ªses Bajos. No obstante, tambi¨¦n hay otros miembros comunitarios que destacan por lo contrario. Y ah¨ª, la trituradora de empleo de la Uni¨®n Europea, Espa?a, merece una menci¨®n aparte. En dos a?os su tasa de paro juvenil se ha duplicado (roza el 40%).
La debacle espa?ola s¨®lo es superada por Letonia. La tasa de paro entre los del pa¨ªs b¨¢ltico (43,6% en el cuatro trimestre de 2009) no s¨®lo supera a la espa?ola, tambi¨¦n la escalada de los ¨²ltimos dos a?os. El a?o 2007 acab¨® con una tasa del 8,3%. Pero los datos letones son poco determinantes en el conjunto europeo.
No sucede lo mismo con Espa?a, el pa¨ªs con m¨¢s j¨®venes en paro (el 25% de toda la zona euro). El mercado laboral espa?ol tiende al histrionismo, a sobreactuar. Y son los j¨®venes quienes m¨¢s lo sufren. La gran creaci¨®n de puestos de trabajo durante la ¨¦poca de expansi¨®n atrajo a much¨ªsimos. Dejaron de estudiar y se subieron al andamio. Pero estos puestos de trabajo se los ha llevado la crisis con facilidad. Eran temporales. Y se crearon en el sector que m¨¢s ha sufrido el desplome: la construcci¨®n.
Las consecuencias se aprecian en las cifras y el perfil de los damnificados: de los 1,8 millones de puestos de trabajo destruidos, casi un mill¨®n lo han sido en la construcci¨®n; 1,4 millones de puestos de trabajo, de gente que no ten¨ªa finalizada la educaci¨®n secundaria; y unos 1,3 millones no han cumplido los 30 a?os.
Con estos datos sobre la mesa, el Gobierno ha se?alado a los j¨®venes como la gran prioridad de esta ronda del di¨¢logo social. Est¨¢ visto que los dos contratos espec¨ªficos que hay para j¨®venes no logran su objetivo. Entre ambos, el de pr¨¢cticas -destinado a quienes han acabado su educaci¨®n universitaria- y el de formaci¨®n -dirigido a quienes necesitan formaci¨®n para desempe?ar un oficio- apenas suman el 5% de los contratos de j¨®venes con trabajo.
La responsable de Juventud de Comisiones Obreras, Cristina Bermejo, culpa del poco ¨¦xito de los contratos espec¨ªficos a las becas. Bermejo admite que cuesta encontrar una estad¨ªstica fiable sobre el n¨²mero de becarios que hay en Espa?a, pero cita un estudio del Ministerio de Trabajo que en 2006 los cifraba entre 150.000 y 200.000, por encima de los 125.800 contratos para j¨®venes que, seg¨²n la encuesta de poblaci¨®n activa, hay en Espa?a.
Para atajar el problema del paro juvenil en Espa?a, el director de Relaciones Laborales de la CEOE suger¨ªa implantar un nuevo contrato sin cotizaciones sociales, con sueldo inferior al salario m¨ªnimo, sin indemnizaci¨®n por despido y sin derecho a paro. La patronal recul¨® inmediatamente -su presidente, Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n asegur¨® que hab¨ªa sido un ejemplo-, pero la propuesta caus¨® indignaci¨®n entre los sindicatos, que no dudaron en reclamar a los empresarios que usen los contratos que ya existen.
Las modalidades actuales son temporales, y pueden extenderse hasta dos a?os, pero no por ello dejan de generar derechos. Y, adem¨¢s, en ning¨²n caso puede pagarse por debajo del salario m¨ªnimo interprofesional (633,3 euros al mes).
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