La reforma de Obama languidece
Los cambios en la supervisi¨®n del sistema financiero tropiezan con serios obst¨¢culos en EE UU
Un a?o despu¨¦s de vender un cambio radical en la supervisi¨®n del sistema financiero, el tiempo se le echa encima a Barack Obama para sacar adelante una de las dos grandes reformas con las que quiere marcar su presidencia. La oposici¨®n republicana es feroz en el Senado. Pero la iniciativa del presidente de Estados Unidos tampoco cuenta con el respaldo de los dem¨®cratas moderados, lo que le obliga a ser flexible y aceptar unos cambios que favorecer¨¢n m¨¢s de lo que se pensaba o deseaba a los gigantes de Wall Street.
Se habla y se dice mucho estos d¨ªas en Washington. Pero se avanza con dificultad 18 meses despu¨¦s de que el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal (Fed) tuvieran que intervenir para salvar el sistema financiero de su peor crisis en ocho d¨¦cadas. Con cada obst¨¢culo salvado, el plan se aleja m¨¢s del objetivo inicial de poner coto a los excesos que causaron el terremoto financiero.
Algunos dem¨®cratas se suman a los republicanos y rechazan el plan
Con cada obst¨¢culo salvado, el proyecto se aleja m¨¢s de su objetivo inicial
El temor es que la reforma se limite a un traspaso de poderes y no transforme el statu quo. Es lo que est¨¢ pasando con el coraz¨®n de la propuesta de Obama: la creaci¨®n de una agencia independiente que proteja al consumidor de abusos en productos financieros como hipotecas y tarjetas de cr¨¦dito. La C¨¢mara de Representantes le dio su bendici¨®n antes de la Navidad, pero en el Senado la cosa es muy diferente y todo apunta a que el concepto original quedar¨¢ muy tocado.
El senador dem¨®crata Christopher Dodd es de los pocos que no sienten la presi¨®n electoral, pues no aspira a ser reelegido. Pero la frustraci¨®n del presidente del Comit¨¦ de Finanzas del Senado lleg¨® hasta tal extremo que para romper el impasse decidi¨® empezar de nuevo sin escuchar a la Casa Blanca y abandon¨® la idea de crear una entidad separada.
Su plan B pasaba por colocar la agencia de defensa del consumidor bajo el paraguas de un organismo regulador ya existente. Se habla del Departamento del Tesoro, del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FDIC) y de la Reserva Federal. El equipo de Obama ya no insiste en la independencia de la agencia. Lo que est¨¢ por ver es si aceptar¨¢ que se ponga bajo el paraguas de la Fed, porque eso ir¨ªa contra su idea de quitarle responsabilidades en la materia al banco central.
La gran dificultad, por tanto, estar¨¢ en ver la autonom¨ªa real con la que contar¨¢ el nuevo organismo para dictar normas, en definitiva, qu¨¦ poder tendr¨¢. El grupo de presi¨®n Americans for Financial Reform advierte del peligro de que la reforma acabe siendo una v¨ªctima de los mismos bancos que causaron la crisis. "La propuesta revisada no ofrece lo que se necesita para proteger a las familias ni al sistema financiero en su conjunto" de los excesos, opinan sus responsables, quienes consideran una iron¨ªa que se quiera poner la agencia en manos de la Fed.
Y ah¨ª llega el otro punto controvertido. El segundo pilar de la propuesta original de Obama pasaba por reforzar el papel de la Reserva Federal en la supervisi¨®n de los riesgos. Pero tanto dem¨®cratas como republicanos son muy cr¨ªticos con el trabajo del banco central previo a la crisis y reprochan a sus dirigentes no haber prevenido el estallido de la burbuja hipotecaria.
Hace tres meses la cosa pintaba muy mal para la instituci¨®n que hoy preside Ben Bernanke. El senador Dodd propon¨ªa cortarle las alas para que pudiera concentrarse en la gesti¨®n de la pol¨ªtica monetaria. Ahora, sin embargo, parece que el profesor de Princeton est¨¢ logrando recuperar la confianza para que la Reserva Federal emerja como el principal regulador del sistema financiero. Bernanke fue contundente en su primera intervenci¨®n p¨²blica ante el Congreso tras ser reelegido para presidir durante cuatro a?os m¨¢s la Fed. Retirar los poderes de supervisi¨®n de los que dispone el banco central, dijo, "ser¨¢ un gran error". En este sentido, explic¨® que la crisis financiera demuestra que los grandes bancos necesitan una "estructura de supervisi¨®n consolidada".
"No se puede retirar del sistema a la instituci¨®n con la capacidad, el conocimiento y la preparaci¨®n t¨¦cnica para lidiar con los riesgos sist¨¦micos", subray¨® Bernanke, mientras intentaba ganarse la confianza de los congresistas dici¨¦ndoles que en el seno de la Fed se est¨¢n haciendo cambios estructurales para mejorar la calidad de la supervisi¨®n y evitar as¨ª errores pasados. A cambio de m¨¢s poder, acept¨® que la entidad sea auditada.
El tercer elemento en el aire se refiere a la idea lanzada por Obama de prohibir que los bancos especulen con fondos de los dep¨®sitos garantizados de sus clientes, la llamada Norma Volcker. En lugar de obligar por ley a las entidades bancarias a abandonar sus negocios en los mercados de capitales, el Senado quiere que sean los reguladores los que restrinjan determinadas actividades caso por caso.
Bernanke opin¨® que la medida ser¨ªa dif¨ªcil de aplicar y tendr¨ªa consecuencias no deseadas. Las claves para evitar los problemas vistos durante la crisis, dijo el presidente de la autoridad monetaria, son fortalecer la disciplina de mercado, forzar a los bancos a ampliar su colch¨®n de capital y someter las actividades de riesgo a un mayor control.
Cuando se analiza como quedar¨¢n las otras partes del sistema regulador, la propuesta parece quedarse corta. Todo apunta a que ¨¦sta se quedar¨¢ en un traspaso de poderes, con la Fed vigilando a las grandes instituciones y cediendo al Tesoro y a la FDIC algunas funciones.
El think tank conservador American Enterprise Institute califica de simplista echar la culpa del bloqueo de la reforma financiera a las diferencias partidistas y recuerda que 27 dem¨®cratas votaron contra la propuesta del congresista Barney Frank en la C¨¢mara de Representantes. El problema, se?alan, es que el paquete legislativo se construy¨® sobre la idea de que el sistema no estaba regulado, cuando en su opini¨®n fueron los reguladores los que fallaron al identificar los riesgos.
Desde los dos partidos conf¨ªan en llegar a un compromiso pronto. El objetivo del senador Dodd es votar la reforma en comit¨¦ en marzo. El viernes, tras admitir que la reforma financiera "son aguas dif¨ªciles de navegar", vaticin¨® que habr¨¢ un acuerdo en cuesti¨®n de d¨ªas. "La cosa progresa", dijo. El problema es que, si todo va bien, los legisladores tendr¨ªan s¨®lo 23 semanas para debatirla en pleno, votarla y fundir el proyecto con el aprobado en la C¨¢mara de Representantes antes de las elecciones de noviembre.
Pero antes de eso Dodd necesita apuntalar un texto que pueda salir adelante en el Senado. Aunque supere el examen del Comit¨¦ de Finanzas, su propuesta ser¨¢ sometida a un enjuague en el pleno y tendr¨¢ poco que ver con lo que saldr¨¢ del proceso de fusi¨®n de los textos de las dos c¨¢maras. Todos coinciden que se necesitan reglas cuanto antes para enviar un mensaje de confianza a los mercados y a la opini¨®n p¨²blica.
Alan Blinder, profesor en Princeton, dec¨ªa esta misma semana en un art¨ªculo que no hacer nada despu¨¦s de lo sucedido en Wall Street ser¨ªa "una verg¨¹enza". Lo que se pregunta ahora es si a la vista de lo que hay sobre la mesa, la reforma ser¨¢ viable. "El plan A muri¨® hace mucho tiempo. Al plan B le cuesta respirar. As¨ª que es el momento de preparar un plan C", apunt¨® Blinder.
En Wall Street tambi¨¦n se respira un aire de frustraci¨®n. No ve una discusi¨®n clara sobre el reparto de responsabilidades entre organismos del Estado. La manera de salvar la reforma, dicen, pasa por solucionar a las dos cuestiones m¨¢s urgentes: la supervisi¨®n de los riesgos sist¨¦micos y c¨®mo desmantelar de forma ordenada las entidades demasiado grandes para quebrar, un proceso similar al que se est¨¢ viendo con la aseguradora AIG.
Pero, sobre todo, el sector financiero quiere que acabe el debate cuanto antes porque desea dejar de ser el centro de la diana pol¨ªtica. A la banca le despista el continuo cambio en las reglas de juego, y sus ejecutivos temen que ante el bloqueo legislativo, la Casa Blanca se vea apremiada a actuar por su cuenta.
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