Guti y el 'gutismo'
La exhibici¨®n del centrocampista ante el Sevilla evidencia que su estilo deber¨ªa ser irrenunciable para Pellegrini en el Real Madrid - El Bar?a ha perdido pegada, velocidad y equilibrio
Hace d¨¦cadas que en la Liga espa?ola est¨¢ mal vista la racaner¨ªa. Los equipos triunfadores han interiorizado el buen juego. Ganar requiere hacerlo con estilo. A su manera, lo tuvo el Atl¨¦tico del doblete, el Depor cuando era S¨²per, el Valencia de aquel Ben¨ªtez que entonces no procesaba el f¨²tbol en gigas y, por supuesto, el Bar?a y el Madrid, por citar a los cinco ¨²ltimos campeones.
Las estrellas se compran; el estilo se impone, no tiene precio. Al Bar?a, que ha marcado el camino estos ¨²ltimos a?os, le sobra, por mucho que ahora destile algunas dudas. Pero lo hace sin renuncias, firme a sus ideales, desde la autoridad que conceden seis podios. Y con la alerta permanente de su t¨¦cnico, Pep Guardiola, tan responsabilizado que el presente le ha hecho olvidar el pret¨¦rito inmediato.
Mientras se busca de nuevo el Bar?a, se encuentra el Madrid. Al estruendoso plan institucional le faltaba el acento deportivo. En un club tan presidencialista, el politiqueo es inevitable para cualquier t¨¦cnico, incluido Manuel Pellegrini, al que los acontecimientos le han servido de br¨²jula. Del trastero de la pretemporada han resurgido, en buena medida por azar, Garay, Van der Vaart e Higua¨ªn. Los tres, alistados por el presidente anterior, partieron como colistas en sus respectivas demarcaciones. Han resultado claves. Como Guti, el patrimonio m¨¢s antiguo del club: nadie lleva tantos a?os de madridista.
Los cuatro futbolistas rese?ados se han ganado m¨¢s de una portada, por mucho que no estuvieran en los fastos veraniegos del advenimiento de Florentino P¨¦rez. Si nadie como Cristiano Ronaldo simboliza la apuesta financiera del proyecto, nadie como Guti marca el estilo. M¨¢s all¨¢ de las condiciones visionarias del jugador y de su inestabilidad permanente, Guti es una especie ¨²nica. ?l representa una forma de entender este juego. No hay en la plantilla quien tenga su ingenio, su capacidad para hacer incluso mejores a los dem¨¢s. Le ocurre a Xavi en el Bar?a. Su espectacular dictado ante el Sevilla no s¨®lo le volvi¨® a reivindicar como futbolista, sino que evidenci¨® que el gutismo deber¨ªa ser un principio irrenunciable en el Madrid, una etiqueta que ni las estrellas pudieran discutir por mucho que les apunten los flashes y deleiten a los vip.
Pellegrini, por si no hab¨ªa tenido pistas, lo advirti¨® ante el Sevilla en un examen de m¨¢xima exigencia. Al estilo Guti, el Madrid fue un coloso y no perdi¨® un ¨¢pice de energ¨ªa. El mi¨¦rcoles, frente al Lyon, en otra prueba de altura, con Xabi Alonso sancionado, el gutismo es la ¨²nica salida. No deber¨ªa ser por obligaci¨®n, sino por necesidad. Cuando todos est¨¦n en plenitud, si nada cambia por el camino, Pellegrini tendr¨¢ que argumentar en favor de Kak¨¢ y en detrimento de Alonso, Guti, Van der Vaart... La gesti¨®n no ser¨¢ sencilla, salvo que Guti facilite las cosas. Aun sin ¨¦l, el Madrid deber¨ªa ser gutista.
A la espera de esos debates, el madridismo disfruta tras la ¨¦pica remontada ante el Sevilla y las dudas que despierta el Bar?a, penalizado por su crucero de ¨¦xitos, la dimisi¨®n de Henry y la fijaci¨®n de Ibrahimovic, tan buscado como boya por sus compa?eros, lo que desnaturaliza muchas veces el tu¨¦tano del equipo, como marcado por ¨¢rbitros y adversarios. Con las certezas de unos y las inquietudes de otros, el fascinante duelo no defrauda. El estilo del Bar?a, tampoco. El del Madrid se negociar¨¢ en un mes, con la Champions y el cl¨¢sico de por medio. Guti es el s¨ªntoma.
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