99 a?os despu¨¦s
Era el 25 de marzo de 1911. Anochec¨ªa en Nueva York cuando se desat¨® el incendio en la f¨¢brica Triangle Shirtwaist Factory de Manhattan. A pesar de ser s¨¢bado, las trabajadoras segu¨ªan en el edificio, pues su jornada de trabajo duraba nueve horas durante seis d¨ªas a la semana. Ese d¨ªa, 147 mujeres, todas ellas muy j¨®venes, murieron; no pudieron escapar del fuego, ya que estaban sometidas a unas condiciones laborales tan abusivas que ni siquiera pod¨ªan abrir las puertas de emergencia para evitar que perdieran su valioso tiempo de trabajo saliendo a tomar el aire a las terrazas. Este tr¨¢gico suceso conmovi¨® al incipiente movimiento de mujeres y fue elegido como s¨ªmbolo para la conmemoraci¨®n del D¨ªa Internacional de las Mujeres.
Hay que profundizar en las reivindicaciones de las mujeres de todo el mundo
Hoy celebramos el 8 de Marzo y la casualidad hace que escriba este art¨ªculo conmemorativo en la ciudad de Nueva York, en la sede de Naciones Unidas, en el marco de la 54? Sesi¨®n de la Comisi¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer (CSW), el a?o que se celebra el 15? aniversario de la Conferencia Internacional de Beijing: Beijing+15. Es un per¨ªodo suficiente para que podamos reflexionar en torno a los logros alcanzados estos ¨²ltimos quince a?os.
?Qu¨¦ cambi¨® en Beijing? ?C¨®mo hemos cambiado desde Beijing? Una cosa que s¨ª consigui¨® Beijing fue que la desigualdad fuera vista como un problema global, un reto pendiente con multitud de manifestaciones. Tambi¨¦n puede considerarse un logro la legitimidad que adquiri¨® la lucha por la igualdad gracias al reconocimiento internacional que se ha ido poniendo de manifiesto con la formulaci¨®n de declaraciones, resoluciones, dict¨¢menes y recomendaciones intergubernamentales trasladadas a los gobiernos para su implementaci¨®n. En Beijing se visualiz¨® con gran fuerza la fortaleza y la importancia del movimiento social y de las ONG, cuyo protagonismo y empuje sigue escenific¨¢ndose cada vez que se celebra un acto internacional. Creo que hemos aprendido que la igualdad es un reto, aunque las manifestaciones de la desigualdad sean muy diferentes. Cada vez somos m¨¢s conscientes de que la globalizaci¨®n nos ha situado en un mundo altamente interconectado, para lo bueno y para lo malo, por lo que los logros que consigamos en el Norte ser¨¢n un referente para el Sur y las reivindicaciones del Sur ser¨¢n una responsabilidad para el Norte.
Estoy rodeada de mujeres de diferentes pa¨ªses, razas, culturas, tradiciones y herencias. Ahora mismo, escucho, traducida al ingl¨¦s, a Tarcila Rivera Zea, que realiza su intervenci¨®n en quechua, record¨¢ndonos siglos de esclavitud, exterminio y explotaci¨®n por parte del Primer Mundo. Veo a mujeres que llevan cubierta la cabeza, pero que aplauden cada vez que una ponente reivindica la igualdad y la necesidad de perseverar en la lucha. Esta imagen me lleva a reflexionar sobre la visi¨®n etnoc¨¦ntrica de algunos feminismos y en la necesidad de profundizar en las reivindicaciones de las mujeres de todo el mundo, desde las herencias culturales y religiosas, pero tambi¨¦n desde la igualdad.
Escucho a una mujer de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo que lamenta que en su pa¨ªs las cosas no han cambiado desde Beijing. Escucho a una mujer que denuncia el apoyo de los gobiernos a un posible Gobierno de coalici¨®n talib¨¢n en Afganist¨¢n, que perpetuar¨¢ la vulneraci¨®n de los derechos de las mujeres afganas a recibir educaci¨®n y a tener libertad de elecci¨®n para construir sus propias vidas. Escucho mensajes de esperanza para el futuro y casi puedo ver la fina l¨ªnea que nos une a todas las mujeres del mundo en la lucha por la igualdad y por una sociedad m¨¢s justa.
Son mujeres, todas ellas, que, al menos en este momento, son due?as de su tiempo, un tiempo que han decidido dedicar a reunirse en una sala de conferencias de Naciones Unidas, para escenificar la uni¨®n de las mujeres de todas las naciones del mundo a favor de la igualdad y que comparten la reivindicaci¨®n y el trabajo por su consecuci¨®n, que comparten la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres en el mundo.
En 1911, las 147 mujeres de Manhattan no fueron due?as de su tiempo. Casi cien a?os despu¨¦s, son el s¨ªmbolo de una reivindicaci¨®n que se ha desarrollado tanto a nivel pr¨¢ctico como te¨®rico y que posee indiscutibles argumentos para seguir creciendo y alcanzando logros. Y en esta fecha tan se?alada, desde Emakunde hemos lanzado una campa?a centrada precisamente en el tiempo, en el uso que mujeres y hombres hacemos de ese tesoro que, a pesar de todo, nos pertenece. "Muchas horas y poco tiempo" es el lema de una campa?a que insiste en la necesidad de un mayor equilibrio entre los usos del tiempo personal, social, familiar y laboral de las personas, y que denuncia el uso diferencial del tiempo de mujeres y hombres y sus consecuencias negativas en el objetivo de la igualdad. 99 a?os despu¨¦s, queda a¨²n mucho camino por recorrer.
Mar¨ªa Silvestre Cabrera es directora de Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer.
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