Ejercicios de idoneidad
Conforme se aproximan las elecciones se observan con claridad dos movimientos divergentes pero complementarios. Por lo general hay un partido que se prepara de modo concienzudo para la derrota y se apresura a poner en marcha una m¨¢quina infernal para perderlas. En la otra banda, lo que corresponde es la aparici¨®n del partido rival empleado a fondo en llevar a cabo los ejercicios de idoneidad que le van convirtiendo en alternativa cre¨ªble, condici¨®n sine qua non para alcanzar la victoria.
Aclaremos que los ejercicios de idoneidad tienen un fuerte componente de renuncia. Veamos algunos ejemplos de fuera y de dentro de nuestro propio pa¨ªs.
La socialdemocracia alemana, instalada en la oposici¨®n, en 1959, cuando el viento empez¨® a serle favorable, lleva a cabo el congreso extraordinario de Bad Godesberg en el que renuncia al maximalismo de su programa, retira su propuesta de abolici¨®n de las Fuerzas Armadas y se reconcilia con la Wehrmacht. Por ah¨ª le vino su idoneidad para sumarse, primero, al Gobierno de la Democracia Cristiana en la grossen koalition de 1966 y m¨¢s tarde, en 1969, logrado su entrenamiento institucional, a la victoria por mayor¨ªa en las elecciones bajo el liderazgo de Willy Brandt.
Rajoy est¨¢ convencido de que el poder le va a venir a la mano por la sola incompetencia del rival
Tambi¨¦n los socialistas franceses de Fran?ois Mitterrand permanecen arrumbados en una oposici¨®n sin fin desde la instauraci¨®n de la V Rep¨²blica. Qu¨¦ casualidad que en el congreso que precede a su victoria en las presidenciales de 1981 sobre Valery Giscard d'Estaing, el Partido Socialista, que ya hab¨ªa abandonado antes su programa com¨²n con los comunistas, renunciara a la pretensi¨®n de suprimir la force de frappe de disuasi¨®n nuclear y se sumara a la ponencia favorable, tantos a?os mantenida en solitario por Charles Hernu, enseguida ministro de Defensa.
En cuanto a los laboristas brit¨¢nicos, que propugnaban el desarme unilateral, s¨®lo llegaron a Downing Street cuando To?¨ªn Blair les cura de esas utop¨ªas.
De regreso a nuestro pa¨ªs, veamos c¨®mo Felipe Gonz¨¢lez intenta en el Congreso del PSOE de mayo de 1979 la renuncia a la definici¨®n marxista del partido. Intento que resulta derrotado pero que sale adelante en el Congreso Extraordinario de septiembre de ese mismo a?o. Esa decisi¨®n, el trabajo institucional, los encuentros con la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica y con los altos mandos de las Fuerzas Armadas sirven de quitamiedos y facilita el triunfo socialista por mayor¨ªa en las elecciones de octubre de 1982, despu¨¦s de que todos hab¨ªan tenido seguridades de que vendr¨ªa un cambio respetuoso.
La vuelta a la derecha protagonizada por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar tiene perfiles rupturistas y se basa en la proclamaci¨®n del vale todo para terminar con Gonz¨¢lez.
Considera innecesario tejer compromisos con unos poderes f¨¢cticos desflecados que nunca dudan de que recibir¨ªan a uno de los suyos. Sabe que la "mayor¨ªa natural" imaginada por Manuel Fraga es inexistente. Porque la derecha de los privilegios es siempre una minor¨ªa. Necesita simular que se desplaza al centro para poner de su parte a los desencantados. Se empe?a en borrar las se?as de identidad de la herencia franquista. Trata de romper el techo que bloquea a don Manoli?o y busca entre sus compa?eros de pupitre del Colegio del Pilar quienes por su favorable extracci¨®n social nunca lucieron la camisa azul ni el correaje del Frente de Juventudes.
A nadie tiene que dar seguridades, ning¨²n ejercicio previo le va a ser exigido, aunque se haya zafado del servicio militar obligatorio y no se le recuerde en la Congregaci¨®n Mariana. Su primera victoria en 1996 es por la m¨ªnima, apenas 300.000 votos, porque produce recelo. Pero, ya sin complejos, revalida el triunfo con mayor¨ªa absoluta.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se pasa cuatro a?os en la oposici¨®n haciendo ejercicios de buen porte y buenos modales, proponiendo pactos y s¨®lo al final se agarra a la pancarta contra la guerra. Pero nunca se embandera con causas fracturantes, que tanto le han gustado despu¨¦s para enardecer a sus incondicionales.
As¨ª llegamos al candidato Mariano Rajoy, convencido de que el poder le va a venir a la mano por la sola incompetencia del rival. Deber¨ªa mirar al candidato conservador brit¨¢nico, David Cameron, que puede perder, dedicado como est¨¢ a discursos exc¨¦ntricos en boca de quien puede gobernar.
Rajoy tendr¨ªa que atender a los ejercicios de idoneidad que le son exigibles y recordar c¨®mo todo lo que ahora parece ayudarle, le perjudicar¨ªa si ganara las elecciones. Continuar¨¢.
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