El enigma ingl¨¦s

El viernes 7 de mayo de 2010, David Donald William Cameron, de 44 a?os, podr¨ªa estar cruzando a media ma?ana el umbral del n¨²mero 10 de Downing Street como nuevo primer ministro del Reino Unido. Para que eso sea verdad han de ocurrir dos cosas: primero, que las elecciones generales brit¨¢nicas se hayan celebrado el d¨ªa anterior, como vaticinan todos los analistas; segundo, que el Partido Conservador consiga en ellas una holgada mayor¨ªa, algo que parec¨ªa indiscutible hace cuatro o cinco meses, pero que ahora, aunque sigue siendo posible, e incluso probable, las encuestas ponen en cuesti¨®n.

Quiz¨¢ la persona menos sorprendida de la irrupci¨®n de David Cameron en el escenario pol¨ªtico brit¨¢nico sea el propio David Cameron. Hace no tanto tiempo, s¨®lo un pu?ado de periodistas financieros sab¨ªan qui¨¦n era: un relaciones p¨²blicas de Carlton TV del que ten¨ªan una opini¨®n m¨¢s bien negativa. Lo que no sab¨ªan es que en aquel joven m¨¢s bien altanero y no siempre dispuesto a decir la verdad -desde luego, no toda la verdad- anidaba ya la secreta ambici¨®n de ser primer ministro. De hecho, si estaba trabajando en Carlton TV no era porque le interesaran en especial el mundo de la televisi¨®n o de las relaciones p¨²blicas, sino porque sab¨ªa que dif¨ªcilmente ser¨ªa candidato a diputado por el Partido Conservador si su ¨²nico bagaje era un origen acomodado, unos estudios privilegiados y una experiencia laboral limitada al Servicio de Estudios del partido y a haber asesorado a un par de ministros tories. Ten¨ªa que trabajar en una empresa privada.

"La gran pregunta sobre Cameron es: ?sabe la gente realmente qu¨¦ quiere hacer con el pa¨ªs?", subraya Parker

"Qued¨® impresionado de la forma en que Blair transform¨® el Partido Laborista", dice su bi¨®grafo Hanning

La muerte de su hijo Ivan, gravemente discapacitado, le humaniz¨®, opinan los que conocen a Cameron

Un sector de la prensa le considera un mero relaciones p¨²blicas. Algunos le acusan de faltar a la verdad

Cameron tiene las cualidades necesarias para ser primer ministro, opina el ex ministro Garel-Jones

Casi nada es improvisado o accesorio en la carrera pol¨ªtica de Cameron, al que pocos discuten el intelecto, pero que sigue batallando para convencer a los brit¨¢nicos de que es algo m¨¢s que un ni?o bien que ha sabido casarse con la mujer adecuada, dar el salto a la pol¨ªtica y al liderazgo tory en el momento justo y aprovechar su fabulosa memoria para hacer ver que improvisa discursos. Es decir, para convencer a los votantes de que si ha protagonizado una carrera mete¨®rica es porque se equivocan quienes le acusan de ser un mago de la presentaci¨®n, pero un pol¨ªtico con muy poca sustancia.

"Es incre¨ªblemente tranquilo, sereno, privilegiado. Se cri¨® en Berkshire en una familia cl¨¢sica y muy estable. Es constante, tiene una enorme estabilidad y una inmensa confianza en s¨ª mismo. No es arrogancia, no es soberbia, pero es incre¨ªblemente seguro", explica James Hanning, director adjunto del diario The Independent on Sunday y autor, junto al periodista del Times Francis Elliott, de la detallada biograf¨ªa Cameron, the rise of the new conservative".

El joven David mostr¨® ya en su infancia un gran esp¨ªritu competitivo y una fuerte predilecci¨®n por el debate intelectual. Ha gozado desde siempre de una educaci¨®n privilegiada. Primero en Heatherdown (1974-1979), el colegio en el que se formaron los pr¨ªncipes Andr¨¦s y Eduardo, hermanos del pr¨ªncipe de Gales. Luego en Eton (1979-1984), la elitista escuela que ha acogido a la crema de la clase alta brit¨¢nica y de la que han salido 18 primeros ministros del Reino Unido. Finalmente, en Oxford (1985-1988), en el Brasenose College, donde se gradu¨® en Filosof¨ªa, Pol¨ªticas y Econom¨ªa.

"Es muy inteligente. Ha le¨ªdo mucho. Su tutor en Oxford, amigo m¨ªo, me dijo que Cameron es uno de los estudiantes m¨¢s inteligentes que ha tenido, pero que no quer¨ªa que se le notara, algo muy t¨ªpico de un ex alumno de Eton", explica lord Oakeshott, portavoz econ¨®mico de los liberales-dem¨®cratas en la C¨¢mara de los Lores.

Que Cameron no quisiera destacar no significa que le faltara ambici¨®n. "Siempre ha querido ser primer ministro. Y esa ambici¨®n no siempre ha sido bien aceptada porque en la clase alta parecer ambicioso se considera poco presentable", explica Hanning. "Estudia mucho. Lo conoce todo sobre pol¨ªtica y los primeros ministros. Estudi¨® mucho a Blair y qued¨® impresionado por la manera en que transform¨® el Partido Laborista. Aprendi¨® mucho de ¨¦l", asegura.

Casi todo en la vida de Cameron ha estado condicionado por su ambici¨®n de llegar a Downing Street. Estando en Oxford acept¨® una invitaci¨®n para ingresar en el pol¨¦mico y muy elitista Bullingdon Club, no porque le atrajeran los excesos y la extravagancia de sus miembros, sino para ampliar su red de conexiones sociales. All¨ª conoci¨® a Boris Johnson, alcalde de Londres y su mayor rival potencial hoy en el Partido Conservador. De ellos se dice que s¨®lo tienen en com¨²n la ambici¨®n y su estancia en Oxford y que el uno nunca ha entendido la popularidad del otro.

Otra se?al de las aspiraciones de Cameron es que antes de proponerle matrimonio a la que acabar¨ªa siendo su mujer se asegur¨® de que ella no se opondr¨ªa a su carrera pol¨ªtica. Samantha Gwendoline Sheffield es de familia a¨²n m¨¢s rica que ¨¦l y de m¨¢s alta alcurnia: su padre es sir Reginald Adrian Berkeley Sheffield, octavo bar¨®n Sheffield, un terrateniente cuyo ¨¢rbol geneal¨®gico se extiende a las Cruzadas y desciende de un hijo ileg¨ªtimo del rey Carlos II; su madre es Annabel Lucy Veronica Jones. El matrimonio tuvo dos ni?as, pero dur¨® poco, tres a?os, y Annabel se cas¨® luego con William Waldorf Astor, cuarto vizconde Astor.

James Hanning asegura que, pese a sus or¨ªgenes, Samantha siempre ha tenido los pies en el suelo y "es m¨¢s bohemia que ¨¦l". "Estudi¨® arte. Se cri¨® en un ambiente m¨¢s liberal que Cameron, quiz¨¢ porque sus padres se divorciaron tan pronto. Samantha ha tenido una gran influencia sobre ¨¦l en su actitud sobre la cuesti¨®n gay. A ella no le interesa la pol¨ªtica de partidos. Considera el trabajo de ¨¦l como eso, como un trabajo. No le excita demasiado que vaya a ser primer ministro y lo que realmente espera de su marido es que cuide de los ni?os", revela. "Hace un par de a?os, cuando la pareja se estaba mudando de vuelta a casa despu¨¦s de una reforma, un vecino le coment¨® que la pr¨®xima mudanza ser¨ªa a Downing Street, y ella le contest¨®: 'I fucking hope not!", que en castellano equivaldr¨ªa a algo as¨ª como "no me jodas, espero que no".

"Cameron tiene una cabeza muy buena, pero su problema es que casi toda su carrera ha transcurrido en la pol¨ªtica. Incluso cuando tuvo un trabajo fuera, era en relaciones p¨²blicas. Es decir, no tiene experiencia sobre el mundo real, los problemas de la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos", afirma lord Oakeshott. "Ha estado casi siempre sumergido en la burbuja de Westminster. Nunca ha sido sometido a prueba como gestor. Ni siquiera tiene experiencia ministerial y ser¨ªa un primer ministro muy inexperto para los est¨¢ndares brit¨¢nicos. Obviamente, es muy duro, implacable en la toma de decisiones y muy astuto en las relaciones p¨²blicas, su especialidad. Pero, ?en qu¨¦ cree realmente? Es muy dif¨ªcil decirlo", concluye.

"La prensa y sus cr¨ªticos dicen que no ha hecho nada, aparte de hacer de pol¨ªtico", le defiende Hanning. "Le identifican con un relaciones p¨²blicas, o sea, con algo falso, todo presentaci¨®n, apariencia, spin. Es muy bueno en la presentaci¨®n, pero detr¨¢s de eso hay una persona muy seria. Es muy bueno cuando est¨¢ bajo presi¨®n. Es mentalmente muy duro. Su hermano Alex tiene mucho talento, pero le falta el car¨¢cter de acero de David", asegura. "Pero nadie sabe por qu¨¦ est¨¢ en pol¨ªtica y qu¨¦ puede hacer. Y eso es un problema de verdad porque ¨¦l mismo no sabe qu¨¦ contestar a esa pregunta. Habla de valores muy gen¨¦ricos", reconoce Hanning.

De su paso por Carlton TV aprendi¨® la dificultad de las relaciones con la prensa y los peligros de mentir a un periodista. O de que ¨¦ste crea que le han mentido. Jeff Randall, un prestigioso periodista financiero de The Daily Telegraph que una vez se sinti¨® enga?ado por Cameron, escribi¨® en una ocasi¨®n: "A juzgar por mi experiencia, Cameron nunca da una respuesta directa si tiene la posibilidad plausible de disimular, lo cual le convierte seguramente en un candidato perfecto para el papel al que aspira: sucesor de Tony Blair". "?Qui¨¦n es Jeff Randall?", se pregunt¨® ret¨®ricamente Cameron. "Una persona sin importancia", se contest¨® a s¨ª mismo.

Ian King, responsable de Econom¨ªa del tabloide The Sun, escribi¨® el d¨ªa antes de que Cameron fuera elegido l¨ªder conservador: "Como otros periodistas financieros, tuve la desgracia de tratar con Cameron a mediados de los noventa, cuando era relaciones p¨²blicas de Carlton, la peor compa?¨ªa de televisi¨®n del mundo. Era un individuo venenoso y resbaladizo. Entonces no era el hombre de suaves formas que pretende ser ahora. Era un pelota y un mat¨®n, trataba con desprecio a los periodistas que escrib¨ªan cosas negativas sobre Carlton y le encantaba humillar a la gente".

Sean correctas o exageradas esas descripciones, los bi¨®grafos de Cameron sostienen que la tragedia que rode¨® la corta vida de su primer hijo, Ivan, contribuy¨® a humanizarle. Ivan naci¨® en 2002 con graves problemas cerebrales que le dejaron pr¨¢cticamente paral¨ªtico y con constantes ataques de epilepsia que con el tiempo aumentaron en frecuencia y agudeza. David y Samantha se turnaban durmiendo en el hospital durante esos ataques y aprendieron la dureza de cuidar de un hijo seriamente discapacitado. Eso suaviz¨® el car¨¢cter arrogante del joven diputado. Le ense?¨® tambi¨¦n la importancia de la sanidad p¨²blica. Ivan muri¨® el 25 de febrero de 2009.

"Hay ciertas cualidades objetivas que uno necesita para ser primer ministro o presidente", sostiene Tristan Garel-Jones, diputado y ministro conservador en tiempos de Margaret Thatcher y John Major. "Uno, necesitas una buena cabeza. Dos, buena capacidad de comunicar. Tres, estar personalmente en sinton¨ªa con los tiempos que corren en tu propio pa¨ªs. Y creo que en todas esas condiciones saca una nota muy alta", opina. "Dicho esto, la cualidad esencial que necesita todo l¨ªder es judgment, que en espa?ol se podr¨ªa traducir como buen criterio, saber elegir entre distintas opciones", razona.

"Desde luego, como l¨ªder de la oposici¨®n ha demostrado que tiene eso, pero una vez que te conviertes en primer ministro, la capacidad de buen criterio que has de demostrar no tiene nada que ver con lo que hayas hecho hasta entonces. Es algo que afecta a todo el mundo, no me refiero a Cameron. Por ejemplo, Tony Blair no ejerci¨® ning¨²n cargo de Gobierno hasta que se convirti¨® en primer ministro, pero en general lo hizo muy bien durante unos a?os. Y eso es algo que s¨®lo sabes cuando ocurre. Como se dice aqu¨ª, no sabes si el pudin est¨¢ bueno hasta que te lo comes", ironiza Garel-Jones.

"Nunca le he visto perder los nervios, aunque puede ser muy seco si las cosas no se han hecho como ¨¦l esperaba", explica un miembro de su equipo de prensa que prefiere no ser identificado. "Alguna vez puede tener acceso de ira, pero he estado en muchas reuniones presididas por ¨¦l y las lleva muy bien. Escucha a la gente con gran atenci¨®n y modifica sus puntos de vista cuando alguien hace aportaciones que considera interesantes. Tiene un gran sentido del humor, por cierto: es muy, muy r¨¢pido, y es capaz de ver el lado divertido de las cosas", asegura.

"Como pol¨ªtico creo que tiene el potencial de ser un primer ministro excepcional", opina George Parker, responsable de Pol¨ªtica del Financial Times. "Su car¨¢cter y su personalidad se adaptan muy bien a un primer ministro. Est¨¢ encantado consigo mismo. Es abierto, optimista, bueno comunicando. Tiene alrededor un equipo que est¨¢ feliz con ¨¦l y es tambi¨¦n bueno tomando decisiones en los momentos dif¨ªciles", a?ade. "Cuando en 2007 Gordon Brown estuvo a punto de convocar elecciones anticipadas y los tories estaban 10 puntos por detr¨¢s de los laboristas, Cameron hizo aquel famoso discurso en Blackpool, sin notas, y consigui¨® cambiar la situaci¨®n".

Aquel discurso deslumbr¨® a muchos, pero dio tambi¨¦n argumentos a quienes le acusan de primar la forma sobre el fondo. A fin de cuentas, aqu¨¦lla era la cuarta vez que improvisaba un discurso aprendido casi de memoria. Lo hab¨ªa hecho ya con ¨¦xito en 2001 para convencer a las bases tories de la circunscripci¨®n de Witney de que le eligieran a ¨¦l como candidato a diputado. Lo volvi¨® a hacer en septiembre de 2005 al presentar ante la prensa su candidatura al liderazgo del partido. Y, otra vez, unas semanas despu¨¦s ante el congreso tory para persuadir al partido de que ¨¦l ser¨ªa el mejor l¨ªder. Y les convenci¨®. Sin embargo, es un recurso que ya no tiene impacto. Cameron volvi¨® a refugiarse en ¨¦l hace tres semanas, cuando el congreso de primavera del Partido Conservador se vio ensombrecido por la alarmante noticia de que los laboristas se hab¨ªan situado a tan s¨®lo dos puntos de distancia en las encuestas. Los analistas coincidieron en que esta vez el hablar sin notas no aument¨® el cr¨¦dito del l¨ªder conservador.

"La gran pregunta sobre Cameron es: ?sabe la gente realmente qu¨¦ quiere hacer con el pa¨ªs?", subraya Parker. "Ha sido capaz de cambiar el clima pol¨ªtico, y eso es una cualidad importante. Pero su problema, un poco como con Obama, es que no basta con hacer que la gente se sienta mejor. Tienes que tener un programa de Gobierno. Creo que es capaz de gestionar una Administraci¨®n, ?pero va a tener la audacia de tomar decisiones valientes y que la Gran Breta?a de Cameron tenga una identidad clara?", se pregunta, dejando la respuesta en el aire.

Las dudas son especialmente agudas en pol¨ªtica econ¨®mica y exterior. Los tories han ido dando vaivenes en sus promesas de recortes inmediatos del gasto p¨²blico si llegan al poder. Algo que choca con la posici¨®n del Gobierno actual y de instituciones como el FMI, que defienden que la fragilidad de la recuperaci¨®n econ¨®mica aconseja dejar para m¨¢s adelante esos recortes.

"Tiene que haber un plan coherente sobre c¨®mo resolver el problema del d¨¦ficit fiscal, pero eso es muy diferente de decir que tienen que empezar a recortar gasto inmediatamente", sostiene Martin Weale, director del Instituto Nacional de Investigaci¨®n Econ¨®mica y Social. "A corto plazo, probablemente la gente confiar¨¢ en los conservadores. Pero la dificultad que tendr¨¢n que afrontar, o que los laboristas tendr¨ªan que afrontar si son elegidos, son los recortes presupuestarios. Y los dos partidos han agravado de alguna manera ese problema al hablar de las ¨¢reas que quieren proteger, cuando lo l¨®gico es que haya recortes en todas las ¨¢reas. Creo que habr¨¢ problemas ah¨ª y que al final del proceso la gente va a sentir que el Gobierno conservador ha perdido la confianza", augura.

En pol¨ªtica exterior, Cameron es un euroesc¨¦ptico confeso. En 2005, cuando optaba al liderazgo conservador, se comprometi¨® a retirar a los eurodiputados tories del Partido Popular Europeo (PPE). No lo dijo tanto para acreditar sus credenciales antieuropeas como para socavar al rival que m¨¢s tem¨ªa, Liam Fox, un neocon que hab¨ªa hecho ya esa misma promesa a las bases conservadoras para que le eligieran a ¨¦l como nuevo l¨ªder.

Cameron ha tardado cuatro a?os en cumplir ese compromiso, pero lo ha hecho. Al liberal-dem¨®crata lord Oakeshott esa decisi¨®n le parece "espantosa". "Le ha dado la espalda al partido de Merkel, de Sarkozy, de los respetables partidos conservadores en Espa?a, Suecia y los dem¨¢s Estados miembros para acompa?ar a una horrible extrema derecha de los nuevos socios de Europa del Este. Desvincularse de los que tendr¨ªan que ser sus aliados naturales si llega a ser primer ministro es muy perjudicial para Gran Breta?a y para Europa", a?ade.

La opini¨®n de los liberales es importante porque si Cameron gana las elecciones, pero no alcanza la mayor¨ªa absoluta, algo que cada vez m¨¢s parece posible, podr¨ªa depender de ellos para lograr ser primer ministro. "Si Cameron persiste en esas posiciones eurof¨®bicas, va a hacer muy dif¨ªcil la cooperaci¨®n con los liberales-dem¨®cratas. Su eurofobia y la negativa a reformar el actual sistema electoral son asuntos muy t¨®xicos para nosotros", advierte.

Los comentaristas parecen cada vez m¨¢s convencidos de que si Cameron gana por un margen estrecho, el Reino Unido ir¨¢ de nuevo a las urnas. Lo que no est¨¢ claro es qui¨¦nes ser¨ªan los candidatos en esas circunstancias. Gordon Brown ha dejado dicho varias veces que ¨¦l no dimitir¨ªa, aunque parece sobre todo una posici¨®n t¨¢ctica. Pero ?qu¨¦ ocurrir¨ªa con Cameron si desperdicia los 28 puntos de ventaja que lleg¨® a tener en un sondeo de Ipsos-Moris en septiembre de 2008 y no logra la mayor¨ªa absoluta? Hay quien piensa que el ambicioso Boris Johnson aprovechar¨ªa esos momentos de confusi¨®n para dar un golpe palaciego y proponerse como alternativa electoral.

Las posiciones de Cameron sobre el Tratado de Lisboa han provocado tambi¨¦n gran controversia. El ala m¨¢s antieuropea del partido le reprocha que haya renunciado a convocar un refer¨¦ndum para promover la denuncia del tratado. Pero los m¨¢s europe¨ªstas temen que sus propuestas de renacionalizar varios art¨ªculos de los tratados europeos en materia de cooperaci¨®n judicial y pol¨ªtica social y retirar al Reino Unido de la Carta de Derechos Fundamentales le lleve de entrada a chocar con los aliados europeos.

Charles Grant, director del europe¨ªsta, pero antifederalista, Centro para la Reforma Europea (CER), le ha aconsejado en una reciente carta abierta que saque "lo que pueda" en materia de opting outs, "pero no pida mucho". Y que concentre su pol¨ªtica europea en las negociaciones presupuestarias de 2012 y en evitar que la City de Londres salga perjudicada en las reformas de la industria financiera.

Hay dudas tambi¨¦n sobre la sustancia de su reformismo. ?Es sincero o una pose para atraer el voto centrista? ?Cu¨¢nto hay de convicci¨®n y cu¨¢nto de oportunismo en su ecologismo o en su defensa de los derechos de los gays, por ejemplo? Los ejemplos no faltan. La fotograf¨ªa de Cameron yendo al parlamento en bicicleta seguido por un coche oficial que llevaba su maleta y su traje le ha perseguido desde entonces. Pero hay contradicciones mucho m¨¢s sospechosas sobre su repentina conversi¨®n a la modernidad. Por ejemplo, no hace tanto tiempo, en noviembre de 2003, se opuso en los Comunes a la abolici¨®n de una ley antihomosexual introducida por los tories en 1988, la famosa secci¨®n 28. Menos de tres a?os despu¨¦s, siendo ya l¨ªder de la oposici¨®n, se convirti¨® en un adalid de los derechos de las parejas homosexuales. Tambi¨¦n suscita dudas su empe?o en defender a las madres solteras y al mismo tiempo su propuesta de premiar fiscalmente a los matrimonios.

Otra de las grandes dudas que suscita es hasta qu¨¦ punto cuenta con el apoyo del partido. Tras 13 a?os en el ostracismo, los conservadores parecen unidos en torno al hombre que les ha situado en disposici¨®n de volver al Gobierno. Pero detr¨¢s de esa unidad palpitan tensiones que aparecen y desaparecen de forma epis¨®dica, seg¨²n sople el viento de las encuestas electorales. Y las vacilaciones de los sondeos parecen reflejar las dudas de los votantes: ?ha cambiado realmente el Partido Conservador o s¨®lo el envoltorio?

"Cameron es un poco como Tony Blair en 1997, cuando Blair no s¨®lo quer¨ªa modernizar el partido, sino que ¨¦l mismo era diferente del resto del partido", apunta George Parker. "Hay mucha gente en su partido que quiere reducir impuestos, y sobre todo el impuesto sobre la renta, pelearse con Bruselas, no hacer nada con el medio ambiente. Y eso es un problema. En la medida en que Cameron tenga la imagen de ganador, le seguir¨¢n; cuando empiece a haber problemas en el Gobierno, y los habr¨¢, alguna gente querr¨¢ que fracase para poder dar un giro a la derecha. Pero lo que est¨¢ claro es que si los conservadores ganan las elecciones, tendr¨¢n muchos diputados nuevos, casi 200, y muchos de ellos se han decidido a entrar en el Partido Conservador porque les gusta David Cameron y su estilo de liderazgo".

Hoy, los tories que discrepan de la agenda reformista de Cameron prefieren guardar los cuchillos. "No quiero que pierda usted el tiempo si lo que busca son cr¨ªticas a Cameron. No voy a ser cr¨ªtico porque quiero que mi partido gane las elecciones", espeta de entrada Patrick Mercer, invitando con un gesto al periodista a abandonar la conversaci¨®n antes de empezarla. Antiguo militar, el diputado Mercer fue purgado por Cameron de su equipo de Gobierno en la sombra por unas difusas acusaciones de racismo que muchos consideraron entonces oportunistas y hasta injustas.

"Voy a ser realista, eso s¨ª, pero, por favor, no espere de m¨ª que sea desleal", concede. Pero sus palabras destilan un profundo escepticismo. "Yo no apoy¨¦ a David en las elecciones para elegir l¨ªder, pero llev¨® a cabo una campa?a con mucho ¨¦xito y acab¨® convenciendo al partido para que le eligiera a ¨¦l. Yo estoy en esto para ayudar al Partido Conservador. Si el l¨ªder es alguien al que yo no he votado, ?qu¨¦ m¨¢s me da? El l¨ªder es el l¨ªder. Cuando me pidi¨® que dimitiera de la direcci¨®n, alguna gente me dijo: '?Vas a ser cr¨ªtico con David Cameron por haber hecho eso?'. Y la respuesta es no. No voy a ser cr¨ªtico con David Cameron, y tampoco lo era antes. No me gusta, pero no voy a ser cr¨ªtico. Porque es mi l¨ªder. Cuando te adhieres a una organizaci¨®n, las cosas nunca son al 100% de tu gusto. A veces pueden ser incluso opuestas a lo que t¨² quieres. Pero tienes que ser leal a ella. Y tienes que ser leal a su l¨ªder. Fue un periodo dif¨ªcil para m¨ª, pero deseo profundamente que mi partido gane las elecciones generales. Por el bien del pa¨ªs".

Sea para el bien o para el mal del pa¨ªs, los brit¨¢nicos tienen dudas. Aunque mucho m¨¢s popular que los tres l¨ªderes que le han precedido desde que los conservadores perdieron el poder en 1997 (William Hague, Ian Duncan-Smith y Michael Howard), nunca ha logrado suscitar el entusiasmo que acompa?¨® la llegada de Tony Blair a Downing Street. Quiz¨¢ porque, en el fondo, David Cameron les sigue pareciendo un enigma.