El edificio Clesa se salva
El Ayuntamiento de Madrid estudia proteger la construcci¨®n de De la Sota - Un libro recopila toda la obra del arquitecto del colegio mayor C¨¦sar Carlos
El mal recuerdo que dej¨® la demolici¨®n del edificio La Pagoda, de Miguel Fisac, en 1999, sobrevuela de vez en cuando sobre algunas obras emblem¨¢ticas de la etapa moderna firmadas por los mejores arquitectos espa?oles. Alejandro de la Sota (Pontevedra, 1913-Madrid, 1996) fue uno de ellos, el autor del gimnasio del colegio Maravillas, una joya de 1962 que sigue asombrando al mundo. La central lechera Clesa (1961), en la calle del Cardenal Herrera Oria, es otro de sus edificios importantes porque fue uno de los primeros en los que se utiliz¨® para su estructura hormig¨®n pretensado (evita pilares y permite espacios m¨¢s di¨¢fanos), adelant¨¢ndose a su tiempo.
La obra ha pasado por varios propietarios. Entre otros, Parmalat, y despu¨¦s la familia Ruiz Mateos, que es ahora la due?a. Se especul¨® con que acabar¨ªa derruido para construir viviendas. Entonces, la Fundaci¨®n Alejandro de la Sota (alejandrodelasota.org, un modelo de archivo digitalizado con m¨¢s de 3.000 documentos para consulta) pidi¨® ayuda al Colegio de Arquitectos y envi¨® una carta al alcalde de Madrid. Ahora, la Concejal¨ªa de Urbanismo ha confirmado que el inmueble est¨¢ en tr¨¢mite para ser incluido en el listado de edificios modernos y ser catalogado como protegido, para otorgarle una protecci¨®n alta o muy alta. "La protecci¨®n es importante, pero tambi¨¦n lo es llegar a tener conciencia de que debemos de cuidar el patrimonio arquitect¨®nico; s¨®lo la protecci¨®n no garantiza un adecuado mantenimiento", explica Teresa Couceiro, directora de la fundaci¨®n. "Deber¨ªamos tomar ejemplo de Berl¨ªn, donde toda la arquitectura moderna est¨¢ impoluta porque existe conciencia pol¨ªtica y ciudadana". El colegio mayor C¨¦sar Carlos, en Madrid, del Ministerio de Educaci¨®n, es un buen ejemplo de edificio en uso y que a pesar de tener la m¨¢xima protecci¨®n sufre deterioro. El rector, David Lafuente, asegura: "Hay losetas que se est¨¢n cayendo. Sorprende que un edificio con estos niveles de protecci¨®n y con su historia est¨¦ as¨ª. Estamos en conversaciones con el ministerio".
La casa Arves¨² sucumbi¨® en 1987 a la voracidad urban¨ªstica
La Fundaci¨®n Caja de Arquitectos ha publicado ahora una exhaustiva monograf¨ªa, Alejandro de la Sota, de I?aki ?balos, Josep Llin¨¢s y Mois¨¦s Puente, que incluye, adem¨¢s de manuscritos y descripciones de los proyectos que ¨¦l mismo redactaba (ten¨ªa tambi¨¦n buena pluma), una clasificaci¨®n de todos sus edificios, los que siguen en pie y los que sucumbieron a la voracidad urban¨ªstica. Como ocurri¨® con el poblado de Fuencarral (1956), que pese a ser construcciones muy baratas conten¨ªan una preocupaci¨®n est¨¦tica, y su magn¨ªfica casa Arves¨² (1955) en Madrid, demolida en 1987.
Puente, uno de los autores, recorre las tres etapas de De la Sota. "La del inicio, en la posguerra, cuando ensaya distintos lenguajes en la arquitectura popular de los poblados, con toques expresionistas, pero sin dejar de ser tradicional. Otra etapa cl¨¢sica, la m¨¢s conocida, cuando firma sus mejores obras, como el Gobierno Civil de Tarragona, Maravillas o Clesa. Y, en los setenta, cuando pierde la c¨¢tedra en la Escuela de Madrid y se recluye. Entonces se dedica a estudiar sistemas prefabricados ligeros que utiliza en el edificio de Correos de Le¨®n, en 1984. Es su etapa menos conocida y valorada, pero demuestra la virtud de poder reinventarse".
Uno de los siete hijos que tuvo el arquitecto, y que lleva su nombre, destaca del padre su honestidad. "Era optimista, con sentido del humor y muy apasionado", recuerda. "Y muy exigente en su trabajo. Rechaz¨® much¨ªsimas obras porque no estaba de acuerdo con el cliente. Cerr¨® el estudio dos veces y tuvo que recurrir a su puesto de funcionario de Correos. Mi madre tuvo mucho m¨¦rito, nunca le influy¨® en sentido contrario y esa actitud, con siete hijos, es muy loable".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.