Crisis e ideolog¨ªas
La crisis est¨¢ siendo y ser¨¢ un revulsivo importante para todos. A pesar de que algunos se limiten a unos an¨¢lisis fundamentalmente t¨¦cnicos y economicistas, y a proponer s¨®lo medidas y reformas de poco calado, cada vez est¨¢ m¨¢s extendida la sensaci¨®n de que todos nos vamos a ver obligados a revisar las actitudes personales y los valores sociales del modelo econ¨®mico y de convivencia en el que nos hemos instalado durante el ¨²ltimo siglo. Aunque hubieran pasado de moda, cubiertas bajo el alud del pensamiento ¨²nico, vamos a asistir a un renacimiento ideol¨®gico, como contraste al enga?osamente proclamado "fin de las ideolog¨ªas" de hace unas d¨¦cadas. Necesitar¨ªamos un largo texto para abarcar todo lo que esto significa, pero me limito a un r¨¢pido repaso hist¨®rico que permita adivinar, desde atr¨¢s, mis convicciones de futuro.
Es urgente elaborar la socialdemocracia del siglo XXI, que recupere el esp¨ªritu y la din¨¢mica perdidos hace dos d¨¦cadas
La irrupci¨®n del liberalismo hace m¨¢s de dos siglos y su derivada econ¨®mica, el capitalismo -entendido como libertad de mercado y libertad de empresa-, supuso una gran explosi¨®n de libertades frente a la opresi¨®n, dio lugar a una enorme din¨¢mica de creaci¨®n de riqueza y de progreso, y gener¨® paralelamente unas desigualdades insoportables.
La cr¨ªtica marxista fue acertada y oportun¨ªsima como denuncia, pero la experiencia comunista mostr¨® su incapacidad de ser alternativa v¨¢lida al exigir la renuncia a la libertad y el recurso a la dictadura, lo que las sociedades en desarrollo no pueden tolerar y se han ido quitando de encima.
La socialdemocracia, a lo largo del siglo pasado en Europa, pretendi¨® conjugar libertad con justicia en su valiente intento de domesticar el capitalismo, a base de mantener las libertades econ¨®micas y crear al mismo tiempo los contrapesos que eviten, reduzcan o compensen las desigualdades que genera el mercado. Estos contrapesos, con la intervenci¨®n del Estado, son fundamentalmente tres: regulaci¨®n del mercado, redistribuci¨®n fiscal y Estado de bienestar. Aunque los resultados quedaron lejos de las expectativas, hasta las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo se avanz¨® mucho.
Los ¨²ltimos 30 a?os, sobre todo a partir de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, han significado un gran paso atr¨¢s en este camino. Se ha desregulado el mercado, y de una manera escandalosa el mercado financiero a nivel internacional. Se ha ido degradando progresivamente en casi todos los pa¨ªses el equilibrio entre salarios reales y rentas del capital, congel¨¢ndose pr¨¢cticamente los primeros y aumentando las segundas, en especial las de origen financiero. Se ha ido haciendo regresivo el sistema fiscal, al incrementar los impuestos directos y al separar en dos escalas distintas la tributaci¨®n de las rentas del trabajo y la de las plusval¨ªas y otras rentas financieras. Y finalmente, se han cometido abusos en la utilizaci¨®n de los servicios del Estado de bienestar, poni¨¦ndose en peligro su continuidad futura.
Hay que a?adir a ello la falta de conciencia de las sociedades desarrolladas sobre todas las consecuencias de la globalizaci¨®n. No somos ya 800 millones los que vivimos confortablemente utilizando los recursos naturales y produciendo residuos, confiados en que la capacidad de todo el planeta los pueda absorber, sino que seremos a muy corto plazo m¨¢s de 2.000 millones las personas que fabrican productos y emiten CO2, y muchos m¨¢s los que con todo derecho desear¨ªan imitar nuestro modelo. En este caso, hemos de ser conscientes de que el modelo no es sostenible para estas dimensiones.
Es urgente elaborar la socialdemocracia del siglo XXI, que recupere el esp¨ªritu y la din¨¢mica perdidos hace dos d¨¦cadas, rehaga hacia adelante el camino retrocedido y traslade a una sociedad global los principios que informaron la regulaci¨®n en los espacios nacionales, entendiendo que ahora los Estados han dejado de ser islas y que la Tierra se nos ha hecho una.
Ser¨¢ muy dif¨ªcil una salida estable -sostenible- de la crisis si no podemos contar con las herramientas que deben salir de una nueva regulaci¨®n del sistema financiero, de una reforma fiscal, de una revisi¨®n del Estado de bienestar, de una reforma de las relaciones laborales y de una revoluci¨®n en el modelo energ¨¦tico. Todas estas reformas han de restablecer, a un nuevo nivel, los equilibrios destruidos estos a?os, destrucci¨®n de la que la crisis es el m¨¢s claro s¨ªntoma.
Es tiempo de ideolog¨ªa y es tiempo de liderazgo.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.