Los intocables
Las borracheras de poder, adem¨¢s de peligrosas, acostumbran a ser rid¨ªculas. El caso de Jaume Matas, tras leer el auto del juez, recuerda aquella caricatura de los Spitting image, que en la ¨²ltima ¨¦poca disfrazaban a Margaret Thatcher como Ner¨®n, con corona de laurel y lira incluidas, hablando en plural mayest¨¢tico y ordenando quemar Roma cada vez que la contrariaban.
Lo del ex ministro y ex presidente balear ha sido una cuesti¨®n de velocidad. Lo escrib¨ªa estos d¨ªas un periodista honesto que conoce bien las maneras del ex presidente. Andreu Manresa recordaba que a Matas le gustaba tener la divisa "prest i sense por". Actuando r¨¢pido y sin miedo, como se deduce del escrito del juez, como un cacique en la adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas sin concurso, dando ¨®rdenes con un divino "?h¨¢gase!", elevando actas de reuniones ficticias de entes ficticios, cobrando sobornos... Vetando periodistas y premiando econ¨®micamente a los pelotas. En definitiva, amasando presuntamente una fortuna il¨ªcita con el dinero de los ciudadanos de los que deb¨ªa ser servidor p¨²blico.
Probablemente no estamos habituados a una justicia que opta por hablar claro en vez de moverse en la ambig¨¹edad
Los mallorquines han votado y han visto crecer al que parec¨ªa intocable. "En Jaumet de l'el¨¨ctrica", por la tienda de electrodom¨¦sticos de la familia, o "En Jaume de ses geleres" se crey¨® m¨¢s listo que los dem¨¢s, incluidos dos fiscales anticorrupci¨®n trabajadores y discretos, y un juez con el punto de autoestima necesario para no dejarse insultar durante el interrogatorio. Diecis¨¦is horas en las que Matas se escud¨® en que el presidente no se ocupaba de la "gesti¨®n" y no estaba "para seg¨²n qu¨¦ cosas", aunque ¨¦stas supusieran gastos millonarios en un vel¨®dromo in¨²til porque su pista no est¨¢ homologada.
La desfachatez lleg¨® al punto de molestar a los mallorquines, a los que ofende la apariencia y la ostentaci¨®n. Una denuncia sobre costes del Palma Arena y posteriores an¨®nimos sobre enriquecimiento il¨ªcito y pagos en dinero negro progresaron a pesar de que el fiscal jefe de Baleares y el fiscal general del Estado defendieron el archivo del caso. El fiscal de Baleares es el mismo al que Matas llam¨® pocos d¨ªas antes de su declaraci¨®n para pedirle que estuviera presente y al que respondi¨® con un "no me torees" ante las evasivas de Bartomeu Barcel¨®.
Ahora en Mallorca los intocables son otros. Dos fiscales y un juez instructor sin miedo a los que los viandantes aplauden cuando entran en el juzgado.
?Por qu¨¦ nos sorprende el tono contundente del auto de Jos¨¦ Castro? Probablemente porque no estamos acostumbrados a una justicia a la que se le entienden las palabras y que opta por hablar claro en vez de moverse en la ambig¨¹edad, habitualmente m¨¢s rentable.
Castro ya investig¨® el caso Calvi¨¤, el intento de soborno de un edil del PSOE por parte de cargos del PP, y ha metido la nariz en otro de los reinos de la isla: Uni¨® Mallorquina. Castro y los fiscales Horrach y Carrau son los mismos juez y fiscales que en pleno proceso de jornadas intensas y extensas se escaparon una hora y media para comer y no faltaron a la despedida de un funcionario del juzgado.
Matas ha ido siempre por v¨ªa r¨¢pida. Desde que Ant¨®n Ca?ellas en 1989 le nombr¨® director general de Presupuestos y cuatro a?os despu¨¦s consejero de Econom¨ªa y Finanzas. Fue tambi¨¦n r¨¢pido cuando a trav¨¦s de una conjura parlamentaria obtuvo la dimisi¨®n de Crist¨°fol Soler, que result¨® demasiado independiente, y ali¨¢ndose con un grupo de conspiradores y la direcci¨®n madrile?a del PP lleg¨® a la c¨²pula del partido.Tras perder el poder en 1999, Aznar acudi¨® al rescate haci¨¦ndole ministro. Apob¨® el Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) y dej¨® la gesti¨®n de la crisis del Prestige para irse de vacaciones a Do?ana. En 2003 obtuvo la mayor¨ªa absoluta y perdi¨® el sentido de la mesura.
La semana pasada, su defensa se desbarat¨® por basarse en un subjetivo convencimiento de impunidad. Su letrado trat¨® de sembrar la duda sobre la transparencia del proceso, impugnando las escuchas telef¨®nicas e insinuando la presencia de micr¨®fonos. Rafael Perera hac¨ªa un gesto televisivo mirando al techo, como si tuviera que encontrar la nariz de Mortadelo y Filem¨®n asomando por el Pladur.
El PP balear tampoco sale airoso, contin¨²a disimulando. Su portavoz, Miquel Ramis, se ha limitado a recordar la salida de la c¨¢rcel de Luis Rold¨¢n y el caso Filesa. Un "y t¨² m¨¢s" que no parece la mejor forma de abrir una nueva etapa ni de desmarcarse de las pr¨¢cticas corruptas de Matas y las sospechas sobre la financiaci¨®n del partido.
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