A pagar los da?os
La tasa que gravar¨¢ a la banca europea debe dar paso a una mayor coordinaci¨®n econ¨®mica
Por muy escarmentados que hayan quedado los bancos que causaron y amplificaron la crisis financiera global que emergi¨® hace casi tres a?os, ¨¦sta no ser¨¢ la ¨²ltima que sufra la econom¨ªa mundial. La inestabilidad financiera es consustancial al sistema econ¨®mico. Pero lo que s¨ª puede hacerse es prevenir y, sobre todo, disponer de los medios para que quienes generen las crisis sufraguen al menos la mayor parte de sus costes. Eso es lo que pretenden los Gobiernos alem¨¢n y franc¨¦s con la decisi¨®n de imponer una prima de seguro a los bancos para financiar posibles rescates bancarios en el futuro. Con este fondo, calculado en Alemania en 1.200 millones de euros anuales, se aliviar¨¢ la perversa paradoja de que sean los contribuyentes los que corran con los costes de salvar aquellos bancos que han actuado al margen del rigor t¨¦cnico en la gesti¨®n de riesgos o que han vulnerado la propia regulaci¨®n.
El paso tomado el pasado mi¨¦rcoles responde al compromiso tomado por los gobiernos del G-20. Adem¨¢s de imponer el principio de que pague quien destroce, es necesario regular de forma muy estricta las actuaciones de los agentes financieros que pueden conducir a p¨¦rdidas de bienestar como las que ahora sufren las poblaciones de buen n¨²mero de pa¨ªses. La Administraci¨®n americana ya propuso hace un par de meses una tasa similar, pero destinada a recuperar durante los pr¨®ximos 10 a?os la financiaci¨®n p¨²blica empleada en los salvamentos ya realizados.
Que la decisi¨®n franco-alemana se haya adoptado en un Consejo de Ministros alem¨¢n al que ha acudi¨® la ministra de Econom¨ªa francesa, Christine Lagarde, transmite el mensaje de que las pol¨ªticas econ¨®micas europeas necesitan una coordinaci¨®n m¨ªnima que hasta ahora no se ha producido, ni siquiera sugerido. Coordinaci¨®n que ojal¨¢ se extienda al resto de pol¨ªticas econ¨®micas y a las dem¨¢s econom¨ªas de Europa y de la OCDE. Llega adem¨¢s cuando persisten las secuelas del p¨¢nico provocado por la crisis griega y en un momento pol¨ªtico oportuno, cuando en Europa se han desatado las reticencias y los celos por el permanente super¨¢vit comercial alem¨¢n.
Esta nueva modalidad de la tasa Tobin no deber¨ªa ser el ¨²ltimo paso. En un entorno de movilidad internacional total de los capitales, el arbitraje regulador inducido por diferentes normas nacionales es pernicioso para la asignaci¨®n de recursos financieros y acaba generando tensiones proteccionistas nada convenientes.
Espa?a, adem¨¢s de tomar buena nota del mecanismo propuesto, deber¨ªa aprovechar su periodo de presidencia espa?ola para europeizarlo. Cierto es que el predicamento espa?ol en la resoluci¨®n de problemas con las entidades de cr¨¦dito no est¨¢ en su mejor momento, como prueba la indecisi¨®n en las recapitalizaciones de bancos y cajas. Pero esta iniciativa franco-alemana merece trasladarse al pr¨®ximo encuentro del G-20 al que Espa?a podr¨¢ seguir accediendo en su calidad de presidente de la UE.
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