Dar nombre 'al problema que no tiene nombre'
Con la crisis, el 90% de las mujeres ha dejado de buscar empleo. ?Es hora de una nueva m¨ªstica de la feminidad?
La colecci¨®n Feminismos de la editorial C¨¢tedra ha celebrado en el C¨ªrculo de Bellas Artes, con una inusitada presencia de p¨²blico, la edici¨®n del n¨²mero 100. Significativamente, la publicaci¨®n a la que corresponde este n¨²mero tan redondo es la emblem¨¢tica obra de Betty Friedan, La m¨ªstica de la feminidad. Este libro, que contribuy¨® de forma decisiva a la emergencia de la llamada "segunda ola" del feminismo, fue publicado en Estados Unidos en 1963 y ha conocido sucesivas reediciones y traducciones en diversos idiomas. Su influencia sobre la orientaci¨®n de las vidas de las mujeres puede ser comparada a la que en su d¨ªa (1949) ejerci¨® otro libro cl¨¢sico, El segundo sexo, de Simone de Beauvoir.
Cl¨¢sico es lo que sobrevive al paso del tiempo. Pero, adem¨¢s, ha de contener claves fundamentales para entender el nuestro. La cabal autocomprensi¨®n por parte del movimiento feminista de sus se?as de identidad pasa por cultivar la reflexi¨®n y el di¨¢logo con sus hitos cl¨¢sicos. Y esta adecuada autocomprensi¨®n es fundamental para que sean comprendidos nuestros proyectos y lograr cada vez m¨¢s consenso fuera de los medios militantes feministas.
Betty Friedan supo dar nombre a lo que en su momento hist¨®rico se lleg¨® a denominar "el problema que no tiene nombre" de las mujeres. Este problema hac¨ªa referencia a un insidioso malestar que experimentaban de forma cada vez m¨¢s aguda las amas de casa estadounidenses de clase media que viv¨ªan en los barrios residenciales. Estas mujeres no ejerc¨ªan ninguna profesi¨®n ni trabajo extradom¨¦stico, pero se hab¨ªan beneficiado del acceso a los estudios que hab¨ªa hecho posible para ellas la lucha sufragista de la anterior generaci¨®n. Padec¨ªan, de acuerdo con las conclusiones de Friedan despu¨¦s de un minucioso trabajo de periodismo de investigaci¨®n, una "crisis de identidad". No se reconoc¨ªan en el retrato de madre y esposa feliz, directora gerente de un hogar lleno de electrodom¨¦sticos, a la que ya no se pod¨ªa llamar "fregona". Toda una orquestaci¨®n, desde las revistas femeninas hasta los consultores matrimoniales, los anuncios televisivos, los fabricantes de electrodom¨¦sticos, los psiquiatras freudianos y otros tantos "expertos", se orient¨® a la elaboraci¨®n de "la m¨ªstica de la feminidad", el nombre que acu?¨® Betty Friedan para "el problema que no tiene nombre". El cultivo de esta m¨ªstica apartaba a las mujeres de todo aquello que se puede considerar como lo gen¨¦ricamente humano: la relaci¨®n con el mundo y sus problemas, la realizaci¨®n de un proyecto personal, las experiencias de un trabajo que genera alguna sensaci¨®n de autonom¨ªa. Lo gen¨¦ricamente humano resulta ser masculino. Ya dec¨ªa Simone de Beauvoir que hab¨ªa dos clases de seres: las mujeres y las personas. Y cuando las mujeres pretend¨ªan ser personas, entonces se las tildaba de masculinas.
La historia se repite. Tras los avances conseguidos por las mujeres en la segunda ola, se produjo una orquestaci¨®n similar en torno al feminismo como culpable de las desgracias de las mujeres. La peor de ellas: no tener un hombre. El fantasma de la amarga soledad. Susan Faludi reconstruy¨® l¨²cidamente este discurso en su obra Reacci¨®n. La guerra no declarada contra la mujer moderna (1991). Hemos seguido adelante, pero nos inquieta el dato de que entre quienes han dejado de buscar empleo en nuestra crisis el 90% son mujeres. ?Es posible todav¨ªa una nueva versi¨®n de La m¨ªstica de la feminidad?
La m¨ªstica de la feminidad. Betty Friedan. C¨¢tedra. Madrid, 2009. 472 p¨¢ginas. 35 euros. Reacci¨®n. La guerra no declarada contra la mujer moderna. Susan Faludi. Anagrama. Barcelona, 1991. 560 p¨¢ginas. 18 euros.
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