"Si contin¨²a la proliferaci¨®n de armas nucleares, acabar¨¢n en manos terroristas"
El tratado de reducci¨®n de armamento nuclear firmado ayer por los presidentes Barack Obama y Dmitri Medv¨¦dev abre una nueva perspectiva entre las dos superpotencias que puede desembocar en la creaci¨®n de un escudo antimisiles conjunto y en una alianza en la que se diluir¨ªa la confrontaci¨®n entre Rusia y la OTAN. As¨ª opina Alex¨¦i Arb¨¢tov, reconocido especialista en seguridad y desarme, que fue vicepresidente del Comit¨¦ de Defensa de la Duma rusa.
"Si contin¨²a la proliferaci¨®n de armas nucleares, acabar¨¢n cayendo en manos de terroristas y la ¨²nica cuesti¨®n ser¨¢ cu¨¢ndo y d¨®nde se producir¨¢ la primera explosi¨®n", dice el experto. "Al ritmo con que se difunden hoy los materiales y las tecnolog¨ªas nucleares, antes de 10 a?os puede llegar a detonarse una carga at¨®mica como las de Hiroshima o Nagasaki", sentencia. El nuevo tratado de desarme estrat¨¦gico ruso-norteamericano parte de la "presunci¨®n de inocencia" del socio, pero no renuncia al control de las armas y es menos r¨ªgido que el establecido en 1991, el START.
"Rusia pretende desarrollar un escudo antimisiles conjunto con EE UU"
"El Nuevo START no reduce mucho las armas, pero incluye m¨¢s controles"
Entre el documento de entonces y el de ahora hubo un intento abortado de regulaci¨®n en 2002. Se llamaba SORT. EE UU y Rusia lo firmaron y ratificaron, pero no pudieron ponerse de acuerdo sobre las reglas para contabilizar las cargas nucleares, el sistema para controlarlas y el procedimiento para liquidarlas.
"El Nuevo START introduce nuevas reglas de contabilidad, nuevos sistemas de verificaci¨®n y control y contempla una nueva reducci¨®n, no muy profunda en comparaci¨®n con el documento de 2002, pero jur¨ªdicamente vinculante", explica el experto. El acuerdo no limita las armas defensivas, pero en su pre¨¢mbulo reconoce su vinculaci¨®n. "Eso no obliga a mucho, pero en futuras negociaciones podremos negarnos a continuar reduciendo nuestro potencial si tememos que un escudo antimisiles pueda utilizarse contra nosotros", explica.
"Rusia renueva sus armas ofensivas, pero tiene un sistema de defensa antimisiles muy limitado, residuo de la guerra fr¨ªa. En cambio, EE UU cancel¨® los planes del anterior Gobierno de Bush, pero no renuncia a la idea de un sistema antimisiles global, aunque no tiene prisa, porque su prioridad hoy es hacer frente a las amenazas de Corea del Norte e Ir¨¢n, y por eso est¨¢ interesada en un sistema regional. Rusia insiste en que le aseguren que ese sistema no podr¨¢ ser utilizado en contra sus armas ofensivas", dice.
Al renunciar a instalar elementos de un escudo antimisiles en Europa central, la Administraci¨®n de Obama posibilit¨® el tratado que se firm¨® ayer, pero su indefinici¨®n sobre el futuro inquieta a Rusia. "En los pr¨®ximos 5 o 10 a?os no habr¨¢ un escudo de defensa antimisiles norteamericano que amenace la seguridad de Rusia, pero dentro de 15 o 20 a?os la situaci¨®n puede ser otra", explica.
Por eso, "Rusia querr¨ªa firmar un nuevo acuerdo para desarrollar conjuntamente un escudo antimisiles o que EE UU se comprometa a limitar sus sistemas de defensa antimisiles para que no afecten al potencial estrat¨¦gico de Rusia. Un escudo antimisiles conjunto ruso-norteamericano s¨®lo puede darse entre dos aliados muy cercanos", se?ala Arb¨¢tov, mientras recuerda que Washington no tiene un escudo antimisiles conjunto ni siquiera con sus aliados de la OTAN.
Arb¨¢tov propone avanzar paso a paso y recuperar el acuerdo firmado hace una d¨¦cada para crear en Mosc¨² un centro conjunto de intercambio de datos sobre el lanzamiento de misiles bal¨ªsticos. Ese acuerdo "congelado" es de inter¨¦s mutuo, ya que puede evitar que el lanzamiento de misiles por parte de terceros se confunda con el lanzamiento de misiles por parte del otro o en contra del otro. La siguiente etapa puede ser ya la "creaci¨®n de una defensa antimisiles t¨¢ctica, ya que, como consecuencia del tratado de 1987 que suprim¨ªa los misiles de corto y medio alcance, Rusia y EE UU no tienen contradicciones entre lo ofensivo y lo defensivo en este campo y podr¨ªan crear un escudo para defender el territorio europeo de Rusia y a Europa de los ataques del sur. Desde Libia, Argelia, Pakist¨¢n o, en el futuro, Arabia Saud¨ª (...) Por ahora las conversaciones de Mosc¨² y la OTAN sobre ese tema no han pasado de los juegos de ordenador", a?ade Arb¨¢tov, quien recalca que para crear un sistema antimisiles de gran envergadura se necesita un cambio sustancial en las relaciones ruso-norteamericanas.
Opina Arb¨¢tov que Occidente se equivoca al acoger la propuesta rusa de una nueva arquitectura de seguridad en Europa como un gesto propagand¨ªstico "para dividir y debilitar a la OTAN e impedir su ampliaci¨®n". En la propuesta de Medv¨¦dev hay dos puntos que la OTAN podr¨ªa haber aceptado sin verse perjudicada: que ninguna de las partes construye su seguridad en contra de la otra y que cualquier pa¨ªs puede pedir ayuda a otro para garantizar su seguridad. "La OTAN deber¨ªa haberse aferrado a ese segundo punto, porque hay pa¨ªses neutrales y pos-sovi¨¦ticos que desean pedir ayuda a la Alianza, pero es poco probable que haya pa¨ªses que pidan ayuda a Rusia".
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