Los pocos y los muchos
Parece que investigadores del Hospital Universitario Virgen del Roc¨ªo, en Sevilla, hab¨ªan descubierto los efectos anticancer¨ªgenos de una medicina que se usa como antiinflamatorio, antidepresivo, ansiol¨ªtico, antiem¨¦tico, adem¨¢s de ser un hepatoprotector y un neuroprotector, una maravilla. A ciertas dosis, masivas, ese f¨¢rmaco inhibir¨ªa el crecimiento de las c¨¦lulas cancer¨ªgenas y les inducir¨ªa una muerte saludable, adem¨¢s de detener su invasi¨®n, la met¨¢stasis. El f¨¢rmaco ser¨ªa un liquidador de c¨¦lulas tumorales. La Oficina del Defensor del Pueblo ha dictaminado que la maravilla no se ofrec¨ªa en hospitales p¨²blicos a todos los enfermos. Se les daba s¨®lo a enfermos escogidos, familiares de m¨¦dicos, por ejemplo.
Una se?ora de Sevilla, a la que se le mor¨ªa un hijo, pidi¨® para ¨¦l la droga maravillosa, y no se la dieron. As¨ª que la compr¨® en Andorra, por Internet, 600 euros el tratamiento diario, pagado por la misericordia de los vecinos y un partido ben¨¦fico del Betis. No se cur¨® el hijo, pero su vida fue m¨¢s soportable. Y la madre acudi¨®, pesarosa, al Defensor. En los a?os cuarenta la penicilina se vend¨ªa de contrabando. Llegaba de Gibraltar a bares pr¨®ximos al puerto de M¨¢laga. Carlos Castilla del Pino (tan recordado, tan echado de menos) contaba en sus memorias c¨®mo, joven m¨¦dico en Madrid, compr¨® sulfapiridina en el Bar Chicote para el hijo, con meningitis, de un colega que tambi¨¦n era un superior. El ni?o salv¨® la vida. "Pagu¨¦ por aquellas diez tabletas 500 pesetas: un dineral", cuenta Castilla del Pino. Hoy el dineral son 600 euros por 30 c¨¢psulas diarias. Internet equivale al Chicote de los a?os cuarenta, y al puerto de M¨¢laga, y a todos los puntos de contrabando de la tierra. Y siempre ha habido favoritos de la fortuna y desafortunados.
La Consejer¨ªa de Salud dice que no ha habido trato desigual entre enfermos. La Oficina del Defensor afirma lo contrario. Pero las cosas que dicen los m¨¢ximos responsables de la consejer¨ªa son contradictorias o confusas. Dicen que han muerto muchos de los enfermos tratados con el f¨¢rmaco supuestamente antitumoral, pero tambi¨¦n alega que los tratados han sido muy pocos, unos cuantos, tres, cuatro, seis. Dicen que no se les administra a los enfermos porque la fe en el medicamento m¨¢gico es m¨¢s bien supersticiosa. La creencia en esa droga multiuso es una superstici¨®n, no se basa en pruebas cient¨ªficas, dice Salud, y quiz¨¢ acierte. Tambi¨¦n la ciencia tiene un halo supersticioso, o religioso. Como cualquier otra fe, promete consuelo y alivio contra las amenazas de la vida, y es sintom¨¢tico que los tres hospitales p¨²blicos donde se reparti¨® el f¨¢rmaco celebren a tres V¨ªrgenes, la del Roc¨ªo y la de la Macarena, en Sevilla, y la de las Nieves, en Granada.
La droga antitumoral puede ser una supercher¨ªa, pero, seg¨²n el Defensor del Pueblo, ha sido una superstici¨®n tolerada a ciertos enfermos escogidos. Y la Consejer¨ªa de Salud no informa a los ciudadanos de que el producto posiblemente prodigioso, de posibles efectos en el tratamiento de choque contra las c¨¦lulas cancer¨ªgenas, ocupa desde hace a?os a investigadores del Hospital Universitario Virgen del Roc¨ªo, subvencionados en parte por la Consejer¨ªa de Innovaci¨®n, Ciencia y Empresa de la Junta. El fruto de las investigaciones ha aparecido en alguna publicaci¨®n especializada internacional, con la firma de cient¨ªficos adscritos a centros dependientes de la Consejer¨ªa de Salud. Los investigadores sostienen haber demostrado in vitro la acci¨®n antitumoral del aprepitant, nombre de la prometedora droga. Pero hasta este momento, cuando el Defensor del Pueblo ha denunciado el trato de favor en el reparto de aprepitant y esperanza, la Consejer¨ªa de Salud no hab¨ªa dicho que todo es superstici¨®n, superstici¨®n a su cargo. Son inconsistentes nuestros gobernantes.
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