Crecer s¨ª, pero poco y sin empleo
La nueva realidad poscrisis apunta a un largo periodo de bajo crecimiento y alto desempleo
Aunque la mayor¨ªa de las econom¨ªas -oficialmente a¨²n no es el caso de la espa?ola- ya han dejado atr¨¢s la recesi¨®n, el paro seguir¨¢ creciendo hasta mediados de a?o. Eso dicen, al menos, los pron¨®sticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE). Seg¨²n esta ¨²ltima, "la tasa de paro alcanzar¨¢ su m¨¢ximo nivel en la primera mitad de 2010 en Estados Unidos, pero no ser¨¢ hasta 2011 cuando el desempleo empiece a reducirse en la zona euro", siempre m¨¢s retrasada en el ciclo. En el caso espa?ol, la teor¨ªa dice que la econom¨ªa no crea empleo neto hasta que su crecimiento alcanza un ritmo de, al menos, un 2% y ni siquiera el Gobierno, m¨¢s optimista que el resto de los analistas, prev¨¦ que se alcance ese nivel antes de 2012.
"El paro crecer¨¢ en EE UU hasta junio y en la zona euro hasta 2011"
El empleo es un indicador atrasado de la evoluci¨®n de la econom¨ªa
En la zona euro, el paro estructural alcanzar¨¢ el 8,8% en 2011
En la OCDE habr¨¢ 20 millones de parados m¨¢s que antes de la crisis
En 1990/1991 y en 2001 ya se produjo una recuperaci¨®n sin empleo
La crisis se ha cebado especialmente en los j¨®venes
El fuerte aumento de la productividad explica en parte la escasez de empleos
El desempleo de larga duraci¨®n incrementa la tasa de paro estructural
M¨¢s all¨¢ de las circunstancias concretas que afectan a cada pa¨ªs, ?cu¨¢nto hay de verdad en ese pesimismo que rodea a la b¨²squeda de empleo? Las previsiones no permiten grandes alegr¨ªas, al menos en el mundo considerado desarrollado, pues la recuperaci¨®n sigue otro patr¨®n bien distinto entre los pa¨ªses emergentes.
Es cierto que la ausencia de previsibilidad de la crisis ha restado credibilidad a los pron¨®sticos econ¨®micos. Aunque los ¨²ltimos datos del mercado laboral, sobre todo en Estados Unidos, han suscitado un cierto optimismo entre los analistas. Como tambi¨¦n es verdad que el paro es un indicador atrasado de la evoluci¨®n de la econom¨ªa y que cuando los datos de la actividad comienzan a te?irse de rojo, las oficinas de empleo todav¨ªa tardan un tiempo antes de empezar a llenarse de nuevos parados. Al rev¨¦s sucede lo mismo. Estados Unidos abandon¨® la recesi¨®n en el tercer trimestre de 2009 y aunque marzo ha sido un buen mes para el empleo nadie lanza las campanas al vuelo.
"Pese a esas buenas noticias, el mercado de trabajo permanece extremadamente d¨¦bil", admit¨ªa esta semana el vicepresidente de la Reserva Federal, Donald Kohn. "Si como prevemos, el crecimiento va a ser muy moderado, es m¨¢s que probable que las ganancias de empleo s¨®lo reducir¨¢n la tasa de paro muy lentamente".
Un patr¨®n especialmente grave para Espa?a, cuya tasa de paro se sit¨²a en el 18,8% y no pocos analistas prev¨¦n que trepar¨¢ hasta el 20% en un futuro no muy lejano. Tanto como para que algunos espa?oles vuelvan a salir fuera a buscar la oportunidad que no encuentran en su pa¨ªs. No era una opci¨®n en la que hubieran pensado Conchi y Paco cuando empezaron a vivir juntos. Entonces, el sector de la construcci¨®n donde trabajaban funcionaba a pleno rendimiento y pod¨ªan incluso permitirse el lujo de rechazar trabajos y cambiar de empresa con cierta frecuencia, con la consiguiente mejora en las condiciones laborales y salariales.
Ahora hace ya casi un a?o que viven en Leeds, una peque?a ciudad al norte de Londres. Ante las malas perspectivas de la econom¨ªa, y de su sector en particular, optaron por mejorar su formaci¨®n y, claramente, el ingl¨¦s era una laguna. Como algunos a?os antes hab¨ªan hecho sus propios t¨ªos o sus abuelos, se marcharon fuera a probar suerte y tras asumir que era imposible encontrar un empleo en lo suyo -que bastante tiene Reino Unido con su propia crisis inmobiliaria-, apostaron por probar casi con cualquier empleo. En Leeds no faltan ofertas de empresas de catering y ya le empiezan a coger el truco a eso de servir c¨®cteles y pasar bandejas. "Nos queda por lo menos otro a?o u otros dos aqu¨ª", asegura Conchi. "Ninguno de nuestros compa?eros ha encontrado empleo y, lo peor, es que ninguno cree que pueda hacerlo porque el sector est¨¢ completamente parado. Y hay algunos casos dram¨¢ticos porque la prestaci¨®n por desempleo se les termina y tienen hipotecas e hijos que mantener".
No en vano una de las caracter¨ªsticas de la actual crisis ha sido su fuerte impacto sobre el empleo, su virulencia a la hora de destruir puestos de trabajo. S¨®lo Estados Unidos ha perdido m¨¢s de ocho millones de empleos con la crisis y si, adem¨¢s, tenemos en cuenta a los que ya han dejado de buscar empleo, los que trabajan a tiempo parcial de forma no voluntaria y los que tienen un empleo por debajo de sus posibilidades, la tasa de paro total pasa del 9,7% oficial hasta el 16,9%, seg¨²n c¨¢lculos del Deutsche Bank. Entre los pa¨ªses del selecto club de la OCDE, habr¨¢ 20 millones de parados m¨¢s de los que hab¨ªa al inicio de la crisis, lo que supone el peor comportamiento desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero a¨²n m¨¢s, la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) calcula que en todo el mundo el n¨²mero de parados se situar¨¢ entre 219 y 241 millones, la mayor cifra nunca registrada.
Y no se trata s¨®lo de cantidad, ya de por s¨ª importante, sino tambi¨¦n de calidad. Los analistas de Banesto lo explican en uno de sus ¨²ltimos informes de Econom¨ªas y Mercados. "Los despidos permanentes [en Estados Unidos] han sido mucho m¨¢s elevados que otras veces y han superado con creces a los temporales". Los datos de marzo revelan precisamente que la mayor parte del empleo creado lo es de car¨¢cter temporal y las propias autoridades reconocen que se est¨¢ produciendo un cambio sectorial en el mercado laboral, lo que implica que los sectores m¨¢s intensivos en puestos de trabajo, que han sido los m¨¢s afectados por la crisis como la construcci¨®n, no ser¨¢n precisamente los que lideren la creaci¨®n de empleo en esta etapa.
El deterioro del mercado laboral ha sido mucho m¨¢s intenso en Estados Unidos [ver gr¨¢ficos de la siguiente p¨¢gina] que en la eurozona. En buena medida debido a los programas puestos en marcha por los Gobiernos para frenar la destrucci¨®n de empleo, como el Kurzarbeit alem¨¢n. Pero eso no significa que las perspectivas sean ahora mejores a este lado del oc¨¦ano.
"Una d¨¦bil recuperaci¨®n de la demanda, combinada con niveles muy bajos de productividad, implica que las empresas ser¨¢n muy reticentes a la hora de contratar trabajadores. Parece muy probable que incluso cuando la econom¨ªa empiece a recuperarse, el paro permanecer¨¢ elevado por bastante tiempo y luego s¨®lo empezar¨¢ a caer de forma lenta. En otras palabras, ser¨¢ una recuperaci¨®n sin empleo. Y eso significa que el consumo permanecer¨¢ bajo, lo que a su vez debilitar¨¢ a¨²n m¨¢s la recuperaci¨®n", aclara desde Mil¨¢n Marco Annunziata, economista jefe de UniCredit.
No ser¨ªa la primera vez que asistimos a una recuperaci¨®n sin empleo. Los profesores David Andolfatto y Glenn MacDonald ya describieron en un trabajo en 2004 que en las dos anteriores recesiones en Estados Unidos [oficialmente la de 1990-1991 y la de 2001] "el crecimiento del empleo hab¨ªa tardado varios trimestres en seguir a la recuperaci¨®n econ¨®mica, un escenario que los analistas pasar¨ªan a conocer como recuperaci¨®n sin empleo". Para otros expertos, el concepto de recuperaci¨®n sin empleo es una contradicci¨®n en s¨ª misma, pues entienden que no se puede hablar verdaderamente de recuperaci¨®n si no tiene la fortaleza suficiente como para crear empleo.
Los profesores Andolfatto y MacDonald citan en su informe un trabajo de 2003 del actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, para justificar ese comportamiento, entre otros factores, por el incremento de la productividad. "Un fuerte crecimiento de la productividad ofrece grandes beneficios para la econom¨ªa a largo plazo [...]. Pero en los dos ¨²ltimos a?os, dado el err¨¢tico comportamiento de la demanda final [el incremento de la productividad], tambi¨¦n ha permitido a las empresas cubrir sus necesidades de producci¨®n sin contratar m¨¢s trabajadores", explicaba Bernanke. A finales de 2009 -los ¨²ltimos datos disponibles- la productividad crec¨ªa en Estados Unidos a un ritmo del 5,8% anual.
En el ¨²ltimo a?o la OIT ha venido alertando del riesgo de una crisis del empleo, lo que algunos expertos del FMI han calificado como la tercera oleada de la crisis, tras la financiera y la econ¨®mica. Y lo cierto es que no se trata de compartimentos estancos sino que entre ellas se alimentan y tienen consecuencias de car¨¢cter tanto temporal como estructural.
Clemente de Lucia, de BNP Paribas, recuerda que "la historia sugiere que las recesiones causadas por problemas financieros tienden a durar m¨¢s y a ser m¨¢s severas. A ello hay que a?adir que la recesi¨®n de 2009 fue tambi¨¦n sincronizada, un elemento que ha exacerbado la ca¨ªda del PIB" y que puede tener consecuencias tanto temporales como estructurales sobre la econom¨ªa y, en particular, sobre el empleo.
Es lo que en 1986 dos entonces desconocidos profesores del MIT y de Harvard, Olivier Blanchard -actual economista jefe del FMI- y Larry Summers -ahora director de la Oficina Econ¨®mica de la Casa Blanca-, describieron como el efecto "hist¨¦resis". La teor¨ªa econ¨®mica tradicional aseguraba que el desempleo de larga duraci¨®n llevaba a los trabajadores parados a reducir su nivel de expectativas salariales, momento en el que las empresas reanudaban la contrataci¨®n con el consiguiente ahorro de costes. Blanchard y Summers descubrieron que eso no era siempre as¨ª, que muchos parados de larga duraci¨®n o bien dejaban de buscar empleo, desmotivados, o su nivel de formaci¨®n dejaba de ser el apropiado para las necesidades productivas. De esa forma, no se daban presiones a la baja sobre los salarios y la tasa de paro estructural, esa que es compatible con un nivel estable de la inflaci¨®n [conocida como Nairu], se disparaba. Y a mayor nivel de paro estructural, menor crecimiento potencial, el nivel de crecimiento que alcanza una econom¨ªa si pone funcionar a pleno rendimiento todos sus factores.
Las especiales tensiones que rodean al mercado laboral en esta ocasi¨®n han rescatado el concepto de hist¨¦resis del olvido, pero el propio Blanchard ha matizado las conclusiones de aquel trabajo en una reciente entrevista con la revista del FMI. "Digamos que el crecimiento va a ser bajo, que el incremento de la productividad va a ser normal y que el aumento del empleo va a ser muy escaso", puntualiza. Otros economistas, sin embargo, dan plena vigencia a sus tesis, entre otros De Lucia. En su opini¨®n, al menos en la eurozona, "suscita especial preocupaci¨®n que buena parte del aumento del desempleo pueda traducirse en una mayor tasa de paro estructural". Y esa es su previsi¨®n.
Para la zona euro, sus c¨¢lculos apuntan a que el paro estructural en esta crisis aumentar¨¢ desde el 8% estimado en el segundo trimestre de 2009 hasta el 8,8% a mediados de 2011. Para Estados Unidos, el incremento es mucho menor, del 4,9% al 5,1% en el mismo periodo.
La misma tesis es compartida por la OCDE que en un reciente informe aseguraba que "la recesi¨®n ha mermado el crecimiento potencial de las econom¨ªas de la zona [los 30 integrantes de la organizaci¨®n] a medio plazo y eso supondr¨¢ una reducci¨®n media del PIB del 3% para esos pa¨ªses".
No son s¨®lo las variables y los modelos econ¨®micos los que est¨¢n en juego. Un escenario semejante tiene consecuencias devastadoras para muchas personas y serias implicaciones sociales, que los Gobiernos deben tener en cuenta a la hora de dise?ar sus pol¨ªticas.
Nuestros protagonistas, Conchi y Paco, representan sin saberlo uno de los prototipos del nuevo parado de la recesi¨®n de 2009. Los j¨®venes han sido uno de los sectores m¨¢s golpeados por la crisis, con un desempleo del 15% entre los menores de 25 a?os seg¨²n los datos de la OIT. En Espa?a, esa tasa se dispara dram¨¢ticamente hasta el 40%.
Una tendencia con consecuencias nefastas para la vida laboral de la gente que est¨¢ empezando su carrera. David Ellwood, economista y ahora decano de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy en Harvard, demostr¨® ya en 1982 que el desempleo al comienzo de la vida laboral condiciona las perspectivas de empleo de los trabajadores y provoca una merma de su nivel salarial que afectar¨¢ a toda su carrera. La explicaci¨®n reside en que si no pueden trabajar y hacerse un curr¨ªculo eso reduce sus perspectivas de ser contratados y la desilusi¨®n que ello provocaba les afecta a su vez en la forma en la que buscan empleo.
No son s¨®lo los j¨®venes, claro. La OCDE recuerda que todos aquellos con v¨ªnculos d¨¦biles con el mercado laboral (trabajadores mayores, inmigrantes, gente con escasa formaci¨®n...) dejan de buscar empleo en un momento dado si el paro se prolonga y ello provoca una fuerte ca¨ªda de la tasa de actividad, con nefastas consecuencias econ¨®micas y sociales de futuro.
Lo peor es que todo apunta a que ese escenario es el que conforma la nueva realidad poscrisis, un largo periodo de bajo crecimiento y elevado desempleo. Con todo lo que ello conlleva.
![La f¨¢brica de Peugeot en Montbeliard (Francia) apenas necesita trabajadores en el montaje.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2FPIQ5BDJDKRUP7LXSYR3SCDMU.jpg?auth=c65d6bb3132804ef8150a64ae4e653e3d6bfa49b16088cd0f6779bbc16612368&width=414)
'Kurzarbeit', la receta alemana
Un paro del 8%, en un pa¨ªs con descensos de la producci¨®n industrial del 12% y que hasta hace poco parec¨ªa el enfermo de Europa, ha convertido a Alemania en una de las estrellas de la actual coyuntura econ¨®mica. La respuesta est¨¢ en el Kurzarbeit, un programa para mantener el empleo a corto plazo que ha permitido a la locomotora europea sortear razonablemente bien la crisis en t¨¦rminos de empleo. Otros pa¨ªses han aplicado planes parecidos aunque el m¨¢s conocido es el alem¨¢n. El programa permite que las empresas en dificultades puedan reducir la jornada de sus trabajadores, por un periodo m¨¢ximo de 24 meses, en lugar de despedir a aquellos excedentes, todo gracias la generosa financiaci¨®n de la agencia federal de empleo y con el benepl¨¢cito de sindicatos, empresarios y partidos pol¨ªticos.
El esquema hac¨ªa temer la existencia de una bolsa de paro embalsado que podr¨ªa aflorar una vez que se retiraran los est¨ªmulos. Pero el Gobierno ha ido prorrogando la medida a lo largo de la crisis, y, hoy por hoy, las empresas podr¨ªan mantener esos trabajos de jornada reducida hasta finales de 2011, cuando previsiblemente la econom¨ªa global ya habr¨¢ recuperado su velocidad de crucero.
Los economistas explican que el ¨¦xito de la medida se debe a que las tensiones sobre los puestos de trabajo afectados eran temporales y no de car¨¢cter estructural. Pero el programa no est¨¢ exento de riesgos. M¨¢s all¨¢ de esa fecha, Sebastian Kubsch, de Deutsche Bank, explica que podr¨ªa "mermar la competitividad de las empresas alemanas por un persistente incremento de costes y el bloqueo a ajustes de empleo necesarios". El FMI, sin embargo, afirma que esta opci¨®n se ha demostrado m¨¢s barata para los Estados que intentar recolocar a los parados. La eficacia, al menos por ahora, tambi¨¦n.
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