Tiger se hace el simp¨¢tico
Woods se ha mostrado m¨¢s abierto y relajado en su regreso a la competici¨®n
Antes de que todo su mundo estallara en diciembre, a Tiger Woods se le hac¨ªa la boca agua pensando en 2010. Hab¨ªa cerrado 2009 recuperado de su maltrecha rodilla y con seis victorias, ninguna grande. Pero por delante aparec¨ªa el para¨ªso: su querido Augusta, el Open de Estados Unidos en Pebble Beach, el Brit¨¢nico en Saint Andrews, sus campos preferidos, una ocasi¨®n de oro para atacar el r¨¦cord de 18 grandes de Jack Nicklaus (¨¦l, 14). O eso cre¨ªa. Porque explot¨® su esc¨¢ndalo marital y el castillo se derrumb¨® con la contundencia con que se levant¨® hace 13 a?os, cuando el mundo descubri¨® que el nuevo Michael Jordan no estaba en las pistas de baloncesto, sino en los greens.
De pronto, Tiger era un golfista retirado. Dej¨® hu¨¦rfano al golf para someterse a terapia durante mes y medio. Igual de r¨¢pido, dijo que volv¨ªa y se vio en Augusta a la intemperie, juzgado por todos, obligado a redimirse y a pedir el cari?o de unos jugadores a los que muchas veces hab¨ªa mirado por encima del hombro. No falt¨® quien festej¨® tal cura de humildad porque no todos parec¨ªan dispuestos a tenderle la alfombra roja. Hasta el presidente del Augusta National Club, Billy Payne, dijo que el h¨¦roe que todos cre¨ªan que era hab¨ªa dejado de ser un modelo para los ni?os. Tiger, el dios del golf, dec¨ªa que quer¨ªa ser mejor persona para ser mejor jugador. Al menos, estos d¨ªas, en Augusta, ha mostrado una cara m¨¢s amable, accesible y humana.
En su semana, todo estaba calculado. Pero ha sido diferente al robot de otras veces
En la semana de Woods todo estaba calculado. Su conferencia de prensa, el pasado lunes, abrigado por los periodistas estadounidenses m¨¢s cercanos, fue un puro show m¨¢s la petici¨®n del perd¨®n y el prop¨®sito de ser un chico bueno y bien educado. Desde el jueves, sobre el tapete, ha sido un jugador diferente al robot de otras veces. "Hay un gran cambio en Tiger. Ahora est¨¢ mucho m¨¢s relajado, m¨¢s abierto a la gente. Normalmente, nunca miraba a los aficionados durante la ronda. S¨®lo recto. No hac¨ªa caso a nadie. De alguna manera, lo ve¨ªa todo, pero sin girar la cabeza. Ahora habla con la gente, saluda", cuenta Robert Lusetich, autor del libro Unplayable, que se publicar¨¢ el pr¨®ximo mes sobre el ¨²ltimo a?o de Tiger. Y eso no le ha impedido dejar la mente en blanco para darle a la bola. "El aspecto mental nunca ha sido un problema, aunque controlar las emociones no es f¨¢cil. Tener el apoyo de la gente ah¨ª fuera ha sido fant¨¢stico", explica el n¨²mero uno.
Woods ha intentando acercarse a todos. Tambi¨¦n, a los jugadores, aunque su relaci¨®n con el otro peso pesado estadounidense, Phil Mickelson, es menos que profesional. Hace unos a?os ni siquiera se hablaban. Tiger casi despreciaba a Mickelson por no tener ning¨²n grande. Ahora sabe que debe ser m¨¢s simp¨¢tico, o al menos parecerlo, porque Mickelson le ha apoyado p¨²blicamente.
En un deporte tan mediatizado por su gran figura, en el que tantos se han llenado los bolsillos gracias a Woods, el circuito de la PGA norteamericana empezar¨¢ a negociar nuevos contratos de televisi¨®n en 2011 mientras los patrocinadores van y vienen. Todos est¨¢n pendientes de Tiger. Y Tiger se ha abierto ahora al mundo.
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