La pugna por el control de las c¨¢rceles
La pugna entre el Gobierno y la direcci¨®n de ETA por el control de los cerca de sus 800 presos se ha convertido en un elemento clave en la etapa terminal de la banda. Una vez que se ha abierto la fisura entre una mayor¨ªa de la izquierda abertzale y la l¨ªnea belicista de ETA, los presos, por la capacidad de arrastre emocional que tienen en ese mundo, se han convertido en pieza clave. ETA sabe que si pierde el control de sus presos puede darse por acabada. Mientras el Gobierno, consciente de ello, pretende romper ese control, con la detenci¨®n de abogados que pueden jugar ese papel. As¨ª hay que entender las referencias del ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba.
Esta situaci¨®n viene de atr¨¢s. Desde que en septiembre de 2004, el dirigente de ETA, en su etapa m¨¢s dura, Francisco M¨²gica Garmendia, Pakito, y un grupo de sus incondicionales, publicaron una carta contra la direcci¨®n de la banda a la que reclamaban el final del terrorismo por su incompetencia, las c¨¢rceles volvieron a convertirse en objeto preferente de atenci¨®n del Gobierno.
La atenci¨®n aument¨® cuando el Gobierno tuvo conocimiento del malestar que caus¨® en los presos de ETA la ruptura del proceso de final dialogado del terrorismo en junio de 2007 por el que hab¨ªan apostado un 80% de ellos. Ni fueron consultados ni tenidos en cuenta sus intereses en aquel proceso de di¨¢logo por la direcci¨®n de la banda, que les sacrific¨® por la obtenci¨®n de una rentabilidad pol¨ªtica que tampoco se logr¨®. La consecuencia fue el aumento de la disidencia con un goteo de nuevas cartas de dirigentes veteranos -Jos¨¦ Luis Urrusolo, Carmen Guisasola, Jos¨¦ Luis ?lvarez, Txelis, etc.-, abandonos y expulsiones.
El Gobierno reaccion¨® con la recuperaci¨®n del traslado de presos disidentes de ETA a las c¨¢rceles del norte (Zuera en Zaragoza, Villabona en Asturias y la alavesa de Nanclares, con cinco, entre ellos Urrusolo, en los ¨²ltimos d¨ªas) y el env¨ªo de los m¨¢s duros a las del sur. La respuesta de ETA fue el intento de reforzar el control sobre los presos. De modo que la banda coloc¨® al frente del colectivo de presos a comisarios pol¨ªticos de confianza, que siguen a rajatabla las consignas de la direcci¨®n. Sin embargo, la mayor¨ªa de este colectivo est¨¢ por el documento de Alsasua, propiciado por Otegi, que apuesta por las "v¨ªas pol¨ªticas y pac¨ªficas" y un fin del terrorismo. No est¨¢ con los disidentes en las c¨¢rceles, pero tampoco con la l¨ªnea belicista de ETA, que el Gobierno trata de laminar con su estrategia.
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