Una reforma a prueba de idiotas
La Casa Blanca conf¨ªa en que el Senado aprobar¨¢ pronto un proyecto de ley de regulaci¨®n financiera. Yo no estoy tan seguro, dada la oposici¨®n de los l¨ªderes republicanos a cualquier reforma real. Pero en cualquier caso, ?hasta qu¨¦ punto es buena la legislaci¨®n que est¨¢ sobre el tapete, el proyecto de ley preparado por el senador por Connecticut Chris Dodd?
No lo bastante buena. Es un intento de buena fe de hacer lo que es necesario hacer, pero crear¨ªa un sistema enormemente dependiente de la sabidur¨ªa y las buenas intenciones de los funcionarios del Gobierno. Y como demuestra la historia de la ¨²ltima d¨¦cada, confiar en las cualidades de los funcionarios puede ser peligroso para la salud de la econom¨ªa.
Yo instar¨ªa al Senado y al Gobierno de Obama a que no se conformen con una ley d¨¦bil
El proyecto de reforma financiera del senador Chris Dodd no es lo bastante bueno
Es verdad que es imposible idear un r¨¦gimen regulador que verdaderamente est¨¦ hecho a prueba de idiotas (cualquiera que piense lo contrario subestima el poder de la estupidez). Pero uno puede tratar de crear un sistema que sea relativamente resistente a los idiotas. Por desgracia, el proyecto de ley de Dodd no lo consigue.
Como afirmaba en mi ¨²ltima columna, aunque casi toda la atenci¨®n se ha centrado en el problema de lo demasiado grande para quebrar -y aunque los grandes bancos se merecen todo el oprobio de que son objeto-, el problema esencial de nuestro sistema financiero no es el tama?o de las mayores instituciones financieras. En realidad, es el hecho de que el sistema actual no restringe el comportamiento arriesgado de los bancos en la sombra, instituciones -como Lehman Brothers- que desempe?an funciones bancarias, que son perfectamente capaces de generar una crisis bancaria, pero que, debido a que emiten deuda en lugar de aceptar dep¨®sitos, est¨¢n sometidos a una supervisi¨®n m¨ªnima.
El proyecto de ley de Dodd trata de llenar este enorme agujero del sistema permitiendo que los reguladores federales impongan "normas estrictas sobre el capital, el apalancamiento, la liquidez, la gesti¨®n del riesgo y otros requisitos a medida que las empresas crecen en tama?o y complejidad". Tambi¨¦n confiere a los reguladores poder para embargar empresas financieras con problemas, y exige que las empresas grandes y complejas remitan planes f¨²nebres que faciliten relativamente la tarea de acabar con ellas.
Todo eso est¨¢ bien. En la pr¨¢ctica, impone a la banca en la sombra algo parecido al r¨¦gimen regulador que ya tenemos para la banca convencional.
?Pero qu¨¦ habr¨¢ realmente en esas normas estrictas sobre el capital, la liquidez y dem¨¢s? El proyecto no lo dice. En lugar de eso, se deja todo al criterio del Consejo de Supervisi¨®n para la Estabilidad Financiera, una especie de grupo de trabajo del que forman parte el presidente de la Reserva Federal, el secretario del Tesoro, el interventor de la moneda y los directores de otros cinco organismos federales.
Mike Konczal, del Instituto Roosevelt, cuyo blog se ha convertido en una lectura esencial para cualquiera que est¨¦ interesado en la reforma financiera, ha se?alado cu¨¢l es el problema: simplemente plant¨¦ense qui¨¦n habr¨ªa estado en ese Consejo en 2005, que probablemente fue el a?o cumbre de los pr¨¦stamos irresponsables.
Pues bien, en 2005 el presidente de la Reserva Federal era Alan Greenspan, que hizo caso omiso de las advertencias sobre la burbuja inmobiliaria y que en octubre de 2005 afirm¨® que "instrumentos financieros cada vez m¨¢s complejos han contribuido al desarrollo de un sistema financiero mucho m¨¢s flexible, eficiente y, por tanto, resistente".
Mientras tanto, el secretario del Tesoro era John Snow, que... En realidad, no creo que nadie recuerde nada sobre Snow, aparte del hecho de que Karl Rove le trataba como a un chico de los recados.
El interventor de la moneda era John Dugan, que sigue ocupando el mismo cargo. Hace poco ha sido objeto de una semblanza publicada en The New York Times que se?alaba su costumbre de bloquear los intentos por parte de los Estados de castigar severamente los pr¨¦stamos para el consumo abusivo, bas¨¢ndose en que la autoridad sobre los bancos nacionales la tiene ¨¦l y no los Estados (s¨®lo que ¨¦l casi nunca toma medidas para proteger a los consumidores).
Ah, y sobre el tema de la protecci¨®n de los consumidores: el proyecto de ley de Dodd crea un organismo m¨¢s o menos independiente para proteger a los consumidores de los pr¨¦stamos abusivos, aunque alojado en la Reserva Federal. Eso es algo bueno. Pero otorga al consejo de supervisi¨®n la potestad de saltarse las recomendaciones del organismo.
La cuesti¨®n es que el proyecto de Dodd entregar¨ªa a un gobierno decidido a apretarle las riendas a las finanzas desbocadas los instrumentos que necesita para hacer el trabajo, pero no har¨ªa gran cosa para espolear a un gobierno menos decidido. Por el contrario, har¨ªa que a los futuros reguladores les fuese m¨¢s f¨¢cil mirar para otro lado mientras se hinchase otra burbuja.
As¨ª que lo que la legislaci¨®n necesita son normas expl¨ªcitas, reglas que obliguen a actuar incluso a reguladores que no est¨¦n especialmente deseosos de hacer su trabajo. Por ejemplo, deber¨ªa haber un nivel m¨¢ximo preestablecido de apalancamiento permitido (la reforma financiera que ya ha aprobado la C¨¢mara de Representantes lo fija en 15-1, y el Senado deber¨ªa hacer lo mismo). Deber¨ªa haber normas estrictas que establezcan cu¨¢ndo tienen los reguladores que embargar una empresa financiera con problemas. Deber¨ªa haber normas inflexibles que exijan que los derivados financieros complejos se comercialicen de forma transparente. Y as¨ª sucesivamente.
S¨¦ que lograr introducir esos elementos en el proyecto de ley ser¨¢ dif¨ªcil desde el punto de vista pol¨ªtico: cuando la legislaci¨®n de la reforma se presente en el pleno del Senado, habr¨¢ presiones para hacerla m¨¢s blanda, no m¨¢s dura, con la esperanza de atraer los votos republicanos. Pero yo instar¨ªa a los dirigentes del Senado y al Gobierno de Obama a que no se conformen con un proyecto de ley d¨¦bil con tal de poder afirmar que han aprobado una reforma financiera. Necesitamos una reforma con buenas posibilidades de funcionar de verdad.
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