Cuando sacar la pata es un arte
"Todos metemos la pata, lo que nos diferencia a unos de otros es c¨®mo la sacamos", asegura el abogado madrile?o Jos¨¦ Luis Gal¨¢n. Porque de lo que ya no cabe duda es de que el cierre del diario en euskera Egunkaria y la detenci¨®n de todos sus directivos el 20 de febrero de 2003, por orden del juez Juan del Olmo, por creer que estaba creado, financiado y dirigido por ETA, fue una inmensa metedura de pata y un d¨ªa negro para la libertad de expresi¨®n.
El caso es que las se?ales estaban claras. El juez Garz¨®n ya hab¨ªa rechazado el primer informe de la Guardia Civil sobre el asunto, entre otras cosas, porque los mismos documentos incautados a la direcci¨®n de la banda terrorista que sirvieron para cerrar el diario Egin eran la base del proceso contra Egunkaria y, adem¨¢s, todos eran anteriores a 1993, es decir, 10 a?os antes. Sin embargo, el fiscal Eduardo Fungairi?o y Del Olmo decidieron seguir adelante.
La sentencia de 'Egunkaria' deja en evidencia lo hecho por el juez Del Olmo
La investigaci¨®n ten¨ªa como objeto comprobar un supuesto blanqueo de dinero y allegamiento de fondos en favor de ETA. Tras a?os de pesquisas no se consigui¨® ni un indicio que avalara esa hip¨®tesis. Ante el fracaso, Del Olmo decidi¨® entonces investigar si el diario era un medio de expresi¨®n y apoyo de los terroristas. Fiasco de nuevo. Como dice la sentencia, no se ha acreditado "que Egunkaria haya defendido los postulados de la banda terrorista, haya publicado un solo art¨ªculo a favor del terrorismo o de los terroristas, ni siquiera que su l¨ªnea editorial tuviera un sesgo pol¨ªtico".
Pero Del Olmo no se conform¨® con cerrar el peri¨®dico. Tras los atentados del 11-M, el juez, que ten¨ªa que instruir el sumario, solicit¨® la ayuda de un juez de apoyo. Qued¨® liberado de guardias y cedi¨® todos los casos de su juzgado excepto uno: Egunkaria. Y cuando a?o y medio despu¨¦s del cierre del diario y tres desde el inicio de las investigaciones ya ve¨ªa que aquello no fructificaba, ni corto ni perezoso el 5 de julio de 2004 procedi¨® a la liquidaci¨®n de los bienes de Egunkaria y su sociedad editora. ?Por qu¨¦ no dej¨® el caso? ?A qu¨¦ se debi¨® ese empecinamiento? ?Por qu¨¦ medidas tan dr¨¢sticas? Sostiene el matem¨¢tico John Allen Paulos que "los fan¨¢ticos doblan sus esfuerzos cuando el apoyo a sus posturas se reduce a la mitad".
La sentencia dictada ahora por los magistrados Javier G¨®mez Berm¨²dez, Manuela Fern¨¢ndez Prado y Ram¨®n S¨¢ez es un ejemplo de c¨®mo se debe sacar la pata y recuerda que no todo lo vasco tiene que ver con ETA como algunos pretenden y a los propios terroristas les gustar¨ªa. "Obviamente, los que se opon¨ªan al primer trazado de la autov¨ªa de Leizar¨¢n no son por ello de ETA", dice la sentencia, "como no lo son los que hablan y escriben en euskera, los que conservan y fomentan la cultura aut¨®ctona vasca o los que son contrarios a las drogas o a las torturas". Y agrega: "La estrecha y err¨®nea visi¨®n seg¨²n la cual todo lo que tenga que ver con el euskera y la cultura en esa lengua tenga que estar fomentado y controlado por ETA conduce (...) a una err¨®nea valoraci¨®n de datos y hechos y a la inconsistencia de la imputaci¨®n". Se puede decir m¨¢s alto, pero no m¨¢s claro.
Como claro es, y as¨ª lo recoge la sentencia, que el cierre de un medio de comunicaci¨®n es de dudosa constitucionalidad, porque afecta a derechos fundamentales de los ciudadanos, como es la libertad de dar y recibir informaci¨®n veraz. Los magistrados consideran que no hay norma que habilite de manera directa al juez para suspender cautelarmente la actividad de un medio de comunicaci¨®n, "salvo quiz¨¢s en supuestos excepcionales en evitaci¨®n de nuevos delitos graves y cuando no sea posible otra medida menos gravosa". En este caso no hab¨ªa delitos a evitar porque, a diferencia del caso Egin, los terroristas no se comunicaban a trav¨¦s de anuncios del peri¨®dico. En fin, un desastre.
El ¨²ltimo revolc¨®n que la sentencia propina a Del Olmo es la afirmaci¨®n de que no tuvo control "suficiente y eficiente" sobre la incomunicaci¨®n de los directivos detenidos. No se dice que hubo torturas, porque no puede decirlo, pero recuerda que los acusados las denunciaron y que las denuncias eran compatibles con los partes de los m¨¦dicos forenses. Es decir, que Del Olmo fue negligente por no apreciar los malos tratos. O no los vio o no quiso verlos.
Parafraseando al humorista Jaume Perich, gracias a la libertad de expresi¨®n hoy ya es posible decir que un juez con prejuicios que cierra un diario sin estar constitucionalmente habilitado para ello es un in¨²til sin que nos pase nada. Al juez, tampoco.
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