El infierno son los otros
El Tribunal Constitucional (TC) desaprovech¨® otra vez el pasado viernes -es la quinta ocasi¨®n- la oportunidad de resolver el recurso presentado hace casi cuatro a?os por el PP contra el nuevo Estatuto de Catalu?a. Los 10 magistrados que intervinieron en la votaci¨®n se mostraron divididos en tres alianzas, dispuestas a formar coaliciones negativas capaces de obstruir las ponencias sometidas a su consideraci¨®n, pero impotentes para forjar mediante renuncias y acomodaciones mutuas los compromisos positivos que les permitieran hablar con una sola voz mayoritaria a trav¨¦s de una sentencia que pusiera fin a la inseguridad jur¨ªdica, se pronunciase sobre la conformidad de los contenidos estatutarios respecto a los preceptos constitucionales y desbloqueara la situaci¨®n pol¨ªtica antes de las elecciones auton¨®micas catalanas.
El Constitucional sigue sin resolver el recurso contra el Estatuto de Catalu?a despu¨¦s de cuatro a?os
Al finales de 2010, ocho de los 12 miembros del alto tribunal habr¨ªan cumplido su mandato
Aunque el perfil de esos tres bloques no sea tan pulido y n¨ªtido como los amantes de las simplificaciones pol¨ªtico-ideol¨®gicas desear¨ªan, el resultado de la votaci¨®n adversa a la ponencia -seis contra cuatro- responde a la l¨®gica de sus pasados enfrentamientos sobre la cuesti¨®n. El sector partidario de minimizar los da?os de una sentencia cercenadora del Estatuto y proclive a escuchar los argumentos del Gobierno y de la Generalitat fue derrotado por un frente de rechazo formado por el grupo de jueces fundamentalistas simpatizantes con el PP y por los magistrados deseosos de lograr la cuadratura del c¨ªrculo que se sintieron decepcionados ante los insuficientes pasos de la ponencia hacia la conciliaci¨®n. Uno de los miembros de ese sector moderado -el actual vicepresidente Guillermo Jim¨¦nez- ha sido encargado de preparar una nueva ponencia que pudiera ser transformada en sentencia antes del verano.
A las cr¨ªticas dirigidas al TC por su retraso en la resoluci¨®n del recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Catalu?a se han unido las voces que reclaman una inmediata renovaci¨®n del alto tribunal. El mandato de nueve a?os de los cuatro magistrados elegidos por el Senado (entre ellos la presidenta, cuyo voto de calidad deshace los eventuales empates) venci¨® en diciembre de 2007. Un magistrado designado por el Congreso y fallecido hace casi un a?o todav¨ªa no ha sido sustituido. El pr¨®ximo oto?o vencen, por lo dem¨¢s, los mandatos de los otros tres miembros del TC nombrados por la C¨¢mara Baja en 2001. Dado que el nombramiento de los magistrados de origen parlamentario depende exclusivamente del entendimiento entre el PSOE y el PP, a finales de 2010 ocho de los doce miembros del Constitucional habr¨ªan cumplido su mandato si los dos grandes partido de ¨¢mbito estatal no hubiesen alcanzado un acuerdo.
De a?adidura, las diferencias de sensibilidad, experiencia e ideolog¨ªa que separan inevitablemente a los magistrados y que suelen ser armonizadas mediante el razonamiento jur¨ªdico parecen haber sido enconadas y envenenadas durante los ¨²ltimos seis a?os por enemistades pol¨ªticas y fobias personales que han reactuado sobre las discrepancias de contenido propiamente constitucional en una escalada de odios mutuos y aversiones rec¨ªprocas. La admirable pel¨ªcula de Sidney Lumet protagonizada por Henry Fonda Twelve Angry Men (1957) describe de forma magistral el asfixiante clima de las deliberaciones de un jurado que hace aflorar los prejuicios ideol¨®gicos y las pasiones subyacentes a los argumentos supuestamente racionales de sus miembros a medida que las discusiones se van recalentando. Una pieza de Jean-Paul Sartre -Huis clos- estrenada en 1944 populariz¨® la expresi¨®n "El infierno son los otros" como diagn¨®stico existencialista de la convivencia humana, llevada al paroxismo precisamente en los avernos de puertas cerradas (sean jurados o tribunales). La pol¨ªtica de imagen dirigida a mantener la ficci¨®n de que el Constitucional -perdido el mutuo respeto entre sus miembros desde la sucia maniobra emprendida bajo el patrocinio del PP y la supervisi¨®n de Federico Trillo para recusar al magistrado P¨¦rez Tremps- celebra corteses deliberaciones racionales protegidas por reglas de confidencialidad no es s¨®lo una anticuada forma de predicar que la ropa sucia se debe lavar en casa: tambi¨¦n favorece las filtraciones intoxicadoras sin derecho a r¨¦plica de quienes se toman a beneficio de inventario esa comedia para utilizarla en su provecho.
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