El poder de la palabra
Poes¨ªa. A veces la historia de la poes¨ªa parece retroceder est¨¦ticamente, no porque la falta de salidas invite a buscar abrigo en el seno de la tradici¨®n -incluso si se trata de la "tradici¨®n de la vanguardia" de los a?os veinte o de la neovanguardia del 68-, sino porque s¨®lo volviendo atr¨¢s puede cortarse el nudo gordiano de una mara?a en que ha encallado el discurso l¨ªrico y proseguir camino. Es este el caso de Barroco, libro con que Jos¨¦ Luis Rey (Puente Genil, C¨®rdoba, 1973) ha obtenido el XXII Premio Loewe de poes¨ªa. Adem¨¢s de ser el mejor de los suyos, descuella en una situaci¨®n donde la abundancia de buenos autores es tan evidente como la ausencia de un nombre o una corriente que se impongan sobre el resto. Frente a la prestigiada cortedad del decir o insuficiencia del lenguaje, Barroco es una glorificaci¨®n del poder de la palabra, que constituye la materia del universo erigido en sus p¨¢ginas; frente a las sartas de aconteceres biogr¨¢ficos con marco urbano y complicidad generacional, el libro de Rey es literatura que bebe en el venero de la literatura y de las otras artes, cl¨¢sicas y modernas; y frente a la poes¨ªa como relicario de sentimientos menudos del autor, la que aqu¨ª se nos muestra salta las tapias del huerto confesional, apuesta por lo excesivo y se acoge al vuelo verbal y a la gram¨¢tica del ars combinatoria. Letan¨ªas y reiteraciones se canalizan en vers¨ªculos luminosos, ocasionalmente contestados por composiciones de ritmos pautados y por alguna serie arromanzada ('Academia'). Hay cabriolas creacionistas, met¨¢foras el¨¦ctricas y ramificaciones de versos que se propagan sin desmayo, con las que contrasta tambi¨¦n alg¨²n poema sentencioso y de entonaci¨®n moral ('Sencillez'). En el libro, que engarza im¨¢genes y locuciones de tradiciones diversas, lo exorbitante del barroco (aquello que escapa centr¨ªfugamente de su ¨®rbita, lo fuera de s¨ª) enlaza con las asociaciones surreales, en medio de un fervor de gui?os metaling¨¹¨ªsticos. Pero la fiesta de la palabra no excluye los relatos de una educaci¨®n sentimental, tan caros a sus predecesores art¨ªsticos: "Bueno, / siempre recuerdo la ventana azul. / Las muchachas mor¨ªan al mirarse al espejo y las aguas se abr¨ªan temblando / y all¨ª hab¨ªa un pa¨ªs. / Pas¨¦ noches enteras escuchando la luna cisterciense". He aqu¨ª un libro de lenguaje suficiente, soberbio en su poder¨ªo, que tiende un puente entre el pasado de anteayer y el futuro inmediato, si es que acaba convirti¨¦ndose, como cabe prever, en referencia para los poetas que llegan.
Barroco
Jos¨¦ Luis Rey
Visor. Madrid, 2010
100 p¨¢ginas. 10 euros
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