De Barona a Orriols
A primeros de los 70 me traslad¨¦ a vivir a la Calle Duque de Mandas, en pleno Orriols. Lo decid¨ª porque estaba convencido de que si quer¨ªa luchar por la mejora de la situaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y social, lo har¨ªa mejor compartiendo las condiciones de vida de uno de los barrios m¨¢s degradados de Valencia: el barrio de Barona.
Lo que hab¨ªa sido un poblado independiente con Ayuntamiento propio y conocido por todos los cronistas como Orriols, en esos a?os quedaba reducido a unas cuantas casas venidas a menos, rodeadas y aplastadas por un engendro urban¨ªstico que tom¨® el nombre de su constructor: Barona. Fue construido para albergar a las personas emigrantes de otras partes de Espa?a, que se instalaron all¨ª buscando un trabajo y que se encontraron con unas condiciones de vida, desde el punto de vista urban¨ªstico, infrahumanas: sin dotaciones p¨²blicas educativas, sanitarias, de ocio... sin infraestructuras b¨¢sicas (asfaltado, desag¨¹e, canalizaciones de agua potable, comunicaciones, luz). Este territorio pronto adquiri¨® la mala fama y en el resto de la ciudad se conoc¨ªa como barrio de Barona.
En ese escenario, un grupo de personas de muy distinta ideolog¨ªa, pero coincidentes en la necesidad de dignificar la vida all¨ª, iniciamos un proceso de concienciaci¨®n ciudadana para conseguir que los hombres y mujeres que habit¨¢bamos en ese lugar asumi¨¦ramos la tarea de luchar contra la represi¨®n pol¨ªtica y administrativa como ¨²nica manera de conseguir una vida m¨¢s digna.
Y se cre¨® un movimiento ciudadano potent¨ªsimo, liderado por la Asociaci¨®n de Vecinos de Orriols. Aparte de las muchas actividades reivindicativas que provocaron enfrentamientos con la polic¨ªa entre los a?os 70 y 80, se revivieron otras iniciativas culturales de tipo cultural (campa?a de alfabetizaci¨®n, banda de m¨²sica...) art¨ªstico (exposiciones de pintura, lectura de teatro, revistas escritas...) y de entretenimiento (carnavales, conciertos, fiestas populares...). Por ejemplo, la Fiesta de la Maceta, en la que, adem¨¢s de diversi¨®n, acotamos con macetas de nuestras casas, un espacio que reivindic¨¢bamos como zona verde, que hizo de Orriols un espacio vivo, consciente de su fuerza y abierto a la colaboraci¨®n con otros barrios.
Se consigui¨® redactar un Plan Especial de Reforma Interior, que fue aprobado por el Ayuntamiento (ya socialista), pero que nunca se ejecut¨®. En mi opini¨®n, las decisiones de los pol¨ªticos que gobernaron entonces Valencia (creaci¨®n de las Juntas de Distrito, por ejemplo...), no fueron acertadas en lo que se refiere a la continuidad del movimiento ciudadano. En lugar de asumirlo y animarlo, lo que hicieron fue, por desgracia, encorsetarlo y dejarlo luego morir.
Orriols sigue siendo un barrio rico en culturas, pero pobre en pol¨ªticas activas de integraci¨®n. Puede llegar a ser, si se acierta en las decisiones pol¨ªticas, y si se consigue sumar lo mejor de cada cultura, un espacio de enriquecimiento cultural y ciudadano con grandes posibilidades de futuro.
Jos¨¦ Manuel P¨¦rez fue presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Orriols de 1973 a 1983.
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