Las previsiones del Banco de Espa?a
Hace unos d¨ªas, el Banco de Espa?a public¨® sus previsiones para este a?o y el pr¨®ximo. Se trata de un documento interesante que coincide en l¨ªneas generales con la mayor¨ªa de los analistas, pero que difiere de las previsiones publicadas en el mes de febrero por el Gobierno, especialmente por lo que se refiere al pr¨®ximo a?o. El Banco de Espa?a pronostica un crecimiento del 0,8% del PIB frente al 1,8% del Gobierno.
Lo importante no es la diferencia, sino las razones que llevan al Banco de Espa?a, y a un buen n¨²mero de analistas, a ser m¨¢s pesimistas que el Gobierno para 2011. La base del desacuerdo se encuentra en el diferente comportamiento de la demanda interna: el Gobierno prev¨¦ un aumento del 1,4% frente a la ca¨ªda del 0,3% pronosticada por el Banco de Espa?a.
Lo importante son las razones que llevan al Banco de Espa?a a ser m¨¢s pesimista que el Gobierno Afrontar los problemas exige voluntad y decisi¨®n, algo que falta hasta ahora en la cuant¨ªa necesaria
La demanda interna consiste en la suma del consumo y la inversi¨®n. Por lo que respecta al primero, las previsiones sobre el comportamiento del consumo p¨²blico son pr¨¢cticamente id¨¦nticas en ambos organismos p¨²blicos, pero difieren, y mucho, por lo que se refiere al consumo privado, lo que nos lleva al problema del ahorro de las familias. Se trata de una cuesti¨®n esencial que tiene que ver con el nivel de renta y empleo, con la confianza y con el ritmo de desendeudamiento de los agentes privados. Las previsiones del Gobierno no contienen indicaciones sobre la evoluci¨®n de la tasa de ahorro de las familias, pero s¨ª las del Banco de Espa?a, que estima que ¨¦sta se situar¨¢ el presente a?o en el 16,6% de su renta disponible, frente al 18,8% del pasado y el 11% de los a?os anteriores a la crisis. El aumento registrado en 2008 y, sobre todo, en 2009 fue claramente excepcional.
La apuesta sobre el retorno de la confianza a las familias es importante, pero no conviene olvidar que las encuestas del CIS colocan a los pol¨ªticos como la tercera preocupaci¨®n de los espa?oles, lo que probablemente reduzca bastante el alcance de sus llamadas a la recuperaci¨®n de la confianza. A este problema hay que a?adir el del paro que afecta tanto al nivel de renta disponible como al ahorro: mientras el nivel de desempleo permanezca pr¨®ximo al 20% de la poblaci¨®n activa ser¨¢ dif¨ªcil prever una ca¨ªda dr¨¢stica de la tasa de ahorro. Se trata, sin duda, de una evoluci¨®n que se autoalimenta: a m¨¢s paro menos renta y m¨¢s ahorro y, por ello, menos demanda, menos actividad y m¨¢s desempleo. Desde esta perspectiva, una reforma laboral que permita aumentar el nivel de ocupaci¨®n ayudar¨¢ mucho a la recuperaci¨®n econ¨®mica.
Por lo que se refiere a la inversi¨®n, los problemas son parecidos a los del consumo en lo referente a la confianza. Por otra parte, si la demanda flaquea, es dif¨ªcil pensar en otro tipo de inversi¨®n que la relacionada con el mantenimiento de la capacidad instalada, no con su ampliaci¨®n. Las previsiones del Gobierno no separan la inversi¨®n en bienes de equipo de la inversi¨®n en construcci¨®n, pero el Banco de Espa?a s¨ª lo hace. El resultado parece razonable ya que se prev¨¦ un ligero aumento de la primera en 2011 frente a la ca¨ªda, todav¨ªa a un ritmo superior al 7%, de la inversi¨®n en construcci¨®n, sobre la que pesa el mill¨®n de viviendas desocupadas que existe en la actualidad.
La consecuencia l¨®gica de la diferencia prevista en el crecimiento de la econom¨ªa es un menor descenso del d¨¦ficit p¨²blico. Seg¨²n el Gobierno, el d¨¦ficit de las Administraciones P¨²blicas deber¨ªa situarse, en 2011, en el 7,5% del PIB, pero seg¨²n las proyecciones del Banco de Espa?a el d¨¦ficit ser¨¢ del 8,9% del PIB. La diferencia es importante, pero su trascendencia aumenta cuando se considera el camino que quedar¨ªa entonces por recorrer hasta llegar al 3% de Maastricht en 2013. En dos a?os habr¨ªa que reducir el d¨¦ficit en seis puntos de PIB.
Ahora bien, ?ser¨¢ esto posible en el r¨ªgido marco de la Uni¨®n Monetaria? Tal vez, pero se trata de una tarea casi imposible. En primer lugar, porque la pol¨ªtica monetaria no ayudar¨¢, ya que, de modificarse, el cambio ir¨¢ hacia un endurecimiento que provocar¨¢, entre otras cosas, un aumento de los tipos de inter¨¦s. Desde esta perspectiva, para que el crecimiento del PIB fuera positivo en los pr¨®ximos a?os ser¨ªa necesaria una fuerte contribuci¨®n del sector exterior. El Banco de Espa?a la estima en 1,6 puntos este a?o y un punto el que viene, a todas luces insuficiente para compensar el efecto restrictivo de la pol¨ªtica presupuestaria.
Otra posibilidad ser¨ªa que la demanda interna se recuperase con una cierta fuerza y que, como consecuencia de nuestros problemas de competitividad, se desandara una parte del camino recorrido desde hace unos meses en la correcci¨®n del d¨¦ficit exterior. El Banco de Espa?a prev¨¦ que la necesidad de financiaci¨®n de nuestra econom¨ªa ser¨¢ del 2,9% del PIB en 2011 (en 2007 fue del 9,6%), frente al 3,8% previsto por el Gobierno. El problema que plantea un menor descenso del d¨¦ficit por cuenta corriente es el de su financiaci¨®n en unos mercados financieros que tienden a endurecerse.
Enfrentarse con estos problemas no ser¨¢ tarea f¨¢cil. No se trata de una cuesti¨®n de buenos prop¨®sitos, sino de voluntad y decisi¨®n, algo que, hasta ahora, ha faltado en la cuant¨ªa necesaria. Los sucesivos aplazamientos de la reforma laboral no ayudan a la reducci¨®n del paro aunque hay que reconocer que el Gobierno ha presentado en los ¨²ltimos d¨ªas un documento que, al menos, permite albergar alguna esperanza sobre la posibilidad de reducir algunas de las rigideces que atenazan el mercado del trabajo. Por lo que se refiere al ajuste presupuestario, el margen de maniobra es muy escaso porque en la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico no s¨®lo est¨¢ implicada la Administraci¨®n Central, sino tambi¨¦n las comunidades aut¨®nomas. El documento enviado a Bruselas por el Gobierno prev¨¦ un ajuste bastante m¨¢s duro en la Administraci¨®n Central que en el resto de las Administraciones del Estado.
Afortunadamente, a¨²n queda algo de margen para el ajuste: el nivel de la deuda p¨²blica no es muy alto, las empresas han mostrado en los ¨²ltimos tiempos un cierto dinamismo exportador y el d¨¦ficit presupuestario, aunque lentamente, comienza a corregirse. Todo esto es cierto, pero cometer¨ªamos un grave error si pens¨¢ramos que la incipiente y lenta recuperaci¨®n europea ser¨¢ capaz, por s¨ª sola, de sacarnos de la crisis.
Jos¨¦ Luis Leal fue ministro de Econom¨ªa y presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca Privada
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