Gallegos de horizonte infinito
Berrog¨¹etto despliega en la Caracol su m¨²sica terru?era de vocaci¨®n global
En un pa¨ªs con un poco m¨¢s de amor propio que ¨¦ste en el que nos desayunamos cada ma?ana, una banda como Berrog¨¹etto ser¨ªa bien de inter¨¦s cultural y la presentaci¨®n de su nuevo disco, el quinto, todo un acontecimiento en plaza tan distinguida como la capital del reino. Pero como ¨¦ste es pa¨ªs a¨²n de complejos at¨¢vicos, podemos llenarnos la boca hablando sobre las maravillas (indudables) del afrobeat o el blues del pantano, pero casi tenemos que pedir perd¨®n cuando en el escenario desenfundan buzukis, violines, acordeones o zanfonas, y no digamos ya una gaita. Acaso por ello la Caracol presentaba anoche una entrada s¨®lo discreta para escuchar los argumentos de Kosmogon¨ªas, trabajo complejo, riqu¨ªsimo y fascinante para desentra?ar de poco en poco.
D¨ªaz canta como la m¨²sica gallega no hab¨ªa escuchado a ning¨²n hombre
El septeto gallego ha consolidado un sonido tan peculiar que se identifica al primer comp¨¢s, incluso aunque la cantante de siempre, Guadi Galego, haya dejado paso a la voz de Xabier D¨ªaz. Las comparativas no vienen a cuento, pero D¨ªaz (Nova Galega de Danza) ejerce ahora de animal esc¨¦nico poderos¨ªsimo: empu?a la gaita, trastea con las percusiones, baila con instinto ancestral, silba y, sobre todo, canta como la m¨²sica gallega no hab¨ªa escuchado cantar a ning¨²n hombre en varios lustros.
Entre ¨¦l y el impagable Anxo Pintos, que alterna media docena de instrumentos con una verborrea rococ¨® y descacharrante, se bastan para mantener el inter¨¦s sobre las tablas. Sus cinco compinches son de temperamentos menos expansivos, pero su solvencia instrumental -sobria, elegante, sentida- les coloca en posiciones de Champions en la Liga de los ritmos ¨¦tnicos.
Kosmogon¨ªas parte de la inspiraci¨®n tradicional gallega para expanderse hasta donde alcance la imaginaci¨®n: el legado balc¨¢nico, los fraseos orientalizantes, los cambios de ritmo, los compases quebrados y esa b¨²squeda permanente de la singularidad. Manuel Rivas rubrica los versos del conmovedor Alal¨¢ da noite e instrumentales como Planeta can arrancan agitanados y derivan en eclosi¨®n (quiz¨¢s c¨®smica). Es lo bueno de las mentes sin prejuicios; para gente como ¨¦sta, el horizonte se antoja infinito.
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