Messi enjaulado
El argentino sigue sin marcarle a un equipo de Mourinho
Guardiola convid¨® al partido de anoche en el Camp Nou a quien no hubiera visto a Messi en el partido de ida en San Siro. "Ah¨ª estar¨¢, no os preocup¨¦is", avis¨® el entrenador. Y Messi estuvo presente, y se le vio tanto que en la primera parte toc¨® la pelota m¨¢s de 40 veces. Le busc¨® el equipo y le encontr¨® siempre, porque se ofreci¨® por dentro y por fuera. Desde lejos busc¨® porter¨ªa, casi en el ¨²nico chut del partido. Fue el m¨¢s peligroso del Barcelona, pero no fue determinante. El cuerpo t¨¦cnico del equipo casi festej¨® saber que despu¨¦s de cuatro a?os y siete partidos, la Pulga no le hab¨ªa marcado ning¨²n gol a un equipo entrenado por Mourinho. De hecho, le hicieron saber el dato, conscientes de que har¨ªa lo que hizo: encogerse de hombros y retarse a s¨ª mismo. No bast¨®, no fue suficiente porque el camino al gol se llen¨® anoche de trampas. Otra vez, Messi entr¨® en la jaula que le prepar¨® el entrenador portugu¨¦s, que incluso cuando su equipo se qued¨® con diez por la expulsi¨®n de Motta no cedi¨® un palmo.
Despu¨¦s de 40 goles, anoche el delantero se qued¨® seco
Messi jug¨® antes para el equipo que para s¨ª mismo, consciente de que el Bar?a le necesitaba para abrir fisuras en la retaguardia italiana. Nunca dej¨® de intentarlo, aunque a veces pareci¨® que se daba de bruces contra una pared. Entonces, le arrop¨® la grada, que core¨® su nombre tratando de demostrarle que por mucho que se torcieran las cosas, estaban de su parte.
M¨¢s creci¨® la dificultad, m¨¢s se cerr¨® el Inter, m¨¢s r¨¢pido parec¨ªa avanzar el reloj, y m¨¢s la pidi¨® el argentino, que nunca le gir¨® la cara al duelo. Se abri¨® el campo de banda a banda, acul¨® tanto el Inter que Vald¨¦s pis¨® el centro del campo y Messi sigui¨® intent¨¢ndolo, caracoleando sobre la frontal buscando un metro para soltar el pie o generando superioridad en las bandas para que rompieran Pedro, Alves o Jeffren. Su pase medido a la cabeza de Bojan casi conduce al 1-0.
La impotencia de la Pulga fue la imagen de la desesperaci¨®n de un equipo que nunca pudo con el oficio de los italianos, que s¨®lo sucumbieron a una genialidad de Piqu¨¦.
Nadie podr¨¢ negar que Messi no lo intent¨®, que no hizo todo lo que pudo para llevar al Bar?a a la final. Despu¨¦s de 40 goles, anoche se qued¨® seco. Messi sigue sin marcarle un gol a un equipo entrenador por Mourinho. Se fue con la cabeza muy alta. Pero con eso no fue suficiente. "Gracias", dijo Laporta. Tambi¨¦n iba por Messi.
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