El gal¨¢n alternativo
Nunca sabes qui¨¦n te va a contestar cuando llamas al m¨®vil de Javier C¨¢mara: a veces es un cantante yey¨¦ de los sesenta; otras, un jovencillo apocado con voz nasal que no ha salido de las faldas de su madre, o es la misma Paca en persona, aquel travest¨®n que brillaba con luz propia en La mala educaci¨®n, de Pedro Almod¨®var. Puede que pienses que te has equivocado porque escuchas la voz de una operaria de Telef¨®nica, o te quedas desconcertado al escuchar una canci¨®n de jazz a ritmo de jota aragonesa. Es Javier. Javier el Travieso. Multiplicado por mil. C¨®mico siempre. Imitador de prototipos humanos y de individuos concretos. Una fiesta cuando est¨¢ en vena, un hombre melanc¨®lico en momentos contados, especiales e ¨ªntimos.
Javier el travieso. Multiplicado por mil. C¨®mico siempre. Una fiesta si est¨¢ en vena
Carmen Machi: "Javier te da vitalidad. Tiene el don de hacerte feliz"
"Quiero el pelo de Farrah Fawcett y la fuerza de Marlon Brando"
"Como nuestros grandes c¨®micos, aspiro a parecer cualquiera"
La voz del Javier que hoy me contesta al tel¨¦fono es la m¨¢s suya entre todas las voces que salen de esa boca nacida para la comedia, es la voz que se mueve entre el humor y la ternura. Conozco muy bien ese tono: delata un estado de ¨¢nimo especial. El actor acaba de asistir a la primera proyecci¨®n p¨²blica de Que se mueran los feos en el Festival de M¨¢laga, la historia de dos feos que encuentran finalmente el amor, y el p¨²blico les ha brindado un aplauso de cinco minutos y ha recibido a la salida a los protagonistas, Carmen Machi y C¨¢mara, al grito de "?Guapos, guapos!". Ahora, cuando le llamo, est¨¢ todo el equipo saboreando, en torno a una mesa, la certeza de haber tocado el coraz¨®n de los espectadores, de haberse sentido queridos, que al final es lo que se busca, y Javier me habla m¨¢s Javier que nunca: agradecido, maduro y con esa flojera de felicidad y melancol¨ªa que a uno le invade tras un gran aplauso.
Javier es de todo menos feo, pero, eso s¨ª, es uno de los actores espa?oles m¨¢s preparados para hacer de feo y acabar siendo el personaje m¨¢s atractivo de una pel¨ªcula. Ni es feo ni ha podido sentirse as¨ª, porque aunque los cr¨ªos le llamaran cuando era chico cuatro ojos y esmirriado, ah¨ª ten¨ªa a un batall¨®n familiar, encabezado por la madre Araceli, para dotar de autoestima a este elemento. De cualquier manera, Javier, que venera la belleza de los dem¨¢s en sus muchas manifestaciones, desde la que procede de la dulzura o la inteligencia hasta la m¨¢s furiosamente f¨ªsica, es el ser m¨¢s desacomplejado que yo he conocido y se r¨ªe de su calva o de esos kilos que de vez en cuando se le fijan en el abdomen por su car¨¢cter comil¨®n y celebrador de la buena vida. As¨ª que ni le extra?a ni le molesta cuando le pregunto qu¨¦ se cambiar¨ªa de ¨¦l mismo si pudiera o qu¨¦ desear¨ªa de lo que tienen otros. Y me hace el siguiente retrato imposible:
"Aunque mi voz me gusta, de mayor me gustar¨ªa tener la voz cascada de Paco Rabal, esa voz en la que se aprecia lo que se ha vivido; me encantar¨ªa [se r¨ªe] lucir un pelazo como el de Farrah Fawcett Majors o, para nombrar a alguien m¨¢s cercano, el de Hugo Silva, que es una melena que he tenido muy presente en esa pel¨ªcula; adoro la sonrisa de Meryl Streep, no me importar¨ªa poseer esa manera luminosa de sonre¨ªr y en general su talento, me gustar¨ªa tener el talentazo de la Streep, y ya, para rematar, la fuerza de esa bestia que fue Marlon Brando".
-?Y los ojos? Porque recuerdo eso que me contaste que te dijo una profesora de arte dram¨¢tico, que t¨² no llegar¨ªas a nada en el cine porque ten¨ªas los ojos muy peque?os.
-Pues mira, puestos a querer unos ojos, me pido los ojos de Bette Davis.
-?Tan saltones?
-S¨ª, s¨ª, ya puestos a pedirme unos nuevos, quiero los m¨¢s grandes, los que est¨¦n m¨¢s salidos para fuera, los de la Davis.
-Dicen que hay muy pocos actores en nuestro pa¨ªs que consigan arrastrar gente al cine, pero los productores espa?oles saben que C¨¢mara es un c¨®mico atractivo para la gente. Toda esa especie de maldici¨®n que parece haber ca¨ªdo sobre el cine espa?ol en los ¨²ltimos a?os se diluye con tu presencia: pasear contigo por la calle es comprobar que se te saluda con simpat¨ªa, con cari?o.
-Es cierto, no s¨¦ cu¨¢l es la raz¨®n, pero la gente me siente cercano y se me acerca con naturalidad, con ternura incluso. A veces ocurre que algunos admiradores se ponen nerviosos, se hacen un l¨ªo, y al querer decirte algo bonito te dicen algo espantoso [se r¨ªe], pero qu¨¦ m¨¢s da. Yo creo que soy uno de esos actores de los que el p¨²blico se apropia. Te ven como suyo. Y eso me gusta. En eso me siento descendiente de los actores de los cincuenta y de los sesenta, que representaban hasta f¨ªsicamente el pa¨ªs en el que viv¨ªan. Me acuerdo que cuando est¨¢bamos rodando Hable con ella llegu¨¦ al set con un abrigo precioso que me hab¨ªa comprado. Almod¨®var me mir¨® de arriba abajo y me dijo: "Javier, pareces un oficinista"; y yo le dije: "Pero ?c¨®mo me dices eso?, ?es malo o es bueno lo que me est¨¢s diciendo?".
-?No era una cr¨ªtica?
-No, era algo a lo que yo aspiro, a parecer cualquiera. Y ahora soy mucho m¨¢s consciente de eso. Me siento parte de esa tradici¨®n de c¨®micos espa?oles que parec¨ªan personas normales. Quiero respetar esa tradici¨®n, formar parte de ella. As¨ª se lo dec¨ªa ayer mismo a Juan Diego, que hace de mi t¨ªo en esta pel¨ªcula. Le dec¨ªa: "Juan, ahora que se nos ha muerto L¨®pez V¨¢zquez, Fern¨¢n-G¨®mez o que ya no tenemos a una Ponte para aprender, siento como que t¨² eres uno de mis padres o de mis t¨ªos, t¨², o Emilio Guti¨¦rrez Caba, por ejemplo. Vosotros sois alguien importante a quien debemos cuidar y respetar". A ¨¦l le daba como verg¨¹enza lo que yo le dec¨ªa y me gritaba: "Anda, vete por ah¨ª, chaval". Pero es verdad, lo siento as¨ª.
-De hecho, t¨² empezaste a la sombra de algunos de ellos.
-Claro, yo tengo mucho que agradecerle a Andr¨¦s Pajares, por ejemplo. Pajares me llevaba de la mano porque yo no ten¨ªa ni puta idea de lo que era una c¨¢mara, tuvo una paciencia conmigo como si fuera su hijo. O Jos¨¦ Sacrist¨¢n en Este es mi barrio, o Lina Morgan, que es una actriz denostada por algunos, pero a la que yo he visto c¨®mo trabajaba y respeto mucho, o a Juanjo Men¨¦ndez, con el que hice un Harold Pinter, ese?se?or que pasaba de Mihura a Pinter y siempre estaba tan elegante, tan verdadero. Tienes que respetar la tradici¨®n de la que vienes. Eso es bueno para nosotros y ser¨¢ bueno para que consigamos gustar y emocionar al p¨²blico. Cuando comienzas a aprender este oficio, te dan una serie de consejos b¨¢sicos: "Apr¨¦ndete bien el texto, no te tropieces con los muebles y d¨¦jate llevar". Pues bien, ese "dejarse llevar" es lo m¨¢s dif¨ªcil.
-Eso significa disfrutar mientras act¨²as.
-Algo as¨ª. Yo antes me hac¨ªa de menos a m¨ª mismo porque me comparaba con esos actores que lo llevan todo tan marcado, aprendido de manera tan cerebral, pero el problema es que no acaban de empaparse de aquello que les est¨¢ dando el compa?ero. Y esto no es un trabajo solitario, sino colectivo. Eso me pasaba en esta pel¨ªcula, yo pod¨ªa ir con mi texto bien aprendido, con mis ideas, pero entonces llegaba la Machi y todo se iluminaba y mis palabras depend¨ªan de las suyas. Porque en un rodaje siempre suceden cosas inesperadas. Tenemos una escena en la que estaba pariendo una vaca. ?T¨² sabes lo que es eso, que est¨¦s diciendo un texto y al mismo tiempo andes meti¨¦ndole la mano a la vaca hasta dentro y sac¨¢ndole el ternero? Cuando el director grit¨® "corten", nos echamos a llorar. Y la pobre vaca, que hab¨ªa estado sujetada por una cuerda y rodeada por cincuenta personas del equipo, ech¨® a correr asustad¨ªsima la pobre. Salimos corriendo detr¨¢s de ella y luego la tuvimos que convencer de que aquel ternerillo era suyo. Qu¨¦ momento.
Un momento ¨²nico de esta pel¨ªcula que tiene una luz retro y dos personajes, los que encarnan Carmen y Javier, que tambi¨¦n est¨¢n impregnados de esa cualidad retro, porque aun movi¨¦ndose en el mundo rural de hoy desprenden inocencia y una cierta pesadumbre, no rencorosa, sino de triste aceptaci¨®n, por no haber sido tocados por la belleza o el amor. Carmen Machi, la Machi, coincidi¨® con Javier hace ya unos cuantos a?os en Siete vidas, y desde entonces se hab¨ªan propuesto hacer lo posible por trabajar juntos. El director Nacho Garc¨ªa Velilla les ha dado la oportunidad. Llamo a Carmen, esa peque?a gran actriz que despierta ternura en los espectadores y m¨¢s a¨²n en quienes la conocemos en persona. Le explico que la llamar¨¦ al d¨ªa siguiente para que me diga qui¨¦n es Javier para ella.
"No, no hace falta prepar¨¢rmelo", me dice,?como si esa respuesta ya estuviera en su?mente hace mucho tiempo. "Yo te lo digo ahora mismo. Javier tiene el don de hacer feliz a la gente. Cuando est¨¢ presente, prima la felicidad. ?l concibe el trabajo en equipo, es integrador, se preocupa por los t¨¦cnicos, les ayuda. Y lo hace con mucha alegr¨ªa, aunque est¨¦ pasando por dificultades [Javier tuvo algunas molestias de salud durante este rodaje]. Te r¨ªes, te r¨ªes mucho con ¨¦l. Te da vitalidad. Te levantas a las seis de la ma?ana y piensas: qu¨¦ bien, ?voy a ver a Javier! Pero no es que lo sienta yo, lo siente todo el mundo. La gente es feliz porque llega Javier C¨¢mara".
Siendo la suya una descripci¨®n de la relaci¨®n del actor con sus compa?eros, lo m¨¢s emotivo es lo que cuenta Carmen cuando se refiere a un plano m¨¢s personal. El tema de Que se mueran los feos, la belleza f¨ªsica, ronda nuestras conversaciones y se cuela en esta respuesta en la que percibo entre l¨ªneas algo parecido a una confesi¨®n:
"Lo que convierte a Javier en un amigo tan especial para m¨ª es que me hace sentir la mujer m¨¢s bella del mundo. A Javier le gustan las mujeres. Y eso se nota, porque te eleva, te sube al cielo. Con ¨¦l cerca me siento mucho m¨¢s guapa y eso me gusta".
Quien conoce a Javier sabe qu¨¦ poco le durar¨¢ al actor este estado de dulce sosiego que produce el trabajo terminado. En su cabeza no paran de fluir los proyectos y los sue?os. Pel¨ªculas que desea hacer y que rondan su cabeza o el teatro al que siempre desea volver. ?C¨®mo cura la ansiedad entre trabajo y trabajo? "Con ejercicio f¨ªsico y d¨¢ndole al ingl¨¦s". El ingl¨¦s. No le ser¨¢ dif¨ªcil, si es que verdaderamente lo desea, dar el salto al cine internacional, porque es uno de esos actores espa?oles reconocido fuera de nuestro pa¨ªs y al que ya le han tirado los tejos para producciones internacionales, aunque a veces esos proyectos tarden mucho en madurar o no acaben haci¨¦ndose; tampoco ser¨ªa extra?o imaginarle siendo feliz haciendo s¨®lo pel¨ªculas espa?olas. Est¨¢ hecho para su oficio y lo que desea es hacerlo, hacerlo sin parar, sin sentir ese vac¨ªo que es la pesadilla en la vida de un actor. Hace s¨®lo un mes se subi¨® al escenario del Mar¨ªa Guerrero para representar Realidad, de Tom Stoppard. Junto a ¨¦l estaba Mar¨ªa Pujalte, que tambi¨¦n est¨¢, por cierto, en esta pel¨ªcula. Mar¨ªa es otra de las amigas c¨®micas que le rodean en su vida cotidiana. Mar¨ªa, tan del estilo de Javier, por lo sencilla. Y tan suya, por tener ese temperamento dulce y serio:
"En nuestro mundo sucede que a veces llega la amistad antes que el trabajo. El trabajo es una prueba m¨¢s. Hay ocasiones en las que siendo amigos ¨ªntimos te pones a trabajar y la cosa no funciona. En esta pel¨ªcula no tenemos casi escenas juntos, pero en el teatro fue una pasada. Algo muy bestia. Me sent¨ªa a mis anchas. Ten¨ªa confianza en mi compa?ero, pensaba que pod¨ªa hacer cualquier cosa, que ¨¦l lo iba a aprovechar. En este trabajo no sabes muy bien d¨®nde est¨¢ la frontera entre lo personal y lo profesional. Para m¨ª, ir al teatro cada tarde ha sido una alegr¨ªa. Y se lo agradec¨ªa a diario aunque muchas veces no se lo dijera. Lo mejor que tiene Javier es lo bien que se lo pasa; los ratos malos, que los tiene, no te los ense?a, es pudoroso. Y que es una buen persona, lo cual para m¨ª es fundamental. Tiene esa campechan¨ªa propia de La Rioja, esa bonhom¨ªa, esa franqueza".
El haber sido chico de pueblo est¨¢ en el lenguaje f¨ªsico de su personaje en esta pel¨ªcula. Hay algo en su manera de moverse, en su llaneza, algo de lo que tal vez no haya sido consciente, pero que de manera sutil est¨¢ ah¨ª. "S¨ª, no me gusta construir estereotipos; no iba a hacer un garrulo, porque para m¨ª eso ser¨ªa una falta de respeto. Date cuenta de que si te ponen esa ensaimada capilar espantosa que me cruzaba el cr¨¢neo, me visten de esa manera y encima tengo que fingir una cojera, no puedes a?adir nada m¨¢s al personaje. Lo que ten¨ªa que hacer era comprenderle, hacerlo cre¨ªble, ser normal. Yo creo que el entorno rural, el vivir en una granja, en ese lugar espectacular que es Las Tiesas Altas, en el Pirineo Aragon¨¦s, el hecho de que convivi¨¦ramos con gente que hac¨ªa cosas manuales, de tener tan cerca el trabajo con los animales, nos hizo colocarnos en un estado especial, de autenticidad".
?l, que se ha sentado en los mejores restaurantes, que ha viajado a m¨¢s de medio mundo y que le gusta regalar a sus amigas detalles sofisticados, sigue siendo el muchacho que lleg¨® a Madrid, entr¨® en un vag¨®n del metro y dijo "buenas tardes", provocando la risa a los otros pasajeros. Est¨¢ en un momento magn¨ªfico de su vida. No s¨¦ si los momentos buenos se disfrutan en este tipo de profesiones, anda siempre uno demasiado alerta con lo que vendr¨¢ y con el juicio ajeno. Pero ¨¦l asegura que se ha propuesto, como ejercicio, disfrutar este presente. "Y yo creo que estoy empezando a disfrutarlo, s¨ª. Quiero aprender a saborear lo que tengo. Ser¨ªa muy zoquete si no hiciera. Tengo que sentir la felicidad de encontrarme esta noche malague?a rodeado de mis compa?eros, veo la sonrisa en sus caras y encima todav¨ªa me suena en los o¨ªdos que me hayan gritado guapo en la calle. Siento la necesidad de seguir haciendo un tipo de cine que sea cercano al p¨²blico, algo que ha estado muy denostado en mi profesi¨®n y no comprendo muy bien por qu¨¦. Estoy en una buena posici¨®n, en medio de esa cadena, como te dec¨ªa: los maestros, arriba, y recibiendo a la gente que llega, como Juli¨¢n L¨®pez, que est¨¢ precioso en la pel¨ªcula y al que he visto emocionarse como un ni?o hoy con el aplauso".
Carmen Ruiz es otra de las c¨®micas que le acompa?an en esta historia, la primera mujer que aparece. Carmen es una comedianta en alza, una mujer prometedora a la que nadie niega el gran talento que tiene. Tambi¨¦n heredera virtuosa de las viejas c¨®micas, en su estilo y en su coraje:
"Me qued¨¦ muerta cuando Javier me dijo que le hac¨ªa mucha ilusi¨®n trabajar conmigo. Fue un honor, porque para m¨ª ¨¦l es ya uno de los grandes. Deber¨ªa haber m¨¢s personas as¨ª, con esa generosidad. Me sent¨ª como una reina. No te creas que hay tantos hombres que se comportan as¨ª".
El hombre de las mujeres. El hombre de trato varonil y delicado, protector y zalamero, que practica, antes que con nadie, esa caballerosidad con la primera de todas las damas, su madre, a la que abraza, besa y respeta.
"?Que qu¨¦ quiero ahora, que qu¨¦ deseo ahora ¨ªntimamente? Quiero ir a ver a mi madre. Creo que estoy conectando de nuevo con mi pasado, con mi pueblo. Me siento en una curva de mi vida, una de esas curvas en las que aparece de pronto un paisaje conocido. En Madrid despert¨¦ de mi adolescencia y ahora me siento con ¨¢nimos de volver a ese mundo, de no perderlo de vista. ?Te acuerdas de esa escena de Cinema Paradiso en la que el protagonista ya adulto vuelve a su pueblo y ve las caras de la gente y est¨¢n todas cambiadas porque ha pasado por ellos media vida y se han hecho viejos? Pues yo no quiero que me pase lo mismo. No quiero".
Suele pasar tras una noche de ¨¦xito. El ¨¢nimo desemboca en un sinf¨ªn de emociones encontradas. La voz, al decir la ¨²ltima frase, se le quiebra. Es la de un Javier menos conocido. Una voz para m¨ª tan valiosa como la del c¨®mico.?
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