Hay que controlar los valores sint¨¦ticos
Podemos estar seguros de que Goldman Sachs intentar¨¢ rebatir con todas sus fuerzas la demanda civil entablada en su contra por la Comisi¨®n de Valores y Bolsa de EE UU (SEC). M¨¢s all¨¢ del desenlace, el caso tiene importantes consecuencias para las leyes de reforma financiera que el Congreso est¨¢ debatiendo en la actualidad.
Sea Goldman culpable o no, es claro que la transacci¨®n en cuesti¨®n no generaba ning¨²n beneficio social. Implicaba un valor sint¨¦tico complejo que se derivaba de valores que estaban respaldados por pr¨¦stamos hipotecarios existentes al clonarlos en unidades imaginarias que imitaban a los originales. Esta obligaci¨®n de deuda colateralizada (CDO) sint¨¦tica no financiaba la propiedad de ninguna vivienda ni asignaba capitales de manera eficiente; no hac¨ªa m¨¢s que inflar el volumen de valores respaldados por cr¨¦ditos hipotecarios que perdieron valor cuando estall¨® la burbuja. La finalidad principal de la transacci¨®n era generar honorarios y comisiones.
Esta es una clara demostraci¨®n de c¨®mo los derivados y los valores sint¨¦ticos se utilizaron para crear valor imaginario de la nada. De hecho, se crearon m¨¢s valores CDO de calificaci¨®n triple A que la cantidad de activos triple A sobre los que se basaban.
Esto se hizo a gran escala, a pesar del hecho de que todos los actores involucrados eran inversores experimentados. El proceso se prolong¨® durante a?os y termin¨® en un colapso que gener¨® una destrucci¨®n de riqueza equivalente a billones de d¨®lares.
No es posible permitir que este tipo de actividades contin¨²e. Se debe regular el uso de los derivados y otros tipos de instrumentos sint¨¦ticos, incluso si todos los actores son inversores experimentados. Los valores ordinarios se deben registrar ante la SEC antes de poder cotizar. Los valores sint¨¦ticos tienen que regularse por criterios similares, aunque la tarea se podr¨ªa asignar a una entidad diferente, como la Comisi¨®n de Comercio en Futuros sobre Mercanc¨ªas (CFTC).
Los derivados pueden ser ¨²tiles para muchos fines, pero tambi¨¦n tienen riesgos poco evidentes a simple vista. Por ejemplo, pueden acumular desequilibrios ocultos de oferta y demanda, que pueden quedar en evidencia abruptamente al superarse cierto umbral. Esto es as¨ª para las llamadas opciones tipo knock-out, que se usan en los fondos de cobertura cambiarios. Tambi¨¦n es v¨¢lido para los programas de seguros de carteras que causaron el lunes negro de la Bolsa de Valores de Nueva York en octubre de 1987. La introducci¨®n subsiguiente de mecanismos de interrupci¨®n de las cotizaciones reconoci¨® t¨¢citamente que los derivados pueden provocar perturbaciones, pero no se lleg¨® a las conclusiones adecuadas.
Las permutas de riesgo de cr¨¦dito (CDS) son instrumentos particularmente sospechosos. Se supone que est¨¢n para funcionar como una suerte de seguro contra el impago a los tenedores de bonos. Sin embargo, como se pueden transar libremente, se pueden usar para montar ataques a la baja, es decir, un tipo de estrategia burs¨¢til por la cual un agente de Bolsa (o un grupo de ellos) intenta forzar la baja del precio de una acci¨®n para cubrir una posici¨®n corta. Adem¨¢s de funcionar como un seguro, funcionan como una licencia para matar. Su uso se deber¨ªa limitar s¨®lo a quienes tengan un inter¨¦s asegurable en los bonos de un pa¨ªs o una compa?¨ªa.
Ser¨¢ tarea de los reguladores comprender los derivados y los valores sint¨¦ticos, y no permitir su creaci¨®n si no pueden evaluar plenamente los riesgos sist¨¦micos. Esa tarea no se puede dejar en manos de los inversores, contrariamente a lo que dicta el dogma fundamentalista de mercado que ha prevalecido hasta ahora.
Los derivados que cotizan en las Bolsas se deben registrar como una clase. Los derivados a medida tendr¨¢n que registrarse por separado, y los reguladores deber¨¢n tener la obligaci¨®n de comprender los riesgos que implican. La labor de registro es trabajosa y lenta, por lo que habr¨ªa de desincentivar el uso de derivados de mercado no organizado (OTC). Los productos a medida se podr¨ªan agrupar y distinguir de los instrumentos que cotizan en Bolsa, lo que prevendr¨ªa la repetici¨®n de los abusos que contribuyeron a la crisis financiera de 2008.
Exigir el registro de los derivados y los valores sint¨¦ticos ser¨ªa una medida sencilla y eficaz; no obstante, el proyecto de ley que se considera actualmente en el Senado no la contiene. El Comit¨¦ de Agricultura del Senado propone impedir que los bancos que aceptan dep¨®sitos generen mercados de permutas. Se trata de una excelente propuesta que ayudar¨ªa mucho a limitar la interconexi¨®n de los mercados, evitando as¨ª el contagio financiero, pero no regula los derivados.
Es m¨¢s, los cinco grandes bancos que sirven como hacedores de mercados y representan m¨¢s del 95% de las transacciones de mercado no organizado en EE UU probablemente se opongan a la propuesta, porque afectar¨ªa a su cuenta de resultados. Resulta m¨¢s extra?o el que algunas corporaciones multinacionales tambi¨¦n lo hagan. La ¨²nica explicaci¨®n plausible es que los derivados a medida pueden facilitar la evasi¨®n legal de impuestos y la manipulaci¨®n de las ganancias. Por supuesto, estas consideraciones no deber¨ªan influenciar la legislaci¨®n. -
George Soros es presidente de Soros Fund Management. ? Project Syndicate, 2010. Traducci¨®n de David Mel¨¦ndez Tormen.
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