Los sondeos dejan en el aire el triunfo de Cameron
Los conservadores se disponen a ganar los comicios sin mayor¨ªa absoluta
Todos los sondeos publicados ayer pronostican que el Partido Conservador de David Cameron ganar¨¢ las elecciones generales del d¨ªa 6. Aunque el voto tory est¨¢ en alza, ninguna de las encuestas publicadas les da margen suficiente para asegurarse la mayor¨ªa absoluta. La gran batalla de los pr¨®ximos d¨ªas puede ser la que enfrenta a laboristas y liberal-dem¨®cratas por la segunda plaza en porcentaje de voto. El primer ministro saliente y l¨ªder laborista, Gordon Brown, lanz¨® ayer un duro ataque personal contra su rival liberal-dem¨®crata, Nick Clegg.
Tres encuestas dan a los conservadores siete puntos de ventaja sobre el segundo partido m¨¢s votado. La de ComRess les otorga una ventaja de 10 puntos sobre los laboristas y 13 sobre los liberal-dem¨®cratas. Si se aplica a este sondeo el instrumento de c¨¢lculo de esca?os de la BBC, los conservadores obtendr¨ªan 313, muy cerca de los 326 que significan la mayor¨ªa absoluta. Con ese resultado, David Cameron no tendr¨ªa dificultades para convertirse en primer ministro y gobernar con el apoyo de partidos minoritarios, como los unionistas de Irlanda del Norte.
Brown ataca al liberal Clegg en busca de la segunda plaza
La buena noticia para Cameron es que todos los sondeos reflejan un aumento de las perspectivas de voto de los conservadores en los ¨²ltimos d¨ªas. De mantenerse esa tendencia hasta el jueves, los tories podr¨ªan hacerse al final con la mayor¨ªa absoluta.
Eso puede depender en buena manera de c¨®mo funcione el llamado voto t¨¢ctico, muy importante en un sistema como el brit¨¢nico con circunscripciones de un solo esca?o que se lleva el candidato m¨¢s votado aunque no obtenga la mayor¨ªa absoluta.
Los medios m¨¢s cercanos a laboristas y liberal-dem¨®cratas han pedido a los votantes que ejerzan el voto t¨¢ctico en aquellas circunscripciones en las que eso puede acabar derrotando al candidato conservador. Es decir, que los simpatizantes laboristas voten a un candidato liberal si este es el mejor colocado para derrotar al candidato tory, y viceversa.
Pero los l¨ªderes de ambos partidos parecen no estar por esa labor. Para Brown, y sobre todo para Clegg, es muy importante alzarse con la segunda plaza en porcentaje de voto. Para Brown, porque si los tories se quedan lejos de la mayor¨ªa absoluta pero ¨¦l queda tercero, su carrera pol¨ªtica estar¨¢ de todas formas acabada. Para Clegg, porque quedar segundo en votos le permitir¨ªa tener la sart¨¦n por el mango en caso de que sus esca?os sean necesarios para formar Gobierno y, por encima a¨²n de eso, legitimar¨ªa su exigencia de reformar el sistema electoral porque este le impedir¨¢ traducir en esca?os su alto porcentaje de votos.
Los sondeos apenas aclaran la situaci¨®n en esa lucha entre Brown y Clegg. Los liberal-dem¨®cratas van a la baja en dos de ellos y se mantienen igual en otros dos. Los laboristas suben en dos, bajan en uno y se mantienen igual en otro. La tendencia parece ser, pues, de ligero descenso de los liberales y ligero ascenso laborista.
Brown entr¨® ayer en el terreno de lo personal en sus ataques a Clegg y a los liberal-dem¨®cratas. "Cuando examinas sus pol¨ªticas, los topes regionales en inmigraci¨®n, la amnist¨ªa para los ilegales, esa pol¨ªtica fiscal basada en recaudar 4.500 millones de libras procedentes de la lucha contra el fraude, es ese tipo de cosas que haces cuando en una cena con amigos escribes tu programa en la parte de atr¨¢s de un sobre", declar¨®. "Estamos hablando del futuro de nuestro pa¨ªs. No estamos hablando de qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo presentador de un concurso de televisi¨®n", a?adi¨®, sarc¨¢stico.
"Que Brown recurra a los insultos personales da una idea de lo desesperado que est¨¢. Desde luego, no voy a devolverle el favor", le respondi¨® Clegg. Y llam¨® a los seguidores laboristas de toda la vida a votarle a ¨¦l y les pidi¨® que no se sintieran culpables por ello: "Comprendo lo dif¨ªcil que es romper viejos h¨¢bitos. Comprendo que alguna gente sienta que es como una traici¨®n no votar laborista y depositar su confianza en otro partido. Pero a esa gente quiero decirle una cosa: vosotros no hab¨¦is traicionado a los laboristas, los laboristas os han traicionado a vosotros".
Cameron, ajeno ya a esas luchas, intent¨® cautivar a los indecisos comprometi¨¦ndose a que el ajuste del gasto del Estado no afectar¨¢ a la inversi¨®n p¨²blica en la primera l¨ªnea de los servicios p¨²blicos, una promesa que iguala a la realizada por los laboristas.
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