Un biombo verde para Vallecas
Las pinceladas del paisajista Leandro Silva en el Parque Lineal de Palomeras
El alumno de paisajismo ten¨ªa una idea de lo m¨¢s fina: una vanguardista sombrilla con unos sensores solares que abr¨ªan o cerraban sus varillas para crear sombra cuando fuese necesario. El maestro Leandro Silva no pareci¨® muy impresionado. "Eso ya se invent¨®", dijo con su deje uruguayo. "Se llama ¨¢rbol".
Otro de sus alumnos, Alberto Sanz, cuenta la an¨¦cdota paseando por el Parque Lineal de Palomeras, una media luna verde de tres kil¨®metros que separa este barrio vallecano de la M-40 y la A-3. Fue la obra m¨¢s extensa (34 hect¨¢reas) y social en la que particip¨® Silva, autor de un sinf¨ªn de jardines privados en urbanizaciones como La Moraleja o Puerta de Hierro, y encargado de devolver a la vida el Jard¨ªn Bot¨¢nico tras a?os de abandono. Silva lleg¨® a Madrid en 1969 y en el gremio se le considera el maestro del paisajismo espa?ol contempor¨¢neo. Fuera del gremio, el p¨²blico en general no tiene muy claro qu¨¦ hace un paisajista.
Paseando por Palomeras parece que el parque siempre hubiera estado aqu¨ª. En sus praderas crecen asilvestrados dientes de le¨®n y lavandas. Est¨¢ salpicado de bosquecillos desordenados de prunos y ¨¢lamos, abunda la jara y la retama, huele a campo. "El paseante no se da cuenta, pero en un jard¨ªn todo es muy artificial, se imita a la naturaleza, pero es una obra realizada, compuesta, dise?ada con planos", explica Sanz, responsable, junto Margarita Su¨¢rez, del legado de Leandro Silva en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura (Universidad Polit¨¦cnica de Madrid). M¨¢s de 2.700 documentos: planos, croquis e ideas que sirvieron para crear espacios en apariencia "naturales".
Palomeras es obra de un enorme equipo multidisciplinar encargado de transformar un poblado chabolista en un barrio digno para 12.000 familias. "No quer¨ªamos hacer casas, sino hacer ciudad", explica el arquitecto Manuel Paredes, coordinador del proyecto. Por ello, era fundamental reunirse con las asociaciones vecinales, preguntarles qu¨¦ quer¨ªan y necesitaban. "
Leandro era un personaje como de Gauguin", recuerda Paredes, "grandote, barbudo, con sombrero hippy, chaqueta r¨²stica, un punto bohemio, cult¨ªsimo, entra?able, un conversador nato al que los vecinos llamaban el jardinero".
Ante todo, los vecinos necesitaban separarse de la autopista. Para ello se cre¨® el elemento m¨¢s caracter¨ªstico del parque, una pantalla visual y ac¨²stica de colinas artificiales. Tras ellas ni se ve ni se oye el r¨ªo de coches. Las suaves pendientes recuerdan a la espalda de un dinosaurio dibujado por un ni?o, los vecinos las llaman "las tetas" y Silva "el biombo". Estas colinas que parecen haber estado siempre all¨ª, se construyeron con los escombros de las obras, solucionando de paso otro problema: transportarlos a un vertedero. "El paisajismo es muy agradecido", explica Su¨¢rez, "es barato, social y soluciona el impacto de la arquitectura".
En el Parque Lineal nada es casual. El proyecto tiene una narrativa (se transita de una zona ordenada y urbana, junto a las casas, a otra m¨¢s silvestre junto a la carretera). El trazado sinuoso de los paseos invita a recorrerlos, las plazas con fuentes, a pararse; la distribuci¨®n de las plantas divide el enorme espacio en peque?as escenas de escala humana. Como en la buena arquitectura, las decisiones son funcionales: no hay flores, porque su mantenimiento supone un gasto, se usan s¨®lo plantas resistentes y aut¨®ctonas. "Donde veas romero, planta romero", sol¨ªa decir Silva que estudiaba sus paisajes a diferentes horas del d¨ªa, analizaba los vientos, la composici¨®n del suelo, las sombras...
"Se pasaba las horas en el jard¨ªn, podando, dividiendo, plantando", recuerda su viuda, Julia Casaravilla, que sigue cuidando del Romeral de San Marcos, el delicioso jard¨ªn-laboratorio de Silva en Segovia. "Era un gran artista, pero tambi¨¦n un gran bot¨¢nico". Silva ya era un pintor conocido cuando, en una bienal en R¨ªo de Janeiro, conoci¨® al brasile?o Burle Marx, padre del paisajismo moderno. "Descubri¨® una nueva forma de usar el color en grandes superficies", dice Casaravilla, "empez¨® a pintar con grandes pinceladas de plantas". En Palomeras se siente la influencia de Burle Marx; en las curvas, la composici¨®n, la sensatez de las plantas utilizadas y la consciencia de que un jard¨ªn es algo vivo ("¨ªntimamente ligado a lo ef¨ªmero, lo que impone a su creador un alto grado de humildad", seg¨²n Silva). Se nota, en fin, la mano de un paisajista, una profesi¨®n, dicen los del gremio, a¨²n no suficientemente reglada o conocida. No en vano la web de la Asociaci¨®n Espa?ola de Paisajistas arranca con un "?Qu¨¦ hace un paisajista?".
Parque Palomeras
- Autores. Manuel Paredes (arquitecto urbanista), Leandro Silva (paisajista), A. Soto (ingeniero de caminos), J. L. Orgaz (ingeniero de obras publicas) y otros.
- Construcci¨®n. 1982-1988.
- Estilo. Moderno.
- Ubicaci¨®n. Pol¨ªgono de Palomeras sudeste (Miguel Hern¨¢ndez).
- Funci¨®n. Parque p¨²blico.
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