Un fil¨®sofo cosmopolita

Santiago Zabala (1975) probablemente encarne casi a la perfecci¨®n la buena nueva de ese fil¨®sofo cosmopolita que tanto se nos anuncia (y nunca termina de llegar). Educado en Austria y Suiza, m¨¢ster en Filosof¨ªa por la Universidad de Tur¨ªn, doctor por la de Roma y becario de la prestigiosa Fundaci¨®n Humboldt, en la actualidad es profesor visitante en la no menos prestigiosa Johns Hopkins University. Aunque ¨¦ste sea su primer libro traducido al castellano como autor (en ingl¨¦s e italiano tiene publicada una monograf¨ªa sobre Ernst Tugendhat), el lector espa?ol pod¨ªa disponer de noticia de su trabajo a trav¨¦s de las ediciones que ha ido llevando a cabo de vol¨²menes como Nihilismo y emancipaci¨®n o El futuro de la religi¨®n -traducidos tambi¨¦n, por cierto, a muchas otras lenguas-. En estos dos ¨²ltimos textos aparece una de las claves para entender el pensamiento de este fil¨®sofo de casi insolente juventud, que no es otra que la figura de Gianni Vattimo. Estrecho colaborador suyo (edit¨® el volumen-homenaje Debilitando la filosof¨ªa y es uno de los coeditores de las Obras Completas del fil¨®sofo turin¨¦s), en este Los remanentes del ser recoge la inspiraci¨®n de aqu¨¦l para profundizar en un asunto de la mayor importancia en la hora presente. Porque, contra quienes se empe?an en levantar, d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n, el acta de defunci¨®n de cualquier reflexi¨®n que se plantee cuestiones poco concretas (?hay mejor ejemplo de este tipo de cuestiones que la del Ser?), los textos de autores de tanta actualidad como Jacques Derrida o Jean-Luc Nancy le sirven a Zabala para mostrar que, aunque la noci¨®n con may¨²scula pueda estar en crisis en estos tiempos decididamente posmetaf¨ªsicos, tiene sentido hablar de unos restos, residuos o remanentes del Ser en los que seguir basando un pensamiento ontol¨®gico, esto es, acerca de lo que hay. En los autores mencionados, al igual que en cl¨¢sicos de la filosof¨ªa contempor¨¢nea tan diferentes entre s¨ª como pueden ser Nietzsche, Dewey o el mism¨ªsimo Gadamer, encuentra el autor del libro que estamos comentando el denominador com¨²n de un pensamiento ontol¨®gico de nuevo cu?o. Un pensamiento que rechaza los modos r¨ªgidos y esencialistas de entender el Ser (y que, en ese sentido, se hace plenamente merecedor, en sinton¨ªa con los tiempos en los que se inserta, del calificativo de posmetaf¨ªsico) sin por ello abandonar el concepto, aunque inclin¨¢ndose, eso s¨ª, por concepciones m¨¢s fluidas, maleables y adaptables del mismo. Probablemente constituya ¨¦sta la ¨²nica manera hoy a nuestro alcance de no dar por definitivamente perdida la vieja pregunta filos¨®fica por el sentido de lo existente. Quiz¨¢ el tan publicitado Bauman ha descubierto menos de lo que mucha gente cree y no ha hecho otra cosa que plantear (disc¨²lpenme el palabro que viene) una ontolog¨ªa regional de la liquidez. Y, sin embargo, cu¨¢nto lo jalean. -