Un dinero demasiado lejano
Y bien, ?es Grecia el pr¨®ximo Lehman? No. No es ni lo bastante grande ni est¨¢ lo bastante interconectada para hacer que los mercados financieros mundiales se paralicen como lo hicieron en 2008. Sea lo que sea lo que ha provocado esa breve ca¨ªda de 1.000 puntos en el Dow, no estaba justificado por los acontecimientos reales en Europa.
Tampoco deber¨ªan hacer demasiado caso a los analistas que afirman que estamos presenciando el inicio de un ataque contra toda la deuda p¨²blica. En realidad, los costes de los pr¨¦stamos de EE UU cayeron el jueves hasta su nivel m¨¢s bajo en meses. Y mientras los aprensivos advert¨ªan de que Reino Unido pod¨ªa convertirse en la pr¨®xima Grecia, los tipos brit¨¢nicos tambi¨¦n cayeron ligeramente.
Muchos prev¨¦n que Grecia suspender¨¢ pagos; yo creo que saldr¨¢ tambi¨¦n del euro con la suspensi¨®n de pagos
Esa es la buena noticia. La mala es que los problemas griegos son m¨¢s profundos de lo que los dirigentes europeos est¨¢n dispuestos a reconocer, incluso ahora (y los comparten, en menor medida, otros pa¨ªses europeos). Muchos observadores prev¨¦n que la tragedia griega terminar¨¢ en una suspensi¨®n de pagos; yo estoy cada vez m¨¢s convencido de que son demasiado optimistas, que la suspensi¨®n de pagos ir¨¢ acompa?ada o seguida de la salida del euro.
En ciertos aspectos, esto es la cr¨®nica de una crisis anunciada. Recuerdo que, all¨¢ por la ¨¦poca en que se firm¨® el Tratado de Maastricht que coloc¨® a Europa en el camino hacia el euro, brome¨¢bamos sobre que se hab¨ªa elegido la ciudad holandesa equivocada para la ceremonia. Deber¨ªa haberse celebrado en Arnhem, el escenario del infame "puente demasiado lejano" de la Segunda Guerra Mundial, donde un plan de batalla aliado excesivamente ambicioso termin¨® en desastre.
El problema, tan evidente visto en perspectiva como lo es ahora, es que Europa carece de algunos de los atributos esenciales para ser una zona de moneda ¨²nica con ¨¦xito. Por encima de todo, carece de un gobierno central.
F¨ªjense en la comparaci¨®n que se suele hacer entre Grecia y el Estado de California. Ambos tienen graves problemas fiscales, ambos tienen una historia de irresponsabilidad fiscal. Y el punto muerto pol¨ªtico de California es, en todo caso, peor; despu¨¦s de todo, a pesar de las manifestaciones, el Parlamento griego ha aprobado, de hecho, un severo plan de austeridad.
Pero el caso es que las dificultades fiscales de California no importan lo mismo, ni siquiera a sus propios habitantes, que las de Grecia. ?Por qu¨¦? Porque gran parte del dinero gastado en California proviene de Washington, no de Sacramento. Puede que se recorte la financiaci¨®n estatal, pero las devoluciones de Medicare, los cheques de la seguridad social y los pagos a los contratistas de defensa seguir¨¢n llegando.
Lo que esto significa, entre otras cosas, es que las dificultades presupuestarias de California no impedir¨¢n que el Estado comparta una recuperaci¨®n econ¨®mica estadounidense general. Los recortes presupuestarios de Grecia, por otro lado, tendr¨¢n un marcado efecto depresor en una econom¨ªa ya deprimida.
Entonces, ?es una reestructuraci¨®n de la deuda -eufemismo para referirse a la suspensi¨®n de pagos- la respuesta? No ayudar¨ªa ni mucho menos tanto como mucha gente imagina, porque los pagos de los intereses s¨®lo representan parte del d¨¦ficit presupuestario de Grecia. Incluso si dejara de pagar su deuda del todo, el Gobierno griego no liberar¨ªa suficiente dinero para evitar recortes presupuestarios radicales.
Lo ¨²nico que podr¨ªa reducir significativamente el sufrimiento griego ser¨ªa una recuperaci¨®n econ¨®mica, la cual generar¨ªa m¨¢s ingresos -lo que reducir¨ªa la necesidad de hacer recortes en el gasto- y crear¨ªa empleo. Si Grecia tuviese su propia moneda, podr¨ªa tratar de fraguar una recuperaci¨®n as¨ª con una devaluaci¨®n, lo que aumentar¨ªa la competitividad de sus exportaciones. Pero forma parte de la zona euro.
As¨ª que, ?c¨®mo termina esto? L¨®gicamente, veo tres formas de que Grecia pueda permanecer en la zona euro. Primera, los trabajadores griegos podr¨ªan redimirse mediante el sufrimiento, aceptando grandes recortes salariales que har¨ªan a Grecia lo bastante competitiva como para volver a crear empleo. Segunda, el Banco Central Europeo podr¨ªa emprender una pol¨ªtica mucho m¨¢s expansionista, entre otras cosas comprando grandes cantidades de deuda p¨²blica y aceptando -de hecho, recibiendo con agrado- la inflaci¨®n subsiguiente; esto har¨ªa que fuese mucho m¨¢s f¨¢cil realizar ajustes en Grecia y en otros pa¨ªses de la zona euro con problemas. O tercera, Berl¨ªn podr¨ªa llegar a ser para Atenas lo que Washington es para Sacramento, es decir, que los Gobiernos europeos m¨¢s fuertes desde un punto de vista fiscal podr¨ªan ofrecer a sus vecinos m¨¢s d¨¦biles ayuda suficiente para hacer la crisis soportable.
El problema es que ninguna de estas alternativas parece pol¨ªticamente plausible. La opci¨®n que queda parece impensable: que Grecia abandone el euro. Pero cuando se descarta todo lo dem¨¢s, eso es lo que queda. Si eso sucede, ser¨¢ algo parecido a lo que ocurri¨® en 2001 en Argentina, que ten¨ªa un v¨ªnculo supuestamente permanente e indestructible con el d¨®lar. Terminar con ese v¨ªnculo se consideraba impensable por los mismos motivos por los que abandonar el euro parece imposible: el mero hecho de insinuar esa posibilidad ser¨ªa arriesgarse a unas paralizantes retiradas masivas de fondos de los bancos. Pero las retiradas masivas se produjeron de todos modos, y el Gobierno argentino impuso unas restricciones de emergencia a las retiradas de fondos. Esto dej¨® la puerta abierta a la devaluaci¨®n, y al final Argentina pas¨® por esa puerta.
Si sucede algo as¨ª en Grecia, la onda expansiva se propagar¨¢ por Europa y posiblemente desencadenar¨¢ crisis en otros pa¨ªses. Pero, a menos que los dirigentes europeos sean capaces de actuar con mucha m¨¢s audacia de la que hemos visto hasta ahora y est¨¦n dispuestos a hacerlo, eso es lo que se nos avecina. -
Paul Krugman es profesor de econom¨ªa en Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa en 2008. ? New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
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