Banda ancha, la hora de Europa
La Uni¨®n Europea ha hecho del despliegue de una nueva infraestructura digital una prioridad pol¨ªtica y econ¨®mica. El presidente de la Comisi¨®n Europa, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, ha reconocido expresamente la necesidad de "contar con una agenda digital para Europa que elimine los obst¨¢culos hacia un mercado digital ¨²nico y promueva la inversi¨®n en Internet de alta velocidad".
?Qui¨¦n duda hoy del papel clave que la industria de las telecomunicaciones tiene que jugar en el desarrollo de un nuevo patr¨®n de crecimiento, basado en una renovada infraestructura digital? Europa puede sentirse orgullosa de sus logros en el ¨¢mbito de las telecomunicaciones m¨®viles durante las pasadas dos d¨¦cadas. El est¨¢ndar europeo -GSM- ha sido adoptado mundialmente. La competencia en redes ha hecho del sector europeo en telefon¨ªa m¨®vil un l¨ªder mundial, tanto en la fabricaci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles y equipos de red como en la gesti¨®n del servicio. Fruto de esta fuerte competencia en telefon¨ªa m¨®vil, Europa es hoy una de las regiones mejor conectadas del planeta.
De cara al futuro, es urgente que el Gobierno concrete sus planes en materia de espectro
El nuevo marco de la UE para su estrategia digital debe evitar barreras en la cadena de valor de Internet
El desarrollo de las nuevas redes de alta velocidad debe construirse sobre el ¨¦xito de los pasados 20 a?os. La oportunidad es enorme: de acuerdo con el Banco Mundial, un aumento de la penetraci¨®n de la banda ancha de 10 puntos porcentuales generar¨ªa un incremento del PIB de hasta un 1,5%. En Europa, gran parte de este crecimiento se apoyar¨ªa en la banda ancha m¨®vil: la consultora CCS prev¨¦ que el n¨²mero de usuarios se duplique en solo dos a?os.
Una mayor penetraci¨®n de la banda ancha no s¨®lo contribuye a la creaci¨®n de empleo y al crecimiento econ¨®mico, sino que tambi¨¦n ayuda a definir el tipo de sociedad al que aspiramos. Una adecuada colaboraci¨®n entre el sector p¨²blico y el privado puede llevar la banda ancha a los sectores vulnerables y permitir el desarrollo de una sociedad m¨¢s cohesionada.
- Europa y Espa?a necesitan una estrategia digital. El despliegue de una nueva infraestructura digital debe ser una de las grandes iniciativas de la pr¨®xima d¨¦cada, tanto para Europa como para Espa?a. Este reto exige una nueva estrategia que contemple el sector de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaciones (TIC) en su conjunto. Los nuevos servicios se prestan indistintamente sobre redes fijas y m¨®viles y adem¨¢s se est¨¢ acelerando la convergencia del sector de las telecomunicaciones con el de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. El mejor ejemplo de esta convergencia es la paulatina sustituci¨®n del PC por el tel¨¦fono m¨®vil como principal v¨ªa de acceso a Internet.
En este entorno, es importante generar un marco que permita: I) Fomentar la inversi¨®n en las nuevas redes de banda ancha fija y m¨®vil, con una visi¨®n m¨¢s integrada que en el pasado, y II) Evitar que alrededor de la convergencia de las TIC se formen barreras artificiales en la cadena de valor de Internet que concentren los beneficios derivados del desarrollo del sector en s¨®lo una parte de la industria.
I) Fomento de la inversi¨®n: despliegue de nuevas redes fijas y m¨®viles. Los pa¨ªses europeos deben evitar que el despliegue de las nuevas redes profundice en el actual modelo competitivo de dos velocidades en que coexiste un sector m¨®vil, altamente competitivo, con otro fijo que mantiene un elevado nivel de concentraci¨®n.
El sector de telefon¨ªa fija se ha visto hist¨®ricamente condicionado por el tratamiento regulatorio recibido por los antiguos monopolios, que contin¨²an dominando la mayor¨ªa de los mercados y controlando, en algunos pa¨ªses, entre un 80% y un 100% del cash flow generado por la telefon¨ªa fija. Los modelos regulatorios aplicados hasta ahora a las redes fijas no han contribuido a generar competidores s¨®lidos y son radicalmente inapropiados para las nuevas redes de fibra.
Una de las posibles alternativas ser¨ªa impulsar un nuevo marco regulatorio que promoviera la inversi¨®n compartida en redes, enfoque que permitir¨ªa a las distintas operadoras tener costes de acceso similares y fomentar¨ªa una mayor competencia en la oferta a los clientes finales. Circunstancia que estimular¨ªa la inversi¨®n y la innovaci¨®n en favor de los usuarios.
En cuanto a las redes de telefon¨ªa m¨®vil, se debe dise?ar una pol¨ªtica industrial fuerte que ayude a las compa?¨ªas a planificar sus estrategias de inversi¨®n. En el caso concreto espa?ol, el modelo de desarrollo de la industria de las telecomunicaciones m¨®viles ha sido, durante los ¨²ltimos 15 a?os, un gran ¨¦xito colectivo: las administraciones y el regulador han creado un entorno adecuado para el despliegue rentable de infraestructuras, las operadoras han acertado al apostar por la inversi¨®n y el desarrollo de un modelo basado en la calidad del servicio, y los usuarios espa?oles han sabido incorporar las ventajas del m¨®vil a su vida diaria.
De cara al futuro, es urgente que el Gobierno concrete sus planes en materia de espectro. Estas decisiones permitir¨¢n acelerar el despliegue de la banda ancha m¨®vil en el entorno rural y ayudar¨¢n a planificar la incorporaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas con mayor ancho de banda. Por otra parte, las Administraciones P¨²blicas deben renunciar a la tentaci¨®n de utilizar al sector de las telecomunicaciones para financiar parte de su d¨¦ficit, pues limitar¨ªa la importante contribuci¨®n que esta industria puede hacer a la recuperaci¨®n econ¨®mica.
II) La neutralidad de la red: la creaci¨®n de barreras artificiales en la cadena de valor de Internet. Es fundamental que el nuevo marco del que se dote la UE para desarrollar su estrategia digital evite la creaci¨®n de barreras artificiales en la cadena de valor de Internet. En este sentido, un debate de gran importancia es el de la neutralidad de la red. Sus conclusiones definir¨¢n los derechos de los usuarios y dibujar¨¢n un nuevo marco jur¨ªdico y econ¨®mico en Internet.
Este debate lo inici¨® la Federal Communications Commission (FCC) en Estados Unidos. Muchos de sus principios gozan de un amplio consenso, como los que garantizan los derechos b¨¢sicos de acceso y publicaci¨®n, as¨ª como la transparencia en la gesti¨®n de redes y la prohibici¨®n de trato injusto. Sin embargo, la FCC incluye elementos m¨¢s radicales en su propuesta que limitan la capacidad de las empresas de telecomunicaciones de llegar a acuerdos comerciales con los proveedores de contenidos en Internet. As¨ª, se carga a las operadoras con la responsabilidad de satisfacer los derechos de los usuarios de acceso o publicaci¨®n de contenidos, que demandan cada vez mayor ancho de banda, pero se las excluye de las oportunidades de generaci¨®n de negocio que surjan en Internet.
Este planteamiento dificultar¨ªa la b¨²squeda de respuestas a retos como el de la congesti¨®n de red. De acuerdo con las tendencias actuales, es previsible que el tr¨¢fico de Internet se cuadriplique en los pr¨®ximos tres a?os, para lo que ser¨¢ necesario el despliegue de una nueva generaci¨®n de redes. La nueva infraestrutura ser¨¢ dif¨ªcil de financiar si el esfuerzo inversor recae solo sobre las operadoras, y m¨¢s a¨²n si se les niega la posibilidad de llegar a acuerdos con proveedores de contenidos y servicios que les hagan part¨ªcipes del crecimiento de la actividad en Internet. Las consecuencias ser¨ªan negativas tanto para los usuarios como para las operadoras. Por un lado, los primeros gozar¨ªan de un amplio reconocimiento de sus derechos, pero su disfrute estar¨ªa limitado por los problemas de congesti¨®n, y, por su parte, las compa?¨ªas de telecomunicaciones tendr¨ªan un papel secundario en el negocio de Internet. La consecuencia ser¨ªa una p¨¦rdida de peso de las operadoras, con gran relevancia en Europa, frente a las empresas de servicios, aplicaciones y contenidos en la web, principalmente norteamericanas.
- La oportunidad para Espa?a y Europa. La exitosa historia de Espa?a y Europa en el sector de la telefon¨ªa m¨®vil nos permite mirar al futuro sin complejos. Para la d¨¦cada que acaba de empezar, Europa necesita tener una voz propia en el desarrollo del sector de las telecomunicaciones y en la sociedad de la informaci¨®n. Es necesario generar un entorno adecuado para el despliegue de las nuevas redes y acabar con la excesiva concentraci¨®n del mercado de telefon¨ªa fija. Europa tiene que contribuir adem¨¢s a definir qu¨¦ tipo de Internet queremos para el futuro y c¨®mo participan los distintos agentes de la industria en la generaci¨®n de valor. Espa?a, por su parte, debe tener un papel activo en la definici¨®n de la agenda digital europea, su implantaci¨®n ser¨¢ un motor principal de nuestra recuperaci¨®n econ¨®mica. Una de las personalidades que m¨¢s ha contribuido al proyecto europeo, Jacques Delors, ya advert¨ªa que "en muchas ocasiones las oportunidades no se ven con suficiente sentido de urgencia, y cuando se quiere actuar resulta demasiado tarde". Es hora de que todos los agentes del sector actuemos con audacia y ambici¨®n, est¨¢ en juego el futuro de este sector y su importante contribuci¨®n al crecimiento econ¨®mico. -
Francisco Rom¨¢n es presidente consejero delegado de Vodafone Espa?a.
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