Las cenizas del volc¨¢n dejan en tierra a m¨¢s de 4.000 pasajeros en los tres aeropuertos
En las crisis aeroportuarias los responsables de informaci¨®n no tienen nombre y apellidos. Como m¨¢ximo, una inicial y un punto. En el mostrador que Aena tiene en Lavacolla, A. pronostic¨® ayer durante toda la ma?ana que la nube de cenizas emanadas del volc¨¢n island¨¦s avanzar¨ªa hacia el Este. Con una pinza manos libres en su oreja y la sonrisa siempre presta, A. cont¨® a los pasajeros que, seg¨²n sus mapas, el aeropuerto empezar¨ªa a operar a las cuatro de la tarde.
Por eso a la una de la tarde, tras la ventanilla de Ryanair, un hombre con chaleco rojo, J., invita a los pasajeros a facturar, pese a que faltan tres horas para que la primera pista est¨¦ operativa, siempre seg¨²n las previsiones de Aena. Un enjambre de turistas, ejecutivos, peregrinos y viajantes ocasionales se mezcla en los pasillos del aeropuerto, cerrado por segundo d¨ªa como los de A Coru?a y Vigo.
Seg¨²n c¨¢lculos de la propias compa?¨ªas, cuatro mil personas se han quedado en tierra este fin de semana a causa del volc¨¢n de nombre impronunciable. Hasta las siete de la tarde de ayer se hab¨ªan cancelado 72 vuelos en los tres aeropuertos y otros tantos sufr¨ªan importantes retrasos. Al contrario que las personas a quienes preguntan, los pasajeros s¨ª tienen identidades completas. Est¨¢n Harry Wise y Elisabeth Kroeger, ¨¦l de Londres, ella de Hamburgo, deseando volver a sus hogares tras recorrer el Camino de Santiago. Wise, ex trabajador en Heathrow, no pone demasiada fe en los paneles que anuncian vuelos. Y conf¨ªa a¨²n menos en que la aerol¨ªnea de bajo coste Ryanair le vaya a resolver su papeleta a cambio de los 26 euros que pag¨® por el viaje.Acodada junto al asiento de Wise, su novia, Elisabeth Krooger, no concede mucho m¨¢s cr¨¦dito a Air Berlin, que deb¨ªa llevarla a Alemania previa escala en Palma. Ambos llevan horas esperando. Como Elena, que acaba de recibir un SMS de Vueling alert¨¢ndola de que su avi¨®n hacia M¨¢laga tampoco sale de momento. Su marido, entretanto, se pelea con un 902 para buscar un autob¨²s, una vez ha comprobado que no hay billetes de tren. En el mostrador de facturaci¨®n de Iberia, E. avisa a los pasajeros, cada vez m¨¢s impacientes, de que la apertura de las pistas a las 16.00 horas es s¨®lo una previsi¨®n.
Que no se acaba cumpliendo. El espacio a¨¦reo permanece cerrado hasta las cinco de la tarde y cuando por fin el aeropuerto vuelve a operar comienza otro guirigay. El de reordenar flotas y rutas por parte de las compa?¨ªas. M¨¢s retrasos y nuevas cancelaciones. As¨ª que el primer avi¨®n de Iberia, cargado de jubilados del Imserso, despega hacia Almer¨ªa a las 19.20 horas.
Igual que Santiago, el aeropuerto coru?¨¦s de Alvedro fue ayer un pozo de calma y resignaci¨®n. En una esquina, Laura, Maite y Marta, que ten¨ªan billete para el vuelo a Bilbao de las 14.30 horas, de regreso de un viaje de trabajo, sopesaban con sus maletas si arriesgarse a cambiar sus reservas para el d¨ªa siguiente o afrontar nueve horas de viaje en autob¨²s por su cuenta para volver a casa. "Iberia no nos da soluciones", dice Marta.
High cost
Prisa para volver no tienen dos jubilados que pretend¨ªan regresar a Londres, Dora y Ralph. Han venido a pasar quince d¨ªas a la casa de ella, en Arteixo. El s¨¢bado y el domingo subieron al aeropuerto "porque por tel¨¦fono no se soluciona nada". "No entiendo por qu¨¦ en los mostradores de Vueling nadie informa. Cuando hay una situaci¨®n mala, si no hay comunicaci¨®n empeora", sentencia Ralph, al que la espera le sirve para sacar otra conclusi¨®n: "El low cost acaba saliendo high cost".
"?A qui¨¦n le vamos a reclamar, al volc¨¢n?". Lourdes Hidalgo es la ¨²ltima de la cola que esperaba respuesta a mediod¨ªa de ayer ante el mostrador de Air Europa en Vigo. Subi¨® al aeropuerto porque por tel¨¦fono le dijeron que el avi¨®n sal¨ªa. Tuvo que esperar a media tarde, mientras vio c¨®mo muchos de sus compa?eros se abalanzaban sobre los coches de alquiler. La mitad de los 34 vuelos previstos entre llegadas y salidas en Vigo se cancelaron, la otra mitad acumul¨® importantes retrasos.
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