Un cl¨¢sico apagado brilla de nuevo
Dos libros in¨¦ditos reivindican a Blas de Otero m¨¢s all¨¢ de la poes¨ªa social
Para algunos escritores, entrar en la historia de la literatura supone, m¨¢s que tocar el cielo, instalarse en el purgatorio. ?se ha sido durante a?os el caso de Blas de Otero (1916-1979), al que libros como Pido la paz y la palabra (1955), En castellano (1960) o Que trata de Espa?a (1964) convirtieron en el campe¨®n de la poes¨ªa social, un t¨¦rmino que nunca le gust¨®: prefer¨ªa hablar de poes¨ªa hist¨®rica. Aunque hasta los m¨¢s cr¨ªticos le reconocieron siempre una ambici¨®n y una maestr¨ªa formal que lo situaba por delante de sus compa?eros de viaje, Blas de Otero se vio irremediablemente arrastrado por la ola que, despu¨¦s de a?os de ser la tendencia dominante del antifranquismo, se llev¨® por delante a los defensores de la poes¨ªa como arma pol¨ªtica. Por mucho que, como quer¨ªa Celaya, estuviera cargada de futuro.
Mario Hern¨¢ndez: "Se parece a lo que supuso 'Poeta en Nueva York' en 1940"
"Cl¨¢sico apagado". As¨ª llama al autor bilba¨ªno el poeta y profesor Mario Hern¨¢ndez, autor del pr¨®logo a Hojas de Madrid con La galerna, un volumen que re¨²ne 306 poemas de Blas de Otero, 161 in¨¦ditos. Con su publicaci¨®n, Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores adelanta la pr¨®xima edici¨®n de las obras completas del autor de Ancia (1958), el libro en el que reuni¨® los dos t¨ªtulos se?eros de su etapa m¨¢s existencial: ?ngel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951).
Para Hern¨¢ndez, amigo de Otero y experto en la obra de Lorca, Hojas de Madrid con La galerna, "deslumbrante en s¨ª y un mazado en la poes¨ªa espa?ola del remoto siglo XX", desbarata todos los t¨®picos de manual y casillero. En su opini¨®n, demuestra que Blas de Otero no s¨®lo es un grande de la poes¨ªa comprometida sino tambi¨¦n un escritor en continuo di¨¢logo con la tradici¨®n y la vanguardia, surrealismo incluido: "Mutatis mutandis, su aparici¨®n supone algo parecido a lo que supuso en 1940 la edici¨®n de Poeta en Nueva York".
"Era poco libresco pero muy lector", recuerda Hern¨¢ndez. "Ten¨ªa una memoria prodigiosa. Le gustaba jugar a citar versos y a ver qui¨¦n adivinaba el autor". Sabina de la Cruz, viuda de Blas de Otero y autora de la edici¨®n de los libros recuperados, lo corrobora: "Siempre ganaba ¨¦l. Y eso que la profesora de literatura era yo". Ella fue la que, a la muerte del poeta, orden¨® cronol¨®gicamente los textos que, entre 1968 y 1977, ¨¦ste hab¨ªa ido guardando en una carpeta azul: "Los poemas estaban hecho, el libro no".
Para De la Cruz, la gran sorpresa fue que esa carpeta estaba llena de humor pese a que el primer poema est¨¢ escrito al salir de la operaci¨®n de un tumor cancer¨ªgeno. Con tono directo y conversacional, el nuevo libro habla de la enfermedad sin patetismo y de la vida cotidiana -de los bares a la vuelta ciclista- sin prosa¨ªsmo. A Hojas de Madrid le sum¨® con el tiempo La galerna. As¨ª llamaba el poeta a la depresi¨®n que le asaltaba intermitentemente. "Algunos poemas son muy duros", explica Sabina de la Cruz, "pero enfrentarse literariamente a la depresi¨®n fue la mejor medicina que pudo tomar".
Babelia
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