Europa se reinventa en una noche
La crisis fuerza a la UE a dar un salto adelante para salvar (de momento) su moneda
De madrugada. Europa suele tomar sus decisiones trascendentales bien avanzada la noche. Y s¨®lo bajo presi¨®n, con desasosiego, casi con miedo. En realidad ese miedo siempre estuvo ah¨ª: el embri¨®n de la propia UE naci¨® hace 50 a?os con la idea de evitar otra gran guerra. El euro vio la luz hace 10 a?os para estrechar lazos, como revulsivo para impedir la tentaci¨®n del fracaso, la posibilidad de dar marcha atr¨¢s en la uni¨®n. Pese a ser un experimento -un caso ¨²nico: una moneda sin Estado-, vivi¨® pl¨¢cidamente una d¨¦cada, mientras duraron las vacas gordas. Y ahora se enfrenta a un desaf¨ªo may¨²sculo que ha desnudado sus carencias. El hurac¨¢n financiero estadounidense se convirti¨® en Gran Recesi¨®n mundial, y su pen¨²ltima mutaci¨®n es una crisis del euro morrocotuda. Y sin final a la vista, a pesar de los acuerdos noct¨ªvagos de la UE.
El euro vivi¨® pl¨¢cidamente una d¨¦cada antes del hurac¨¢n de la crisis
Los mercados desconf¨ªan de que la situaci¨®n se estabilice
Los l¨ªderes del Eurogrupo ve¨ªan la supervivencia del euro en peligro
Merkel supedit¨® su actuaci¨®n a las elecciones de Renania-Westfalia
El ajuste en Portugal y Espa?a puede devolverles a la recesi¨®n
La distancia hasta un Gobierno econ¨®mico real es enorme
Los nuevos pactos esbozan una uni¨®n econ¨®mica m¨¢s ambiciosa
Tras la euforia inicial, el euro ha ca¨ªdo a su m¨ªnimo en cuatro a?os
Ni Trichet ni Merkel quer¨ªan que el BCE empezase a comprar deuda
Hay voces cr¨ªticas que creen que se ha roto el mecanismo de disciplina fiscal
"La crisis tiene que servir para cambiar algunos enfoques", dice Pedro Solbes
El fin de semana pasado, los l¨ªderes europeos se conjuraron para enfrentar esa crisis con un salto adelante que entra?a una indudable trascendencia pol¨ªtica: inaugura nuevos mecanismos de gobierno y esboza una uni¨®n econ¨®mica. Y deja una lectura m¨¢s expansiva y federal de un Tratado que hasta hace unos d¨ªas parec¨ªa otra cosa. La respuesta inicial fue un ¨¦xito: los mercados se calmaron, el euro se recuper¨®, las Bolsas respondieron con euforia, las piezas parec¨ªan encajar. Pero la pol¨ªtica econ¨®mica es una carrera de larga, muy larga distancia. Las cicatrices siguen sin cerrarse. Puede que la madrugada del domingo, tras 12 horas de maratonianas decisiones, Europa se reinventara a s¨ª misma, pero apenas unos d¨ªas despu¨¦s el euro cerr¨® el viernes a su menor nivel en cuatro a?os. Queda baile para rato.
A¨²n es pronto para calibrar todo lo que ocurri¨® el pasado fin de semana en Bruselas, pero la dimensi¨®n de los acontecimientos es de suficiente calado como para definir los tres d¨ªas que van del 7 al 9 de mayo como hist¨®ricos (palabra dif¨ªcil de escribir en un peri¨®dico por el margen de error que conllevan las prisas).
- Historia en cinco c¨¢p¨ªtulos. Hay hasta cinco decisiones que se adivinan trascendentales en el devenir de la UE y del euro. En primer lugar, la Uni¨®n dio un paso de gigante poniendo en pie un mecanismo para asegurar la estabilidad financiera del euro con una dotaci¨®n de 750.000 millones de euros, algo impensable s¨®lo una semana antes por la velocidad de reacci¨®n y la magnitud de la cifra. Se trataba de evitar una segunda, tercera o cuarta Grecia. O m¨¢s a¨²n, de impedir que el contagio acabara con un efecto domin¨® en toda la zona euro. Est¨¢ por ver si eso se consigue.
En segundo lugar, los pa¨ªses m¨¢s acosados (Portugal y Espa?a, o viceversa) se vieron forzados por sus socios a anunciar dr¨¢sticos ajustes para hacer frente de una manera realista a la reducci¨®n del d¨¦ficit y al pago de sus deudas. Grecia e Irlanda ya hab¨ªan hecho algo parecido antes.
Tres: el Banco Central Europeo (BCE) dio un giro copernicano a su trayectoria de asepsia pol¨ªtica y pocas horas despu¨¦s de la creaci¨®n del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera anunci¨® su prop¨®sito de intervenir en los mercados comprando deuda soberana, algo que hasta entonces hab¨ªa sido considerado sacr¨ªlego por el presidente de la instituci¨®n, Jean-Claude Trichet. El BCE fue poco menos que obligado a adoptar esta medida por los l¨ªderes pol¨ªticos. Pero el nuevo rumbo iniciado ha desatado serias cr¨ªticas, incluida la del presidente del Bundesbank, Alex Weber, virtual sucesor de Trichet, evidenciando una grave divisi¨®n en la instituci¨®n. El BCE se juega su independencia en el envite.
En cuarto lugar, el acuerdo sirvi¨® de palanca para que la Comisi¨®n anunciara tres d¨ªas despu¨¦s, con mucha m¨¢s contundencia, una estrategia para potenciar la coordinaci¨®n econ¨®mica en la UE. La canciller alemana Angela Merkel, que durante los ¨²ltimos meses estuvo completamente distra¨ªda con problemas dom¨¦sticos, ha vuelto a recobrar la perspectiva de 2007, cuando dio el impulso decisivo para superar el trauma de la fallida Constituci¨®n y apost¨® por la ¨²nica soluci¨®n factible, el Tratado de Lisboa, que recog¨ªa su esencia. En un discurso en Aquisgr¨¢n con ocasi¨®n de la entrega del premio Carlomagno, Merkel afirm¨® que si el euro falla "no s¨®lo fracasa la moneda: Europa fracasa tambi¨¦n, as¨ª como la idea de la unificaci¨®n europea". Europa tiene una moneda com¨²n, "pero no una pol¨ªtica com¨²n ni una uni¨®n econ¨®mica, y esto es exactamente lo que tenemos que cambiar", dijo en un discurso con el que trata de enmendar su monumental error de c¨¢lculo de los ¨²ltimos meses, que ha dejado el euro al borde del abismo.
Y cinco: la intervenci¨®n directa en la crisis europea del presidente de EE UU, Barack Obama, cobra una importancia fundamental, aunque de ella se hayan hecho lecturas muy diversas. Las reiteradas llamadas de Obama a los l¨ªderes europeos (Merkel, el presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy, el ex primer ministro brit¨¢nico Gordon Brown y el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero), ten¨ªan como objetivo prioritario evitar el contagio de la crisis a EE UU. Paradojas de esta historia: las turbulencias financieras generadas por la banca estadounidense han desencadenado una crisis fiscal del euro, pero podr¨ªan volver a rebotar hacia suelo americano. Obama llama porque teme el contagio. Y las probabilidades de contagio son proporcionales a su propia debilidad: EE UU tiene un d¨¦ficit p¨²blico rayano en los 1,4 billones de euros, aproximadamente el 10% de su PIB. La imagen de estas llamadas es fatal para Europa, pero lo importante es que Obama explicita la necesidad de actuar coordinadamente, porque el ritmo de su endeudamiento podr¨ªa ser tan insostenible como el de determinados pa¨ªses europeos. La pr¨®xima reuni¨®n del G-20 en Toronto en junio es una buena ocasi¨®n para medir si las dos orillas del Atl¨¢ntico sintonizan la misma m¨²sica.
- Ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Evaluar ese paquete en su conjunto es tremendamente dif¨ªcil, pero el panorama se ve m¨¢s oscuro al otro lado del Atl¨¢ntico. Desde Harvard, Kenneth Rogoff asegura a este diario que se trata de un plan "que impresiona" y que deber¨ªa ayudar a estabilizar los mercados "temporalmente, aunque no sabr¨ªa decir por cu¨¢nto tiempo: la crisis entra en una nueva fase". "Despu¨¦s del mecanismo aprobado, Europa va a tener que persuadir a los mercados para que compren masivas cantidades de deuda nueva. Se trata de un desaf¨ªo may¨²sculo. Europa necesita ajustarse. Veremos", concluye. En Washington, Desmond Lachman, del think tank neoconservador American Enterprise Institute, es a¨²n m¨¢s pesimista: "Se trata de un conjunto de medidas de emergencia, muy improvisadas, para salvar el euro. Pero es demasiado tarde: es una cuesti¨®n de tiempo ver suspensiones de pago de la deuda en Europa y hay pa¨ªses que van a abandonar la moneda com¨²n con toda seguridad".
En Europa hay menos dramatismo, y pr¨¢cticamente nadie est¨¢ de acuerdo con ese ¨²ltimo extremo. Daniel Gros, economista del Centro de Estudios de Pol¨ªtica Europea en Bruselas, asegura que los acuerdos "eran lo necesario para evitar el desastre: de lo contrario le hubi¨¦ramos visto las orejas al lobo esta semana". "Pero m¨¢s all¨¢ de esta semana, los beneficios son menos evidentes: es un primer paso, una puerta abierta para mejorar la UE, para arreglar las disfunciones con las que naci¨® el euro, pero s¨®lo eso: una posibilidad. Es la hora de la verdad, especialmente en Berl¨ªn". Desde Madrid, Pedro Solbes, ex ministro de Econom¨ªa y ex comisario europeo, subraya que uno de los problemas de la Uni¨®n "es la inexistencia de precedentes: no todo estaba previsto y la crisis tiene que servir para cambiar algunos enfoques. Pero no creo que vayamos al desastre (la UE no admite la marcha atr¨¢s) y algunos pasos como el nuevo rol del BCE deben considerarse positivos y est¨¢n suficientemente justificados pese a que no sigan la l¨ªnea hist¨®rica".
- M¨¢s gobierno. Es temprano para saber cu¨¢l de las decisiones es m¨¢s relevante. Pero muchos de estos pasos llevan hacia un Gobierno econ¨®mico de la UE, la idea preconizada por Jacques Delors en 1997. El que fuera presidente de la Comisi¨®n Europea se?al¨® entonces que "si la pol¨ªtica econ¨®mica queda como una prerrogativa de los Gobiernos nacionales, un cuadro com¨²n de iniciativas coordinadas podr¨ªa aportar un valor a?adido indispensable para el buen funcionamiento de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM)". Como dice un alto funcionario del Consejo, "hasta ahora, la E de UEM ha sido min¨²scula; ya es hora de que crezca".
Hay quien ve muy lejana esa posibilidad. Charles Grant, del brit¨¢nico Center for European Reform, admite que la cercan¨ªa al abismo dispar¨® los resortes de supervivenvia hasta ahora ocultos tras intereses endog¨¢micos y cortoplacistas. Pero su optimismo llega hasta ah¨ª. Ni un paso m¨¢s all¨¢: "Es un buen acuerdo, va en la buena direcci¨®n. Y sin embargo no resuelve los problemas fundamentales de Europa. Hemos visto declaraciones grandilocuentes sobre la gobernanza econ¨®mica, pero no hay verdaderos pasos hacia una uni¨®n fiscal, hacia una uni¨®n pol¨ªtica, hacia un Tesoro ¨²nico. Eso no va a suceder. La raz¨®n es sencilla: los grandes pa¨ªses no quieren. Europa s¨®lo se mueve cuando est¨¢ al l¨ªmite, pero ni siquiera ah¨ª se vislumbra que puedan resolverse algunos de los defectos de f¨¢brica del euro".
- Cr¨®nica de un acuerdo maratoniano y noct¨ªvago. El salto hist¨®rico que marcar¨¢ el desarrollo futuro de la UEM empez¨® la noche del pasado viernes 7 de mayo, en la cena del los l¨ªderes del Eurogrupo en Bruselas, convocada oportuna y urgentemente por el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, unos d¨ªas antes. Se trataba de una reuni¨®n excepcional, cuyo ¨²nico antecedente era el c¨®nclave celebrado en Par¨ªs a mediados de octubre de 2008, para tratar las medidas de protecci¨®n de la banca tras el derrumbe del banco estadounidense Lehmann Brothers. Los paralelismos con esa fat¨ªdica semana son numerosos: esta vez eran varios Gobiernos (Grecia, Portugal, Espa?a, Irlanda e Italia) los que ten¨ªan dificultades heredadas de la crisis financiera, y eso acab¨® secando el mercado interbancario, como ocurri¨® en oto?o de 2008: los bancos tambi¨¦n estaban en peligro. Las entidades financieras norteamericanas dejaron de prestar a los bancos europeos, temerosos por la cantidad de deuda p¨²blica de pa¨ªses potencialmente peligrosos. Y los mercados se contagiaron de esa incertidumbre.
"Cuando se convoc¨® la cumbre s¨®lo ten¨ªamos en mente ratificar el acuerdo de Grecia", se?ala una alta fuente comunitaria. Un acuerdo alcanzado el d¨ªa 2 cerr¨® un paquete de ayuda a Grecia por valor de 110.000 millones, con participaci¨®n del FMI. Sin embargo, a partir del d¨ªa 4, el clima se hab¨ªa enrarecido. Los costes de la financiaci¨®n de la deuda de Portugal escalaron hasta niveles griegos. Y los de Espa?a se dispararon a consecuencia del falso rumor de que Madrid hab¨ªa pedido ayuda al FMI por una cuant¨ªa astron¨®mica. Pero lo que termin¨® por hacer saltar las alarmas fue la ca¨ªda de las Bolsas.
- Cena indigesta. Cuando el viernes por la noche los l¨ªderes del Eurogrupo llegan a Bruselas, en el ambiente flota algo parecido al p¨¢nico. Wall Street sufre un nuevo descalabro, un d¨ªa despu¨¦s de haber ca¨ªdo hasta el 9% en alg¨²n momento. Trichet, Sarkozy y Zapatero coinciden en que la UE "est¨¢ en una situaci¨®n de riesgo" y que "lo que est¨¢ en cuesti¨®n es la estabilidad del euro". Antes de la reuni¨®n, el presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Barroso, llama a Merkel para alentar que Alemania act¨²e para salvar el euro. Paralelamente, Barroso insiste en sus recomendaciones a Zapatero y al primer ministro portugu¨¦s Jos¨¦ S¨®crates para que adopten medidas dr¨¢sticas.
La atm¨®sfera de tensi¨®n de la cena del viernes aumenta a medida que se fragua la convicci¨®n de que lo que est¨¢ en riesgo no es Grecia o el contagio a Espa?a y Portugal, sino la supervivencia del propio euro. Para empezar, el primer ministro luxemburgu¨¦s, Jean Claude Juncker, se queja por la lentitud de la toma de decisiones en alusi¨®n a Merkel. Sarkozy, m¨¢s dram¨¢tico, exige una acci¨®n decidida y contundente si se quiere evitar el colapso y pide la creaci¨®n de un mecanismo de estabilizaci¨®n. Sarkozy tiene prisa: los bancos franceses son los m¨¢s atrapados en Grecia, seguidos de los alemanes. Pero Merkel est¨¢ todav¨ªa pendiente de las elecciones en Renania-Westfalia del domingo d¨ªa 9, que igualmente perder¨¢.
Para el presidente franc¨¦s la situaci¨®n es insostenible y ha llegado el momento de que el BCE se emplee a fondo adquiriendo deuda soberana de los pa¨ªses m¨¢s afectados, seg¨²n fuentes comunitarias. La iniciativa cuenta con el apoyo de del presidente italiano, Silvio Berlusconi, quien decide permanecer en Bruselas hasta que se alcance un acuerdo anulando todos sus compromisos: eso se interpreta como otro s¨ªntoma de gravedad. Zapatero y S¨®crates respaldan tambi¨¦n la medida. Pero ni Trichet ni Merkel quieren que el BCE d¨¦ ese paso: la canciller alemana reprocha a los pol¨ªticos su responsabilidad en las desgracias del euro y esgrime la independencia del eurobanco. Tres d¨ªas despu¨¦s, sin embargo, el BCE decide -para sorpresa de todos, irritaci¨®n de Alemania y alivio de los mercados- iniciar las compras masivas de deuda.
El panorama de incertidumbre en los mercados, la intensidad de las presiones de la mayor¨ªa de l¨ªderes pol¨ªticos y sobre todo el SOS enviado desde el otro lado del Atl¨¢ntico por el propio Obama acaban por convencer a Merkel. Pero a¨²n quedan dos d¨ªas para las elecciones regionales de Renania-Westfalia, un land con unos 20 millones de habitantes, nada menos. La reuni¨®n termina con un acuerdo pol¨ªtico. Y punto. "La Comisi¨®n propondr¨¢ un mecanismo de estabilizaci¨®n para conservar la estabilidad financiera de Europa". Palabras, una vez m¨¢s, y no hechos, a pesar de la gravedad de la situaci¨®n.
Merkel, para disgusto de Sarkozy, decide aplazar la creaci¨®n del instrumento de intervenci¨®n hasta pasadas las elecciones y para ello se convoca un Ecof¨ªn extraordinario para el domingo 9. Aun as¨ª, se ha dado otro paso decisivo. "La cumbre del Eurogrupo", se?ala una fuente comunitaria, "fue el detonante para que el domingo siguiente se adoptara una decisi¨®n hist¨®rica sobre la gobernanza de la eurozona".
El s¨¢bado, con los mercados cerrados, se intensifican los intercambios bilaterales a todos los niveles y en varias direcciones. Durante el s¨¢bado y el domingo por la ma?ana dos equipos trabajan paralelamente en el dise?o de la estrategia de defensa del euro. Por una parte, el Comit¨¦ Econ¨®mico Financiero (CEF), el organismo que prepara el Ecofin, integrado por los secretarios de Estado de Econom¨ªa. Por otro lado, los t¨¦cnicos de la Comisi¨®n Europea ultiman los detalles t¨¦cnicos del mecanismo de estabilizaci¨®n financiera con un techo m¨¢ximo de 500.000 millones. Fijado, una vez m¨¢s, por Merkel.
El mecanismo ser¨¢ aprobado tras 12 horas de intensos debates y con importantes cambios en su dise?o. Consta de dos pilares. Por un lado 60.000 millones, que se obtendr¨ªan de los mercados de capitales, usando como garant¨ªa el presupuesto comunitario; por otro 440.000 millones a trav¨¦s de emisiones de bonos con garant¨ªas de los Estados Miembros. Este segundo pilar es frontalmente rechazado por Alemania, Reino Unido, Austria, Finlandia y Holanda. El jurisconsulto del Consejo, Jean Claude Piris, sostiene que la Comisi¨®n no puede comprometer recursos que dependen de los presupuestos de Estados. Hasta la 1.45 de la madrugada del lunes no se logra un acuerdo. La soluci¨®n es un Special Purpose Vehicle (veh¨ªculo para un prop¨®sito especial: en este caso obtener fondos de los mercados).
A estos 500.000 millones de la UE se unir¨¢n otros 250.000 millones del FMI. Al final ve la luz el instrumento solicitado tres meses antes -tres meses antes- por el presidente de los socialistas europeos, Poul Nyrup Rasmussen.
Nuria Molina, directora de Eurodad, considera que "tanto los 60.000 millones garantizados por la Comisi¨®n como los 250.000 millones aportados por el FMI ser¨¢n f¨¢ciles de obtener y movilizar". Sin embargo, es m¨¢s esc¨¦ptica sobre la posibilidad de disponer de los 440.000 millones restantes, "tanto por las dificultades pol¨ªticas de un acuerdo intergubernamental como por las dudas de los inversores, en unos mercados saturados de deuda". Para Molina lo m¨¢s importante "es preparar una estrategia para cuando un pa¨ªs europeo tenga que reestructurar su deuda, como podr¨ªa ocurrir en Grecia, Portugal o incluso Espa?a en los pr¨®ximos tres a?os", lo que podr¨ªa desatar una nueva oleada de crisis fiscal. Charles Wyplosz, economista del Graduate Institute de Ginebra, coincide a grandes rasgos con Molina. "El problema va a llegar cuando los mercados vean que buena parte del dinero no es f¨¢cil de conseguir: en ese momento los inversores pueden hacer con Portugal e incluso con Espa?a lo que han hecho con Grecia", dice. Wyplosz pega duro: "La UE se ha cargado la cl¨¢usula de no rescate, que era la garant¨ªa de que no iba a haber agujeros fiscales. Se ha cargado el mecanismo de disciplina fiscal. Ha puesto al BCE a rescatar a los Gobiernos con problemas. El Tratado no deber¨ªa ser modificado por la v¨ªa de los hechos. Y aunque se empe?en, no puede haber un Tesoro europeo, porque no hay impuestos europeos para financiarlo. Todo esto es tremendamente decepcionante".
- Ajustarse el cintur¨®n (o la camisa de fuerza). El acuerdo sobre el Mecanismo Europeo de Estabilizaci¨®n est¨¢ estrechamente condicionado al compromiso de un ajuste serio por parte de Espa?a y Portugal, los dos pa¨ªses que junto a Irlanda han sufrido mayores encarecimientos de sus deudas por el virus griego. El Ecofin tambi¨¦n se retras¨® tantas horas por la resistencia de la vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, a que en la declaraci¨®n final apareciera el compromiso de un ajuste adicional para Espa?a y Portugal. Aunque Salgado logr¨® impedir que el compromiso cuantitativo no apareciera en la declaraci¨®n tras una noche de forcejeos con Alemania, Holanda, Finlandia, Suecia y con el vicepresidente del BCE, Lucas Papademos, la realidad acab¨® imponi¨¦ndose. El pasado mi¨¦rcoles Zapatero anunci¨® una dr¨¢stica reducci¨®n del gasto por valor de 15.000 millones , con recortes del 5% en los salarios de los funcionarios y congelaci¨®n de las pensiones. S¨®crates anunci¨® a finales de semana un plan para darle un tijeretazo al d¨¦ficit tambi¨¦n en dos a?os.
- El triunfo de los mercados. Salgado ha asegurado que el acuerdo de Bruselas "es el triunfo de la pol¨ªtica sobre los mercados". Paul De Grauwe, de la Universidad de Lovaina, opina m¨¢s o menos lo contrario: "Para empezar, el acuerdo es un paso muy limitado hacia un mayor gobierno econ¨®mico. Pero eso no es lo fundamental. Lo principal es que no hay que olvidar que la crisis lleg¨® porque los mercados minusvaloraron los riesgos durante a?os. Despu¨¦s de los tremendos errores del sistema financiero, de las agencias de calificaci¨®n y de casi todo lo que tiene que ver con los mercados, cabr¨ªa pensar que su opini¨®n tendr¨ªa menos peso, menos importancia. Y sucede justo lo contrario. Los Gobiernos cumplen los deseos de unos mercados financieros que es muy posible que esta vez est¨¦n sobrevalorando los riesgos. Los mercados han forzado demasiada austeridad con esa presi¨®n", ataca. Llega la hora de ajustarse el cintur¨®n en Portugal y Espa?a, los dos pa¨ªses m¨¢s se?alados tras Grecia. De Grauwe y otros expertos opinan que eso puede devolver esas dos econom¨ªas a la recesi¨®n, o a un largo estancamiento.
- Crisis para rato. Pero las medicinas e instrumentos anunciados hasta ahora siguen sin remediar la crisis. Antoni Castells, consejero catal¨¢n de Econom¨ªa tras haberse pasado varios a?os en las instituciones europeas, asegura que a pesar de haber ido a remolque y arrastrando los pies, las medidas aprobadas "son un paso decisivo, el embri¨®n de un Tesoro europeo fundamental para complementar la uni¨®n monetaria". Aun as¨ª, las incertidumbres no han desaparecido ni por asomo. "Con los planes de austeridad en los pa¨ªses m¨¢s atacados vendr¨¢ una ca¨ªda de la demanda que acentuar¨¢ el otro gran desequilibrio de Europa: el super¨¢vit comercial de Alemania es insostenible, tanto como los d¨¦ficits sure?os. Tambi¨¦n hay que dar pasos en esa direcci¨®n o de lo contrarioel euro seguir¨¢ en peligro".
La crisis deja al menos una lectura m¨¢s. En las propias filas de los defensores del mercado se levantan voces que subrayan "la crisis de legitimidad de la econom¨ªa de mercado provocada por el aumento de la desigualdad", se?ala Simon Tilford, economista jefe del Center for Economic Reform. Las empresas del Ibex anuncian una subida conjunta de beneficios del 20% la misma semana que Zapatero recorta el 5% el sueldo a los funcionarios. Los banqueros y los ejecutivos siguen cobrando bonus exorbitantes mientras el horizonte salarial de las rentas medias y bajas es sombr¨ªo. La brecha de la desigualdad va en aumento. Tilford destaca que en Reino Unido los ejecutivos de las 100 principales compa?¨ªas brit¨¢nicas ganan 84 veces m¨¢s que los trabajadores a tiempo completo, mientras que en 2000 s¨®lo eran 47 veces m¨¢s. Lo mismo sucede en Estados Unidos, y acaso en Espa?a. Tilford plantea las grandes dificultades a las que se enfrentan los Gobierno europeos, "que tienen que persuadir a sus esc¨¦pticos electores de la necesidad de un mercado laboral m¨¢s flexible, recortes de derechos sociales y en los servicios p¨²blicos". "?C¨®mo lo van a conseguir?", se pregunta, "?si esas reformas son consideradas las culpables del aumento de la desigualdad y de permitir enriquecimientos injustificables?"
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