"Hacer un Obama"
El Capit¨¢n Charles Boycott era un mal tipo. Administraba las tierras que el Earl de Erne pose¨ªa en el condado de Mayo en Irlanda, all¨¢ por 1880. Cuando, tras una cosecha muy escasa, sus arrendatarios reclamaron una reducci¨®n de la renta, no s¨®lo se neg¨® a acceder a la petici¨®n, sino que los expuls¨® de las tierras. La reacci¨®n de la comunidad fue ejemplar: nadie acudi¨® a cultivar sus tierras, ni a cuidar sus establos, y ni siquiera le volvieron a dirigir la palabra. Se dice que ni el cartero le llevaba el correo a casa. Tan efectiva fue la reacci¨®n (pues Boycott acab¨® emigrando a Inglaterra) que pronto su apellido se convirti¨® en un verbo sin¨®nimo de ostracismo. Desde luego, hay maneras y maneras de pasar a la historia.
Un siglo m¨¢s tarde, en el lenguaje de las relaciones internacionales se est¨¢ poniendo de moda el giro "hacer un Obama" (to do an Obama). Como recordar¨¢n, el presidente Obama suspendi¨® la cumbre con la Uni¨®n Europea como protesta por la ausencia de contenido. Muchos interpretaron el desaire como una muestra de la falta de sensibilidad con Europa de este presidente afro-hawaiano. Algunos incluso se alegraron, esperando que el pescoz¨®n que propin¨® Obama a una dormida Uni¨®n Europea sirviera para que ¨¦sta despertara definitivamente del letargo y se pusiera las pilas multipolares. Cierto que sorprendi¨® el gesto, pero a¨²n m¨¢s el coraje de que alguien se atreviera a decir lo que todo el mundo piensa de las cumbres con la Uni¨®n Europea: que son enormemente aburridas y que la mayor¨ªa de las veces no sirven para nada.
Bueno, para nada exactamente, no. Algunos las encuentran muy ¨²tiles para lograr objetivos, no de pol¨ªtica exterior, sino de pol¨ªtica dom¨¦stica. Pi¨¦nsese en los 10 pa¨ªses latinoamericanos (Brasil desgraciadamente incluido) que a principios de mes amenazaron con cancelar su asistencia a la VI Cumbre Uni¨®n Europea-Am¨¦rica Latina si se invitaba a Porfirio Lobo, el presidente de Honduras. O en la amenaza de Siria y Egipto de no asistir a la cumbre de la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo que se celebrar¨¢ en junio si asiste el ministro de Exteriores israel¨ª, Avigdor Lieberman. Al parecer, en una regi¨®n que es un ejemplo de democracia para el resto del planeta, Porfirio Lobo no tiene las suficientes credenciales democr¨¢ticas para compartir mesa con Ra¨²l Castro o Hugo Ch¨¢vez (que, encima, ni siquiera asistir¨¢n). Y en cuanto a Lieberman, coincido en que sus puntos de vista sit¨²an a Israel m¨¢s cerca de la Sud¨¢frica del apartheid que de un Estado democr¨¢tico al uso. Sin embargo, una vez m¨¢s, el contexto marca la diferencia, pues desde Marruecos hasta Siria no hay un r¨¦gimen ¨¢rabe que pueda dar lecciones de democracia a Israel.
Hablando de lecciones, dos. Una, lo parad¨®jico que resulta que Espa?a, que ha renunciado a todo tipo de condicionalidad pol¨ªtica en sus relaciones con estos pa¨ªses y cree a toda costa en el "di¨¢logo sin condiciones" (constructive engagement) se vea expuesta a las amenazas y presiones precisamente de estos mismos pa¨ªses. Para no ofenderlos, hablamos en bajito y por la puerta de atr¨¢s sobre democracia y derechos humanos, pero ellos nos dan las lecciones en p¨²blico y por megafon¨ªa.
Segunda, peor a¨²n, estas amenazas revelan lo poco que estas cumbres interesan a algunos de nuestros socios mediterr¨¢neos y latinoamericanos, pues si de verdad esperaran algo de ellas no se permitir¨ªan chantajearnos con tanta alegr¨ªa. Aqu¨ª es donde podr¨ªamos "hacer un Obama" y decir: "de acuerdo, si ustedes no quieren venir, no lo hagan. Ya bastante nos cuesta convencer a los otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea de que presten atenci¨®n a Am¨¦rica Latina o al Mediterr¨¢neo". Pero tanto como secretamente nos gustar¨ªa "hacer un Obama", la verdad es que no podemos porque como hicimos en la cumbre del clima de Copenhague, los europeos hemos ense?ado todas nuestras cartas y anunciado todas nuestras concesiones antes de que comiencen estas cumbres. No es manera de jugar al p¨®quer.
Si realmente avanzar en el comercio, las inversiones o la ayuda dependiera de estas cumbres, seguro que no amenazar¨ªan con boicotearlas: v¨¦ase si no lo ocurrido en la reciente cumbre Asia-Pac¨ªfico, que parec¨ªa una feria econ¨®mica y geopol¨ªtica. As¨ª que del actual modelo de cumbres, en el que, como en una monta?a rusa, subes muy lentamente y con mucho esfuerzo para luego despe?arte a toda velocidad, deber¨ªamos pasar a un modelo distinto, donde los que quieran y est¨¦n dispuestos puedan negociar e intercambiarse concesiones sobre la base de sus respectivos intereses. Como ha se?alado Mois¨¦s Na¨ªm, se trata de pasar del multilateralismo al minilateralismo. Lo contrario es perpetuar un modelo m¨¢s cercano al circo que a la diplomacia en el que (la verdad) no se sabe muy bien qui¨¦nes son los leones y qui¨¦nes los domadores.
jitorreblanca@ecfr.eu
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