Una tarea pendiente para el PNV
Las crisis se han convertido en un hecho habitual para los gobiernos. Sean locales, forales, auton¨®micos o estatales. Y aunque su significado est¨¦ relacionado con lo imprevisible y repentino, es raro la semana en la que una sociedad no se enfrenta a un acontecimiento desestabilizador, ya sea de causa natural o pol¨ªtica. Lo estamos viendo con el presunto caso de corrupci¨®n que afecta a cargos del PNV en ?lava imputados por cohecho, tr¨¢fico de influencias y blanqueo de dinero y que ahora, levantado el secreto de sumario, salpica tambi¨¦n al Gobierno de Ibarretxe imputando a dos altos cargos.
En toda la historia de la democracia, jam¨¢s situaciones de estas caracter¨ªsticas hab¨ªan da?ado tanto la imagen de un partido centenario como ¨¦ste y de una formaci¨®n que hasta hace bien poco ha gobernado en Ajuria Enea y mantiene las riendas de las tres diputaciones vascas. Por eso, en las filas jeltzales el nerviosismo ha sido y es evidente a la espera de que se esclarezcan por completo todos los hechos. Algunos de los propios afectados, es verdad, han allanado el camino con sus dimisiones y ha sido el propio Xavier Agirre, sorprendentemente m¨¢s que Urkullu o Gerenabarrena, quien desde el primer momento ha tomado las riendas con apariciones que algunos han calificado de "ejemplares y mod¨¦licas". Pero en el seno del EBB preocupa algo m¨¢s: que a un a?o de las elecciones municipales y forales pasen factura casos como la desaparici¨®n de m¨¢s de 35.000 bonos del ferry Pride of Bilbao comprados por la Diputaci¨®n de Vizcaya en 1995 a la naviera, expedientes como el presunto trato de favor del ex director de la Hacienda guipuzcoana y ex senador del PNV al grupo Glass Costa Este Salou o las presuntas irregularidades en la construcci¨®n del futuro Museo Balenciaga en Getaria y que afectan directamente al ex alcalde jeltzale, Mariano Camio. En el seno del EBB, inquieta eso. Que lo que ahora pueda pasar a un segundo plano despu¨¦s florezca. Que los procesos judiciales, que las posibles comisiones parlamentarias se alarguen en el tiempo y sus finales coincidan con la celebraci¨®n de los comicios en 2011. Y lo m¨¢s importante, preocupa que no se sepa comunicar. Que no se sepa trasladar a la ciudadan¨ªa otra imagen del partido. Que no se pueda quitar de la cabeza a la gente la percepci¨®n de que a la pol¨ªtica se llega con los bolsillos medio vac¨ªos y se sale con cuentas millonarias. Sobre todo cuando las ¨²ltimas encuestas del CIS reflejan un cambio de prioridades en las preocupaciones del ciudadano, relegando a un segundo plano el terrorismo por detr¨¢s de la corrupci¨®n.
La funci¨®n que queda a los 'burukides' es exponer y explicar los hechos
No es un tema balad¨ª. El PNV tiene la mala experiencia del llamado caso J¨¢uregui hace tres a?os en Guip¨²zcoa. El candidato a diputado general, hombre de confianza del presidente del GBB, Joseba Egibar y que tuvo que renunciar 12 d¨ªas despu¨¦s de descubrirse que hab¨ªa cometido irregularidades fiscales con su patrimonio. Lo hizo, dijo, "para sacar del debate la pol¨¦mica por los hechos". Eso s¨ª, antes ver¨ªamos la foto de la Asamblea Nacional mostr¨¢ndole su respaldo y escuchar¨ªamos la frase lapidaria de Ibarretxe: "Quien pierde la cabeza, pierde la carrera". Como as¨ª fue. El PNV pas¨® a ser la segunda fuerza en las Juntas Generales de Guip¨²zcoa y perdi¨® en las elecciones forales de 2007, 51.000 votos respecto a 2003 cuando concurri¨® en coalici¨®n con EA. En Vizcaya m¨¢s de lo mismo, con una fuga de 60.000 papeletas y en ?lava, de 12.000.
Y es que en casos como el que afecta en estos momentos a la imagen del PNV, es cuando la buena comunicaci¨®n se revela una y otra vez como un factor fundamental. Cuando la gesti¨®n informativa adquiere una relevancia propia, puesto que puede contribuir a minimizar el impacto de la crisis o, por el contrario, a generar un nuevo frente de problemas. Por eso, parece que todo gobierno (local, foral, auton¨®mico o central), todo partido deber¨ªa estar preparado -tambi¨¦n desde el punto de vista informativo- para afrontar un caso de corrupci¨®n en sus filas. Y es que la sociedad, que se enfrenta a escenarios novedosos, espera, cuando menos, aliento por parte de sus gobernantes, claridad en las informaciones y eficacia en las medidas que se adopten. La par¨¢lisis, el PNV y Xavier Aguirre lo deben saber, es el mayor enemigo en este tipo de situaciones. No hacer ni decir nada equivale a claudicar. En primer lugar, porque se infunde una gran desconfianza entre los ciudadanos. Tambi¨¦n porque, como se ha constatado, el reconocimiento de la existencia de la crisis es ya el primer paso para su soluci¨®n. Y finalmente, porque el silencio informativo provoca un vac¨ªo que se llenar¨¢ de una manera u otra, no siempre de forma afortunada.
Con escenarios como el de la presunta corrupci¨®n en las filas del PNV en ?lava y salpicado el Gobierno de Ibarretxe, sus l¨ªderes deben tener claro que el eje directriz de su funci¨®n, hasta que se esclarezca judicialmente todo, debe ser el de exponer y explicar los acontecimientos, haciendo entender los matices al mayor n¨²mero posible de personas. Garantizar la transparencia, mantener canales abiertos de informaci¨®n y no ceder a la simplificaci¨®n. No esconderse y confiar en que se ir¨¢ apagando la pol¨¦mica. Porque de situaciones como las que estamos viviendo, los ciudadanos s¨®lo esperan madurez y compromiso de sus dirigentes. Esperan que ¨¦stos no se limiten a defenderse de las acusaciones de partidos como el PP, perdiendo la iniciativa y sembrando una imagen sospechosa o al menos dudosa, respecto a su actuaci¨®n. Porque en pleno siglo XXI, en una sociedad en la que el conocimiento de lo p¨²blico se adquiere a trav¨¦s de la informaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, importa tanto lo que las cosas son como el modo en que se presentan a trav¨¦s de ¨¦stos.
Andoni Orrantia es periodista
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