Un apoyo sin l¨ªmite ni caducidad
Rajoy apoyar¨¢ al valenciano mientras este no se rinda. Est¨¢ dispuesto a respaldarle incluso si le sientan en el banquillo
Ni siquiera los que llevan a?os trabajando con ¨¦l son capaces de intuir lo que est¨¢ pensando Mariano Rajoy. Es casi imposible, explican, llegar a tal nivel de confianza como para que se derrote y confiese qu¨¦ maquina su cabeza. Eso hizo, por ejemplo, que todo el mundo pensara, por sus gestos y sus palabras, que iba a dimitir tras su segunda derrota electoral en 2008. Grave error. Todos los que le tratan habitualmente insisten en que es muy dif¨ªcil entenderle.
Y casi nadie entiende ahora por qu¨¦ ha decidido, de nuevo, exponerse a un lento deterioro de su imagen por su incapacidad para resolver el caso Camps. Es lo mismo que hizo antes con Luis B¨¢rcenas, el ex tesorero. Rajoy permiti¨® que durante un largu¨ªsimo a?o, cada esc¨¢ndalo afectara directamente a su imagen. El propio l¨ªder del PP, en privado, admite el coste de su resistencia a tomar decisiones. Pero no parece dispuesto a cambiar de estrategia.
Rajoy est¨¢ dispuesto a dejar a Camps que llegue hasta donde la presi¨®n le permita. Por ahora, esa presi¨®n no es mucha
Los datos de partida son simples. El PP est¨¢ absolutamente convencido de que gana las elecciones de calle en la Comunidad Valenciana con cualquier candidato. Relevar al president, por tanto, no supone un problema pol¨ªtico, no hay riesgo de derrota. Adem¨¢s, el caso Camps, despu¨¦s de la decisi¨®n del Tribunal Supremo, s¨®lo puede ir a peor, admiten en G¨¦nova. Por si fuera poco, todos los dirigentes nacionales consultados, incluidos algunos que siempre han tenido muy buena relaci¨®n con Camps, coinciden en que le ven muy mal, cada vez peor, incapaz de enfrentarse con argumentos pol¨ªticos a su viacrucis personal. Por la calle G¨¦nova circulan todo tipo de an¨¦cdotas, reales o falsas, que denotan una gran preocupaci¨®n por el estado an¨ªmico del president. Se habla sobre todo de su forma de reaccionar ante las noticias negativas, como el varapalo del Supremo, por unanimidad. Y se comentan con inquietud los mensajes con pasajes b¨ªblicos o referencias a personajes de cuento -como el Juan sin Miedo que utiliz¨® el mi¨¦rcoles- que env¨ªa a otros dirigentes. Algunos temen incluso que est¨¦ afrontando este asunto con criterios no ya pol¨ªticos, sino religiosos -es un hombre de firmes convicciones cristianas-, como si fuera una aut¨¦ntica prueba que tiene que superar. Y entonces, ?por qu¨¦ y para qu¨¦ mantenerlo?
Rajoy, insisten los suyos, ver¨ªa bien que Camps renunciara, pero no ser¨¢ ¨¦l quien se lo pida. Sencillamente, no es su estilo. No es que defienda la actuaci¨®n del valenciano, y en privado muchos le han escuchado decir que "est¨¢ volado", esto es, que la presi¨®n ha podido con ¨¦l y ya no act¨²a con serenidad. Pero a¨²n as¨ª, est¨¢ dispuesto a protegerle hasta el final.
Para algunos, Rajoy est¨¢ devolviendo el favor que Camps le hizo cuando le apoy¨® en los momentos dif¨ªciles, tras la derrota de 2008. Para otros, el valenciano representa el coraz¨®n del proyecto de Rajoy, que se apoy¨® en barones moderados como Camps, Javier Arenas o Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Para otros, tiene que haber alg¨²n motivo m¨¢s oscuro, en especial la financiaci¨®n ilegal del PP valenciano, un asunto delicado del que Rajoy no quiere hablar en p¨²blico pero que preocupa a todos, especialmente ahora que el caso vuelve a Valencia y nadie descarta que se ampl¨ªen los delitos y el juez Flors se haga con la investigaci¨®n que est¨¢ llevando adelante el juez Pedreira, en Madrid.
Lo ¨²nico que parece seguro es que Rajoy est¨¢ dispuesto a permitir a Camps que llegue hasta donde la presi¨®n le deje llegar. En el PP se habla ya incluso de dos posibilidades que demuestran hasta qu¨¦ punto llega el apoyo de Rajoy, que le respalda mucho m¨¢s que algunos de sus compa?eros valencianos, que empiezan a moverse para estar bien colocados cuando caiga. Una posible salida es que el presidente valenciano admita el delito, lo que se conoce como allanarse, para evitar el juicio y pagar la multa que corresponda. Eso implicar¨ªa que Rajoy est¨¢ dispuesto a aceptar que un pol¨ªtico condenado por cohecho impropio, aunque sea admitiendo el delito -eso puede evitar el juicio, no la condena- puede seguir al frente de una comunidad y presentarse a unas elecciones. La otra posibilidad es que se asuma el juicio y la posible condena, ya que ¨¦sta no implicar¨ªa inhabilitaci¨®n.
Cualquiera de esas dos hip¨®tesis parte de la base de que Camps aguantar¨¢ la presi¨®n. En el entorno de Rajoy insisten, en cualquier caso, en que esa presi¨®n est¨¢ siendo much¨ªsimo menor de lo esperado. Aunque siempre presume de su independencia, el l¨ªder del PP, como muchos otros pol¨ªticos, act¨²a en ocasiones en funci¨®n de las portadas de los peri¨®dicos. Y la fortuna -la de Camps- ha querido que la decisi¨®n del Supremo coincidiera con la principal noticia pol¨ªtica de los ¨²ltimos meses: el anuncio de los recortes del Gobierno. Rajoy estaba esperando en su esca?o para preguntar a Zapatero cuando le lleg¨® el mensaje que el Supremo ordenaba procesar a Camps, una noticia que pas¨® a un segundo plano. Los marianistas est¨¢n tambi¨¦n muy sorprendidos porque tampoco han sentido, como s¨ª sucedi¨® con B¨¢rcenas, una enorme presi¨®n de los barones auton¨®micos. A todos les gustar¨ªa que Camps se rindiera, pero nadie lo ha pedido expresamente en p¨²blico. Todos admiten en privado que la situaci¨®n es insostenible, pero cuando Rajoy ha hecho una de sus habituales rondas de sondeo, no ha encontrado la olla a presi¨®n que se esperaba.
?Por qu¨¦? De nuevo, por los medios, sobre todo. Los barones auton¨®micos presionaron con B¨¢rcenas porque estaban hartos de que sus ruedas de prensa para hablar de temas locales acabaran monopolizadas por preguntas sobre el caso G¨¹rtel. Y ahora no est¨¢ pasando. Pero tambi¨¦n hay otro elemento. "Camps no es B¨¢rcenas. Todos creemos que no se ha llevado dinero. Y eso cambia un poco las cosas", sentencia un bar¨®n resumiendo una opini¨®n muy extendida. Es la consigna de Rajoy y de G¨¦nova: "un presidente no se vende por tres trajes". Esto es, el PP asume que Camps minti¨® y sigue mintiendo cuando dice que pag¨® todos los trajes - "?y qui¨¦n no miente hoy en pol¨ªtica?", llega a decir un diputado- pero eso no se considera motivo suficiente para forzarlo a dimitir. De de la financiaci¨®n ilegal, de las comisiones de la visita del Papa, y del enriquecimiento de su amigo del alma ?lvaro P¨¦rez, el Bigotes, el PP sigue sin querer hablar mientras no haya imputados.
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