Wolfgang vuelve a mandar

El debate parlamentario del viernes sobre los 148.000 millones de euros aportados por Alemania a la estabilizaci¨®n del euro fue uno de los m¨¢s ruidosos de los ¨²ltimos a?os. Cuando, en el momento ¨¢lgido de la discusi¨®n, el ministro de Hacienda, Wolfgang Sch?uble, se dirigi¨® a los diputados desde su silla de ruedas, la C¨¢mara tuvo que calmarse y su presidente, subir el volumen del micr¨®fono. Apenas se le o¨ªa. Con 67 a?os, el debilitado ministro est¨¢ en el ojo de un hurac¨¢n pol¨ªtico y monetario de consecuencias imprevisibles para Europa, para Alemania y para su Gobierno.

La crucial votaci¨®n se resolvi¨® a favor de Angela Merkel, que evit¨® por solo siete votos quedar a merced de la oposici¨®n en la aprobaci¨®n del pol¨¦mico fondo. De haber tenido que pasarlo sin la mayor¨ªa absoluta parlamentaria, la coalici¨®n entre democristianos (CDU) y liberales (FDP) habr¨ªa entrado en barrena.

Sch?uble no acudi¨® al Ecofin de mayo por estar en un hospital

Ha chocado con Merkel por detalles del rescate griego y su popularidad sube

As¨ª y todo, el vuelo ser¨¢ todo menos placentero: con el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle (FDP), de capa ca¨ªda y en continua gresca con los democristianos, el copiloto de Merkel es su ministro de Hacienda y antiguo jefe en la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana. Las especulaciones sobre su salud han dado que hablar desde que tuvo que ausentarse de la cumbre del Ecofin el pasado 9 de mayo para ingresar en un hospital belga.

?l reconoce hoy en una entrevista al dominical del Frankfurter Allgemeine que ha "reflexionado sobre su responsabilidad" en el Gobierno, porque "el pa¨ªs s¨®lo puede permitirse por poco tiempo que el ministro no acuda a reuniones importantes". Sch?uble y Merkel insisten en su mejor¨ªa y en que seguir¨¢ llevando la cartera m¨¢s dif¨ªcil del Ejecutivo en lo que resta de legislatura.

Cuando lo nombr¨® ministro de Hacienda de su nuevo Gobierno de coalici¨®n con los liberales en 2009, Merkel opt¨® por un pol¨ªtico duro y curtido en mil batallas, de esa clase cada vez m¨¢s rara que prefiere decir una frase concisa que sonre¨ªr a diestro y siniestro. El halc¨®n Sch?uble ha parado en todas las estaciones pol¨ªticas: ha sido ministro en cuatro Gobiernos federales, jefe de la canciller¨ªa de Helmut Kohl y tambi¨¦n su heredero en la direcci¨®n de la CDU. En 1990, un enfermo mental lo tirote¨® en un acto electoral cerca de Friburgo, donde Sch?uble naci¨® en 1942. Uno de los tres disparos lo postr¨® para siempre en una silla de ruedas.

Con su catedral g¨®tica de arenisca bermeja, Friburgo es un foco cat¨®lico, pero Sch?uble creci¨® en una regi¨®n de la Selva Negra donde la Reforma tuvo mayor ¨¦xito. ?l destaca la importancia en su vida de la fe cristiana evang¨¦lica. No se le puede negar una ¨¦tica del trabajo implacable y, en el sentido que le daba el fil¨®sofo Max Weber, luterana.

Durante la presentaci¨®n de su nuevo Gabinete en octubre, un periodista holand¨¦s pregunt¨® a Merkel c¨®mo pod¨ªa confiar Hacienda a "alguien que reconoci¨® ante el Bundestag que olvid¨® que un traficante de armas le hab¨ªa entregado 100.000 marcos" (unos 50.000 euros). Merkel, visiblemente contrariada, se fue por la tangente. Pero hace 10 a?os, su implicaci¨®n en aquel opaco esc¨¢ndalo de financiaci¨®n ilegal de la CDU le cost¨® a Sch?uble la jefatura del partido y le sirvi¨® a ella como trampol¨ªn al poder. La ca¨ªda de Sch?uble, designado por Helmut Kohl como delf¨ªn, fue el ascenso de Merkel. Ahora, ¨¦l brega con la crisis europea y con las cr¨ªticas liberales en el Gobierno.

Sch?uble representa en el Gabinete el legado europe¨ªsta de Kohl. Cuando muchos medios pintaban a una Merkel que defend¨ªa los intereses financieros alemanes ante los pedig¨¹e?os del sur, Sch?uble se encargaba de enviar las se?ales de apoyo al euro y al rescate griego. Tras la dram¨¢tica petici¨®n de ayuda de Atenas a finales de abril, Merkel parec¨ªa tener el pie pegado al freno. Mientras, Sch?uble anunciaba ayudas antes del 19 de mayo. Hab¨ªa tenido que dar su brazo a torcer ante Merkel respecto a la implicaci¨®n del Fondo Monetario Internacional, que ¨¦l rechazaba. No expres¨® p¨²blicamente su disgusto.

Los alemanes parecen reconocer su actuaci¨®n: el bar¨®metro pol¨ªtico del canal p¨²blico ZDF muestra un descenso de la popularidad de la canciller, mientras que la de Sch?uble aumenta y casi la alcanza.

Pero ha llegado la hora de sacar la tijera en el mastod¨®ntico edificio de Hacienda, construido por el gerifalte nazi Hermann G?ring como sede de su ministerio del Aire en 1935. La Ley Fundamental alemana incluye un ancla al endeudamiento p¨²blico, que Sch?uble aplicar¨¢ ahora. Ya se ha desatado un agrio debate con amigos y con enemigos sobre los recortes que reducir¨¢n un d¨¦ficit disparado por las medidas de reactivaci¨®n econ¨®mica. Del 5,5% al 3% del producto interior bruto hasta 2013.

Tras imponer el ahorro a Europa, Alemania reducir¨¢ su presupuesto en 10.000 millones de euros anuales hasta 2016. Es una de las causas de sus roces en el Gobierno con unos liberales que, hundidos en un abismo demosc¨®pico al aguarse sus promesas de rebajas fiscales, han hecho de ¨¦l su enemigo predilecto. Sch?uble dice hoy que su relaci¨®n con Merkel "no es estrecha en lo personal, pero s¨ª de mutua confianza". Les har¨¢ falta.