La hora de la verdad
Zapatero se encontr¨® con su "hora de la verdad". A cada uno le llega de un modo diferente, si los que somos pesimistas hubi¨¦semos estado en el Gobierno habr¨ªamos vivido los dos ¨²ltimos a?os, en especial los ¨²ltimos meses, con la sospecha de que no ser¨ªa posible una pol¨ªtica de izquierda, pero Zapatero, como no es pesimista, lo ha seguido intentando hasta que afront¨® ese momento mortal.
Es verdaderamente mortal, pues muere un pol¨ªtico, el que ten¨ªa un proyecto laico de modernizaci¨®n social pero basado en un programa socialdem¨®crata, distribuir renta y oportunidades. En este momento ha fracasado. Sus ¨¦xitos anteriores son tan verdaderos, aunque no se los reconozcan, son tan realidad como este fracaso de ahora. Con Zapatero estuvieron reiteradamente muchos millones de personas que, a pesar de todo lo que se escribi¨® y dijo de ¨¦l, le votaron. Y ¨¦sa es la fuente del poder democr¨¢tico. Fue atacado de forma personal desde el primer d¨ªa por la derecha que nunca reconoci¨® ni las propias derrotas ni los gobiernos salidos de los parlamentos elegidos. Pero, a diferencia de Gonz¨¢lez o Aznar, tambi¨¦n fue combatido desde la retaguardia por intelectuales de una generaci¨®n que se identificaron con la ¨¦poca de la Transici¨®n y con la de Gonz¨¢lez y que ante la nueva ¨¦poca pol¨ªtica dijeron "no era esto, no era esto. Antes s¨ª que molaba".
Al contrario de Zapatero, N¨²?ez Feij¨®o a¨²n no ha afrontado la situaci¨®n que vivimos
A Zapatero, a diferencia de otros presidentes, se le regate¨® o neg¨® todo, su cultura, su inteligencia, su decencia personal, el ser de izquierdas, el ser buen espa?ol y hasta el t¨ªtulo universitario, pero aun as¨ª gobern¨® a?os de crecimiento econ¨®mico y legisl¨® derechos democr¨¢ticos y sociales que no nos atrev¨ªamos a so?ar la mayor¨ªa. A su modo, con sus errores y aciertos, se puede decir que estos a?os pasados vivi¨® su infancia y su adolescencia como gobernante. Es ahora cuando entr¨® en la madurez y para vivir la vida adulta tuvo que morir antes. Qui¨¦ralo ¨¦l o no lo quiera, ahora es otro: ZP ha muerto en alg¨²n momento de estos ¨²ltimos meses. Quiz¨¢ expir¨® definitivamente entre el d¨ªa 7 de mayo, cuando la campa?a de la prensa brit¨¢nica y norteamericana combinada con dos rumores sucesivos a lo largo del d¨ªa arruinaron el cr¨¦dito del Estado, y la madrugada del 10, cuando la Uni¨®n Europea tuvo que defenderse y transformarse en una uni¨®n no s¨®lo monetaria sino tambi¨¦n financiera. El que ocupa ahora la presidencia del Gobierno es otra persona, cuando vayan pasando los meses veremos qu¨¦ clase de pol¨ªtico es este nuevo presidente. Por ahora parece que se someti¨® a las leyes terribles de la realidad financiera, veremos por d¨®nde acaba saliendo.
La pol¨ªtica del Gobierno ha cambiado porque afronta la realidad. Bien o mal, pero la afronta. Si no hubiesen cambiado de un modo u otro tras el disloque de esos tres d¨ªas de mayo es que o estaban locos o es que no gobernaban. En este trance en que estamos quien gobierne tiene que cambiar su pol¨ªtica y transformarse el propio gobernante. Tambi¨¦n aqu¨ª lo necesitamos.
N¨²?ez Feij¨®o a¨²n no afronta la situaci¨®n que vivimos. El ¨²nico acto creativo de su pol¨ªtica fue abanderar la fusi¨®n de las dos cajas de ahorro gallegas, pero eso no naci¨® de su programa de gobierno sino de algo que puso sobre la mesa el Gobierno y el Banco de Espa?a. El resto de su gobernanza consisti¨® en vez de crear en destruir, entregar lo p¨²blico, lo de todos, a particulares. Sean los espacios naturales, la sanidad, los servicios p¨²blicos... Siempre desmontando el patrimonio p¨²blico. Su Gobierno naci¨® ya agotado, sin programa creativo, no puede ser que afrontemos desde aqu¨ª una crisis econ¨®mica tan seria sin una Xunta con aliento.
Le est¨¢ faltando la capacidad de liderazgo que pide un momento as¨ª. No consigue salir de una posici¨®n a la defensiva en un tema como es nuestra lengua, incapaz de abandonar esa pol¨ªtica de continuos palos en la rueda del gallego, peque?as y mezquinas trampas para desobedecer el mandato constitucional y estatutario de proteger y normalizar la lengua. Esa actitud tan empeque?ecedora es lo contrario de la capacidad de liderar, que es unir socialmente en un af¨¢n com¨²n. Necesitamos que Feij¨®o deje de ser ese bar¨®n que anda por Madrid y se asiente de una vez aqu¨ª entre nosotros. Entre todos, los suyos y los que no son suyos pero que tienen derecho a tener un presidente de todos. Y que, olvidados los afanes por posicionarse all¨ª y de cara a suceder a Rajoy, asuma la presidencia de los gallegos con altura de miras hist¨®rica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.